Capítulo 15

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La chica abrió la puerta del baño al concluir su ducha, traía puesta una toalla que cubría su cuerpo y otra que secaba su cabello en forma de turbante. Al salir vio al chico riendo a carcajadas de pie junto al hombre atado que lo miraba con odio y desprecio. Cuando ambos notaron su presencia, voltearon a verla.

— ¿Qué haces ahí parada? — Preguntó el chico de forma amenazante

La chica corrió hacia la habitación después de escuchar el tono hostil con el que el chico le habló. Sin penarlo entró y se encerró a sí misma, pero antes alcanzó a escuchar la pregunta que el chico le hacía al hombre.

— ¿Cuántos años tienes? ¿25? ¿30? Las drogas pudrieron tu cuerpo, pero no creo que seas mayor que yo... ¿Mmm? ¿Por qué no respondes? — El chico sonrió — ¿Tienes miedo?

— No te incumbe, imbécil

El chico se arrodillo apoyándose sobre una de sus rodillas. Luego, acercó su rostro al del hombre.

— Lo que quiero, es que pienses dos veces antes de actuar imprudentemente frente a mí y más si estás atado. Tienes todas las de perder, pero no te comportas como es debido — El chico se sentó en el suelo con las piernas cruzadas frente al hombre y suspiró — Mi chica es hermosa y sexy, ¿No es cierto? — Habló el chico con tono serio — Pero, aunque sea hermosa, sexy e irresistible, es mía. Así que, si quieres cumplir un año más de vida, será mejor que no vuelvas a ser un depravado con lo que es mío — El chico tomó el cabello del hombre y lo haló hacia atrás, seguido de esto acercó su rostro al de él y habló con rabia entre sus dientes — Si te atreves a mirar a mi chica de esa forma una vez más, te sacaré los ojos y se los daré de comer a tu madre, ¡¿Me escuchaste?!

El hombre escupió en el rostro del chico aprovechando que se había acercado. El chico se limpió serenamente y se alejó de él, luego, se puso de pie y caminó hacia la cocina tardando un poco en regresar. Mientras tanto la chica terminaba de ponerse su ropa, así que se acercó a la puerta e inclinándose a ella apoyó sus orejas para intentar escuchar lo que sucedía.

El chico regresó con las manos escondidas en la espalda.

— Vi esto en el mercado y pensé en ti, así que lo compré — El chico se mantuvo atrás del hombre, éste volteó a verlo, pero luego regresó su vista al frente intentando ignorarlo — Es tan maravilloso que me molesta tener que ensuciarlo

El hombre no comprendía lo que el chico decía, así que volteó a verlo nuevamente, pero este seguía manteniendo las manos escondidas en su espalda.

— ¿Tienes curiosidad? — Preguntó el chico

— Vete al demonio — Susurró el hombre dándole la espalda

— ¿Alguna vez has visto un cuchillo deshuesador? — El chico exhaló consumido por el sentimiento — Hasta el nombre es hermoso

— ¿Qué? ¿Vas a matarme? No te tengo miedo hijo de puta — El hombre permaneció firme sin mirar al chico quien empezaba a sacar sus manos de la espalda

— ¿Por qué no aceptaste mi consejo? Te dije que ser imprudente no te llevaría a nada bueno — El chico se arrodilló detrás del hombre y extendió su brazo hasta mostrarle el cuchillo frente a su cara — ¿No es hermoso? Me pregunto por qué pensé en ti cuando lo compré — El chico habló entre risas — Tal vez predije este momento

El chico rio y haló el cabello del hombre obligando a su cabeza inclinarse hasta atrás para reposar en su hombro.

El chico mantenía una expresión espeluznante, sus ojos abiertos y sonrisa de oreja a oreja, hacían permitida la comparación en la que un niño quita el empaque de un dulce para comerlo. Este era el momento en el que el chico quitaría el empaque o dicho de mejor forma lo "abriría" literalmente.

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