Capítulo 3

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El chico disfrazado con el traje del oficial inconsciente, pudo escapar. Caminó rápido y con seguridad, aunque con la cabeza baja y la gorra ocultando su rostro, algo sospechoso a mi parecer, pero para su fortuna, nadie más sospechó. El chico empezó a suponer que el dueño original del traje no era más que un marginado en su trabajo. Pensar en ello le provocó una sonrisa de burla.

Estaba fuera de la estación policial, pero aun así debía apresurarse para huir, en cualquier momento se enterarían de que había escapado e irían a buscarlo.

Era algo irónico, fue tratado como un animal y ahora debían casarlo como tal. Se convirtió en algo divertido para él y por lo visto, ya no le molestaba dicha idea, porque cada vez que pensaba en ello, marcaba una gran sonrisa de satisfacción en su rostro. Al parecer, sentirse como un animal empezaba a ser de su agrado.

Tenía todo listo para irse: un lugar dónde llegar, equipaje y lo necesario para subsistir por unos días, solo le faltaba una cosa, algo que tenía mucho valor para él. Ese algo, era más bien un "alguien" y creo que no es necesario explicar de quién se trataba.

La chica después de dar su testimonio sobre los hechos se fue a casa. Estaba cansada por el imprevisto día, sabía lo extraño que podía ser aquel chico, pero jamás pensó que podía ser alguien extremista, un loco obsesionado. La chica se sentía aliviada al saber que aquel chico ya no estaría cerca, vio como los oficiales lo alejaron de ella, como lo subieron a la patrulla y todas las pruebas que había en escena, no pensaba que existiera alguna manera en la que el chico pudiera librarse de la cárcel, era un alivio para ella estar segura de que encerrarían al chico que la perseguía desesperadamente... Por supuesto, no contaba con que "ese chico" pudiera escapar, tampoco contaba con que la buscaría de forma inmediata, ni mucho menos con que se escondería entre los arbustos de su propia casa esperando a que volviera.

El chico saltó a su presencia de entre los arbustos. Asustada retrocedió, pero él la tomó del brazo impidiéndole huir.

– ¿Qué pasa? ¿Por qué intentas escapar de mí? – El chico la miraba adolorido por la sensación de que la mujer que amaba no quería estar cerca de él.

– ¿Cómo puedes preguntar eso? ¿Olvidas lo que hiciste? ¡Eres un asesino! ¡Suéltame! – La chica habló con valentía intentando zafarse de su agarre

– ¿Por eso me tratas así? No es la gran cosa, solo déjalo pasar y ven conmigo – El chico relajó su mirada como si ser acusado de asesino no fuera nada para él

– ¡Estás loco! Matas a alguien y actúas como si nada, jamás estaría con alguien como tú – Sus palabras reflejaban odio, lo que empezaba a impacientar al chico

– Alguien como yo ¿A qué te refieres con eso? Solo soy un hombre que te ama con toda la capacidad de su corazón, soy un hombre que respira gracias a que tú lo haces. Yo, solo soy una persona que permanece con vida para verte sonreír, ¿A eso te refieres con alguien como yo? – El nerviosismo empezaba a hacer presencia en sus palabras

– ¡Tú no me quieres! Te obsesionaste conmigo, eres una persona que no soporta que nadie le diga que ¡No! Por eso me buscas ¡Por eso dices que me amas!

– Eso no es cierto...

– ¿A no? Entonces qué, ¿Tu amor es sincero? ¡Pues no me importa! No quiero estar con alguien como tú, ¡No eres más que un asesino! ¡Me das asco! – Sus gritos fueron callados por una bofetada impulsiva del chico.

Él la miraba con sus ojos dilatados por el enojo, su pecho se movía notoriamente a causa de su respiración acelerada. Después del golpe intentaba controlarse apretando sus puños a los costados para no golpearla más de lo que merecía. 

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