Capítulo 7

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Después de cuatro horas encerrada en la habitación maloliente y en la que con esfuerzo se lograba respirar correctamente, la chica se sentó sobre la cama abrazando sus rodillas mientras miraba hacia el suelo con una expresión de vacío en su rostro.

Luego de estas cuatro horas, el chico abrió la puerta con una gran sonrisa en su rostro – ¿Cómo puede sonreír así? – Pensó la chica mientras lo observaba desde la cama. El chico se le acercó y tomó su rostro con ambas manos.

– ¿Sabes por qué te encerré? – El chico preguntó sin desviar la mirada de los bellos ojos de su dama prisionera

– Porque... No pude cocinar bien – La chica intentaba ser fuerte, pero sus ojos no podían contener las lágrimas

– No llores por favor, te perdono – El chico pasó su mano sobre la mejilla de su novia limpiando sus lágrimas – Te diste cuenta de que tus acciones no estuvieron bien, así que, estoy en lo correcto si pienso que no lo volverás a hacer, ¿Verdad? – La chica se mantuvo en silencio – ¿Verdad? – Repitió el chico con un tono más serio

– Si... No volverá a suceder

El chico sonrió con la respuesta de su amada, provocando que este se acercara y le otorgara un beso en la frente. Seguido de esto, se alejó y la invitó a almorzar.

– Compré comida deliciosa para levantarte el ánimo, ven, comamos juntos – El chico ofreció su mano y aún con el miedo que sentía, la chica se obligó a tomarla para ponerse de pie y acompañarlo.

Ambos comieron lo que el chico había comprado ya que prefirieron no esperar, puesto que el hombre aún no había regresado y para su amigo esto no era importante. Lo más probable era que llegara al día siguiente o tarde por la noche, pues al ser cercano a él, el chico sabía acerca de sus vicios y por lo mismo, estaba seguro de que el hombre una vez que salía de casa tardaría mucho tiempo en regresar – Esto siempre sucede con los drogadictos – Conversaba el chico en el comedor – Esperarlos para comer es una pérdida de tiempo.

Después de almorzar, ambos se sentaron en el sillón frente a la televisión para ver algunos de los programas que transmitían en esos momentos – "¡Que aburrido!" – No paraba de pensar el chico; contrario a él, la chica parecía muy entretenida.

Cualquiera pensaría que es por el tiempo que ha pasado encerrada, que es una pequeña distracción que aprovechaba para dejar de pensar en lo que sucedía, cualquiera lo pensaría, menos el chico quien tenía razón.

– ¿Qué es lo que ves exactamente? – Preguntó el chico sin mirar a la mujer sentada a su lado, solo mantenía su vista fija hacia la televisión

– ¿Ah? ¿A qué te refieres? – La chica respondió nerviosa. Era tan grande el miedo que sentía hacia aquel chico que unas cuantas palabras eran suficientes para asustarla , lo cual actuó a su desventaja

– ¿Por qué estás tan nerviosa? ¿Eh? ¡¿Acaso estás viendo a ese tipo?! – El chico levantó la voz con una mirada de furia que la consumió en llamas

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