Capítulo 12

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– No te preocupes, no está muerto. Al menos no todavía – Mencionó el chico después de notar la reacción de su amada

El chico se levantó luego de revisar el pulso de su amigo tirado en el suelo, para seguido acercarse a su chica quien con la luz encendida se veía notoriamente golpeada. Su rostro sangraba por varias heridas en el labio, mejilla y frente; sus brazos tenían moretones como resultado de las patadas y ni imaginar como tendría el abdomen, ya que fue la parte de su cuerpo que más golpes recibió.

La chica continuaba retrocediendo mientras él sonreía. Le empezaba a gustar ver esa expresión de miedo en ella, pues para él era... Jactante.

– Él... Él era... Tú amigo... – La chica difícilmente expresó lo que tenía en su mente

– No, era un imbécil. Me cobraba demasiado por esa asquerosa habitación – Sin sentimiento alguno, el chico habló demostrando la poca importancia que le daba a su acto reciente – Entra a la habitación y no hagas que te lo repita. Como logras ves, tengo cosas que hacer aquí

Al chico parecía divertirle mucho la situación en la que se encontraba. Esa sonrisa que marcó en su rostro con la primera bofetada hacia la mujer que supuestamente amaba, no la había borrado ni siquiera en el momento en que provocó una laguna de sangre en la cabeza de su amigo. La chica obedeció la orden con una frase revoloteando en su mente "¡Es un psicópata!"

El chico colocó el seguro en la puerta para asegurarse de que su novia no saliera de la habitación, luego, arrastró el cuerpo del hombre hasta el baño. Allí lo ató de manos y pies para cuando despertara, seguido a esto se preparó un bocadillo, tanto ajetreo le provocó un hambre voraz.

No había mucho en la cocina, pero al menos pudo comer un emparedado decente con el pan añejo que el drogadicto tenía en su cocina y el pollo frito que había guardado el chico de su última compra. Tiempo después, se le ocurrió que debía probar algo mejor a lo que considerar postre.

El chico entró a la habitación donde dormía la mujer que le daba una luz de felicidad en su obscura vida. Sus intenciones no eran las mejores, él lo comprendía, pero quien había causado toda la situación fue ella, así que no tenía derecho a quejarse.

Él posó su mano sobre la cintura de la chica y fue bajando hasta su glúteo para estrujarlo con fuerza. Ella se sorprendió tanto que reaccionó al instante dándose vuelta y sentándose rápidamente en la cama, quedó frente a frente con aquel chico que la miraba con deseo.

– Quería hacer esto correctamente... – El chico tomó una de las tiras de la blusa que traía puesta su amada y la deslizó sobre su hombro dejándolo al descubierto – Pero lo arruinaste por completo – Tomó la otra tira de la blusa e hizo lo mismo – El juego ha cambiado, así que te explicaré las nuevas reglas. En este momento, tendremos sexo.

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