El chico la miraba con sus ojos llenos de odio. Ella se atrevió a traicionarlo de nuevo, aún después de todas las veces que la había perdonado y quizá ese era el problema, perdonar una vez, es permitir dos traiciones más.
La cordura del chico salió a pasear, su mente quedó en blanco, lo único en lo que podía pensar era en ella y en el castigo que debía darle, un castigo que le enseñara de una vez por todas que ella no tenía el derecho de salir, de tomar decisiones o de siquiera rebelársele.
Ella era lo más importante para él, pero debía conocer su lugar y lo que acababa de hacer sobrepasaba por mucho los límites que el chico podía soportar, ¿Qué pasaría si él no hubiese llegado a tiempo? Posiblemente el chico no la hubiera vuelto a ver, es por ello que debía encargarse de que esa situación no volviese a suceder nunca más.
– Ni siquiera te preguntaré qué haces aquí a estas horas, porque es obvio que intentabas huir, tampoco te pediré que te disculpes, porque son palabras vacías ¡FALSAS! Igual que tú – El chico alterado empezó a acercarse lentamente, paso a paso, haciendo que la chica se arrastrara para retroceder – Sabes, empiezo a arrepentirme de haberme fijado en una zorra como tú, ¿Por qué te acercaste a mí? ¿Eh? ¿Qué es lo que querías? ¿Un hombre más bajo tus encantos? ¿Eso fue, zorra?
La chica empezaba a rendirse, se sentía perdida, para ella ya no habrían más oportunidades, ¿Qué es lo que le quedaba ahora? El rostro del chico le mostraba que no dejaría pasar ese intento de fuga y ante su paranoia, notaba lo muy enojado que se encontraba, ya no había nada que pudiera hacer, ni siquiera podía correr, sabía que sería inútil hacerlo, ya no podía escapar, solo podía hacer una cosa y era enfrentarlo.
– ¡Yo nunca me acerqué a ti! – La chica gritó con su voz temblorosa – Yo nunca quise estar contigo, tú me secuestraste ¡porque estás loco!
El chico detuvo su caminar ante las duras palabras de su amada. Quedó observándola sin expresión alguna, vacío, su rostro no expresaba absolutamente nada, ¿Cómo saber lo que pasaría después si no reaccionaba?
– Si no me querías a tu lado, entonces ¿Por qué me aceptaste? Te dije que me gustabas y tú me sonreíste – El chico habló con calma, cada una de sus palabras contenía serenidad, lo que de alguna forma, asustaba más a la chica
– Eso... Eso... – La chica intentaba hablar, pero se le hacía difícil – Eso no es cierto... Yo... Te rechacé
– ¿Qué? – El chico por fin había reaccionado. Su palabra contenía un alto grado de asombro, al parecer no se esperaba esa declaración
– Yo... Ese día... – La chica respiró hondo, limpió sus lágrimas y como por arte de magia su valentía subió alejando el miedo – Ese día te dije que no sentía nada por ti, pero no me escuchaste, malinterpretaste todo y pensaste lo que quisiste. Tú nunca me gustaste, ni siquiera te conozco, solo te ví un par de veces camino a mi universidad, no sé si eres un estudiante de allí, no sé si tienes un trabajo, no sé cuántos años tienes, ni siquiera sé tu nombre, no sé nada de ti. Lo único que sé y de lo que puedo estar segura es de que estás loco, te obsesionaste conmigo y me trajiste aquí a la fuerza, ¿Qué esperabas? ¿Una familia feliz? Eso jamás va a pasar, tú y yo, nunca seremos más que un secuestrador y su víctima
– Pero... yo... recuerdo que me sonreíste – El chico hablaba agitado y decepcionado, no alcanzaba a procesar todo lo que le había dicho la chica. Su mundo se había caído y roto en mil pedazos, pero lo que más le dolía, era que quien lo había destruido era la mujer que lo mantenía con vida, aquella quien le había construido un mundo en el que pudiera estar, aquella quien ahora, lo dejaba sin nada, ¿Acaso todo estaba en su cabeza? La felicidad que sintió todo ese tiempo fue producto de su imaginación?
– ¿Eso fue lo que causó esta confusión? – La chica alargó su sonrisa de medio lado en forma sarcástica – Solo lo hice para que no te sintieras mal, intentaba ser amable contigo, pero parece que fue un error muy grave
El chico la vio sonreír de nuevo, pero esta vez su sonrisa era distinta, se veía diferente, quizá por las palabras que acompañaban esa bella expresión que aún lo cautivaba, esa sonrisa...
Era demasiado, se estaba burlando de él. No podía soportarlo, así que enloqueció cayendo en una conclusión... Si no quería sentir amor por él, la haría sentir miedo, era preferible a que no sintiera nada al verlo.
– En realidad, acabas de cometer un error mucho más grave en este momento – Empezó a avanzar hacia la chica hasta arrodillarse sobre una de sus rodillas frente a ella, él tomó su mandíbula con los dedos índice y pulgar y finalmente sonrió macabramente – Me provocaste y sabes que odio que me provoquen – El chico sonrió después de quitar sus dedos de la mandíbula de la chica – Eres bastante altanera, no conocía esa parte de ti, es divertida y me gusta – El chico rio a carcajadas
– ¡Vete al infierno, maldito imbécil! – La chica gritó al no soportar más la burla del chico
El chico paró de reír en un instante, miró a la chica a los ojos y esta no evadió su mirada como solía hacerlo, en vez de eso, lo miró con odio provocando la reacción impulsiva del chico quien sin dar previo aviso la bofeteó tan fuerte que su cara golpeó el pasto seco, su mejilla se enrojeció y muy probablemente su color se torne más oscuro con el tiempo.
La chica se mantuvo en el suelo con su cara contra el pasto seco, no se movía, pero estaba consciente, quizá había recuperado la razón y cayó en cuenta sobre su error.
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NO SONRIAS
Short StoryUna sonrisa fue el comienzo de todo... El comienzo del amor... El comienzo de una obsesión...