Capítulo 6

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El chico puso sus cosas en un rincón mientras la chica miraba alrededor de la pequeña habitación. Había una cama desordenada con sábanas muy sucias manchadas de lo que parecía ser mugre de hace días o eso quería pensar, ya que el olor indicaba algo mucho peor, también había una mesa con una lámpara, algunas mochilas colgadas en la pared y contrario a lo que esperaba, no había ventana u orificio capaz de dejar salir el olor pútrido que desprendía el lugar.

– Sacaré mis cosas para que puedan acomodar las suyas – El hombre entró a la habitación y el espacio se sintió demasiado reducido para aquella chica que no paraba de pensar en que ese sería su futuro, vivir en una asquerosa cabaña con un drogadicto alcohólico y un psicópata obsesionado con ella.

La chica se tomó su tiempo para reorganizar la habitación a petición del chico. Cambió las sábanas por otras y aunque éstas estaban limpias, no podía ocultar el olor desagradable que desprendía el colchón. No había mucho que hacer para arreglar un lugar tan desastroso como ese.

El chico pasó la noche en la misma cama que la chica, pero sin tocarle ni un pelo, durmió cerca de la orilla dándole la espalda, contrario a lo que ella creía, pues estaba aterrada pensando en lo que podría ocurrir si dormía en la misma cama que ese chico loco y obsesionado... Por esa noche se mantuvo a salvo.

A la mañana siguiente, el chico le pidió a la chica preparar el desayuno para los tres. Esa sería la primera vez que probaría la comida de su esposa, su mujer, su todo, pero una vez más, la chica se atrevió a decepcionarlo.

– Ja... Jamás había cocinado – La chica habló con miedo al ver que la expresión del chico comenzaba oscurecerse

– Debes esforzarte al menos un poco si haces de comer para tu hombre, pero, ¡¿Qué es esta porquería?! – El chico enojado tiró los platos de la mesa – ¡Ve a la habitación!

– Amigo, no es para tanto – El hombre intervino sin saber que empeoraría las cosas

– ¡No te metas! Esto es entre mi mujer y yo – Nuevamente se dirigió a su chica – ¡Te dije que fueras a la habitación! ¡AHORA!

La chica no pudo contener las lágrimas ocasionadas por el miedo, así que corrió entre sollozos a la habitación. El chico cerró con llave la puerta avisándole que no le daría comida hasta que se disculpara correctamente como debía hacerlo.

– ¿No crees que es demasiado? Esta asustada y además, ¿Por qué la encierras? ¿Acaso crees que es una niña? ¿Crees que es tu hija?

El hombre volvió a intervenir, pero al ver que su amigo se hizo de oídos sordos, decidió irse de la cabaña para despejar su mente.

No comprendía la actitud del chico hacia su novia si decía quererla, pero bueno, no es algo que todo el mundo pudiera comprender, un amor desenfrenado y sin barreras a veces puede ser confundido con maltrato, pero no es así, el chico solo le está enseñando a su chica cómo debe tratarlo ahora que es su marido, ¿Cómo podría dejar pasar algo tan grave? Su comida apesta y aun así la puso en la mesa para que él la comiera, ella es la culpable y merece una reprimenda.

El hombre no sabe nada, por eso opina de esa forma, no conoce el amor infinito que tiene el chico hacia su chica, él jamás le haría daño, pero siempre será así "Los que menos saben, son los que más abren la boca".

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