Capítulo 22 - FINAL

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El oficial apuntaba a la cabeza, después del primer garrotazo con fuerza, se descontroló, continuó golpeandolo como si su intención fuera romper el cráneo del chico.

La sangre se pegaba al garrote y saltaba cuando el bastón subía para tomar impulso y así dar el siguiente golpe con más fuerza.

La cabeza del chico asemejaba una fuente, su sangre chisporroteaba con cada golpe y fluía como si fuese agua. El oficial lo golpeó hasta que su brazo no pudo más. Sintió el cansancio que acabó por detenerlo, pero ya no importa, pues el trabajo había finalizado. Después de calmar sus emociones, el oficial salió de la cabaña y se dirigió a la patrulla.

El chico quedó tirado en el suelo con la cabeza abierta y sesos por todo el alrededor de su cuerpo, la sangre continuaba saliendo y esparciéndose por el lugar, el rostro del chico quedó completamente desfigurado y aquella sonrisa se borró de su rostro, totalmente.

El chico quien había entregado su vida por amor, murió justo después de que su novia escapara con otro hombre. No merecía morir así, pero al menos sabía que no lo olvidarían fácilmente y eso le permitió irse en paz.

La chica se resguardó en la patrulla, imaginó las peores situaciones, incluso planeó huir de allí, pero no sabía conducir, correr tampoco era la solución, de igual forma moriría, tenía muchos golpes que necesitaban tratamiento y huir no la ayudaría a sobrevivir, lo único que le quedaba a la chica era rogar para que el oficial volviera con vida.

Después de una larga espera, la chica vio una luz que se aproximaba — Quizá la linterna de un celular — Pensaba ella, pero se negaba a averiguarlo, nada le aseguraba que no fuese el chico quien se acercaba a buscarla. De pronto, la luz tocó la ventana del auto y unos leves golpes contra la misma le dieron la confianza de mirar, si fuese el chico entraría a la fuerza y no se tomaría la molestia de tocar.

La chica acercó un poco su cabeza a la ventana y vio de pie al oficial que la saludaba, ella al verlo, suspiró y se relajó. Ahora todo estaría bien, volvería a su casa, comería y dormiría como lo había deseado sin tener que soportar maltratos ni torturas. Todo por fin se arreglaría y volvería a la normalidad.

El oficial abrió la puerta y entró a la patrulla sentándose en el asiento del conductor. La chica desde el asiento de atrás, tímida, nerviosa y un poco paralizada por la situación anterior en la que casi moría, preguntó:

— ¿Qué pasó con él?

— No te preocupes, no volverás a verlo — Respondió el oficial, dándose la vuelta para observarla — Lamento que hayas tenido que pasar por todo eso, ese chico no tenía respeto alguno por la belleza

— Gra... Gracias — Respondió la chica tomando sus palabras como un halago — ¿Podemos irnos a casa? Por favor... No soporto estar más en este lugar

— Por supuesto

El oficial encendió su auto y comenzó a conducir, pasó algún tiempo hasta que la chica logró ver carretera, hace mucho que no la veía y se conmovió tanto.

— Pasaste mucho tiempo encerrada, ¿No es así? — Pregunto el oficial al verla por el espejo retrovisor central

— ¿Ah? ... Sí — La chica respondió un poco tímida

— ¿Sabías que a ese chico le gustaba que lo trataran como si fuese un animal? — Preguntó el oficial mirando hacia el frente. La chica no respondió, así que él continuó hablando — Yo lo compararía con un león, debió haber sido muy mandón creyéndose el rey de la casa, ¿No? — El oficial reía y la chica callaba, las preguntas que este le hacía la incomodaban un poco, su único anhelo era llegar a su casa de una vez por todas, luego, el oficial suspiró — Me caía bien, era un hijo de puta, pero me caía bien, creo que es porque ambos somos leones o al menos si fuésemos animales de verdad — El oficial reía con sus propias palabras, pero la chica no entendía ni le hacía gracia

De pronto, de la nada y sin avisar, el oficial detuvo el auto y se mantuvo fijo hacia el frente. La chica no sabía la razón por la que se detuvo, así que estaba muy confundida.

— ¿Sabes cuál es la mejor parte de derrotar a un león? — Él se dio media vuelta para verla y anunció. — El león vencedor, se queda con la presa — El oficial sonrió

FIN

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