Capítulo 14

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El chico terminó su gozo así que se detuvo, tomó su pene y lo sacó de la vagina de su amada para luego acostarse a su lado mientras ella soltaba lágrimas descomunalmente y a pesar de todo, no dejaba salir ni un sonido. Quizá tenía miedo a que el chico la golpeara o tal vez ya había caído en cuenta de que no serviría de nada lo que dijese, pues lo peor, ya le había ocurrido.

– Eso fue increíble – Suspiraba el chico de forma muy relajada y a la vez con la respiración agitada – Iré a bañarme cariño, luego te bañarás tú, ¿De acuerdo? – El chico se sostuvo con su codo para darle un beso a la chica en la frente, luego se levantó y salió de la habitación.

La chica oía el agua caer en la misma posición en que la había dejado su perpetrador, boca arriba y desnuda sobre la cama. Escuchaba como el chico tarareaba en el baño causando en ella más rabia y dolor, sentía como su pecho se oprimía y su corazón se manifestaba con punzadas eléctricas. Aún en esa situación, se podía decir que el cerebro y el corazón tienen ideas diferentes, pues cuando su corazón quería salirse del pecho, su cerebro quería encontrar una manera de morir.

El chico regresó bañado y feliz, con una sonrisa le informó a su chica que ya podía ducharse. La chica salió de la habitación y a un lado de la puerta pudo ver al hombre inconsciente tirado en el suelo – Probablemente ese lunático lo arrastró hasta ahí – Pensó la chica intentando distraerse. Entró al baño y abrió la llave para dejar al agua caer sobre su cuerpo recién golpeado y violado. El agua estaba fría, pero su cuerpo no alcanzó a percibirlo, no es seguro si fue por la cantidad de golpes que tenía en todo el cuerpo o por la distracción de su mente que no podía dejar de pensar en el momento en el que le arrebataron lo más preciado que había conservado hasta ese día, el día en que quiso morir tanto que planeó suicidarse, pero no tuvo el valor de llevarlo a cabo. La chica se sentía sucia y un simple baño no haría que el asco que sentía hacia si misma desapareciera de la nada, esa marca duraría en ella por siempre.

El chico salió de la habitación notando a primera vista que el hombre se movía. Este recién despertaba y se encontraba endeble, sus manos y pies atados lo confundieron, no sabía qué había sucedido o al menos no lo entendía. El hombre con sus ojos entrecerrados intentaba recuperar la conciencia por completo, todo lo que escuchaba para él era un molesto eco en sus oídos. Su vista era un poco borrosa, pero alcanzó a reconocer al chico frente a él que lo miraba desde el sillón sentado con sus piernas cruzadas, mantenía una expresión neutra, relajado, sin decir una palabra, pero con la mirada fija hacia el hombre.

El chico apagó la televisión y sin apuro caminó hacia el hombre.

– ¿Por qué me golpeaste? ... ¿Estás loco? ... ¿Qué demonios te pasa? – El hombre balbuceaba preguntas sin respuesta, ya que el chico se acercaba pero no hablaba – ¿Qué vas a hacer? ... ¿Qué le hiciste a esa chica? ... Ella no es tu novia, ¿Verdad? – El hombre lanzó su acusación impactando tanto al chico que este se detuvo y lo miró sin siquiera intentar esconder su irritación

– ¿Qué dijiste? – Preguntó el chico

– No tienes por qué negarlo, es demasiado obvio – Respondió el hombre

– Y según tú, ¿Qué es lo obvio aquí? Nosotros somos una pareja que se ama y cuida entre sí. Si vas a decir cosas como esa, entonces será mejor que no digas nada, porque podrían generarse situaciones que te pondrían en desventaja, situaciones que te harían daño. No te pongas en peligro a ti mismo, tómalo como un consejo, porque... No sé, tal vez, la próxima vez no tengas tanta suerte y te golpeen con algo más que una simple botella

– Qué gran error fue dejarte entrar a mi casa, creí que éramos amigos, por eso dejé que te quedaras aquí con esa chica. Dormí en el sillón, esta es mi casa, pero me trate a mí mismo como el maldito huésped y todo porque quería ayudarte amigo, ¿y así es cómo me lo pagas? ¡¿Acaso vas a matarme, maldito Judas?!

– Ay, por favor – El chico soltó una pequeña risa, luego, caminó hasta el hombre quedando frente a él observándolo desde arriba, ahí, tirado en el suelo con sus manos atadas a la espalda, forcejeando para intentar desatarse las mismas y con ira en su mirada, seguido de esto el chico de la nada paró de sonreír y mantuvo su expresión seria – Nadie te cree tu discurso del "Mejor amigo" – El chico utilizó sus dedos para simular las comillas en el aire y poder mostrar el sarcasmo en su oración – Acéptalo de una vez, lo hiciste por dinero. Eres un sucio drogadicto, un repugnante desecho humano que se mudó en medio de la nada porque su papi lo descubrió metiéndose polvitos mágicos por la nariz – El chico sonrió maliciosamente – Eres tan repugnante que incluso tu familia te dio la espalda y por eso necesitabas el dinero que yo te ofrecí, no sobrevivirías mucho sin meterte tus dulcecitos, ¿No es así? Estabas mendigando dinero y esa es la verdadera razón por la que me dejaste quedar aquí, no fue porque soy tu supuesto "amigo" – El chico miraba en los ojos del hombre melancolía y abatimiento, fue imposible detener su sonrisa, pues parecía divertirse mucho con lo que hacía – ¿Sabes cómo sé eso? – El chico no paró de reír y entre carcajadas dijo – Porque soy tu amigo, los amigos lo saben todo!!

NO SONRIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora