Capítulo 19

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El chico no paraba de gritar e intentar sacar el tenedor de su ojo, por lo que la chica aprovechó la oportunidad. El miedo se estaba apoderando de su cuerpo, pero esta vez había más adrenalina que miedo, corrió hacia la puerta y la abrió con la llave que, aunque él intentaba esconder, había dejado en un lugar demasiado obvio, quizá el chico estaba demasiado distraído ese día que no se dio cuenta de lo mal que había escondido la llave, esa clase de oportunidades son tan raras que si se presentan una vez, se considera un milagro y nadie rechaza un milagro.

La brisa fresca tocó su rostro. Hacían ya tres meses desde la última vez que sintió una brisa como esa, por un momento creyó que su libertad se acercaba y se sintió feliz por ello...

La chica abrió la puerta y decidida a todo avanzó para salir, pero antes de que su pie derecho tocara el pasto seco que rodeaba la cabaña, el chico la haló del cabello hacia atrás tan fuerte que cayó al suelo. La chica empezó a llorar mientras veía el rostro del chico con su ojo derecho masacrado por las puntas del tenedor y eso la hizo volver en sí, ya no había marcha atrás, si él lograba atraparla, la mataría. No perdonaría un segundo intento de escape, tenía que dar hasta su último esfuerzo para salir de allí.

La chica gateó intentando rodearlo o al menos moverse un poco hacia la puerta, el chico se percató de esto y la pateó en la barbilla obligándola a retroceder. El dolor que sentía era inmenso, pero debía seguir intentando hasta lo imposible para huir, si no lo hacía, entonces moriría.

La chica se levantó y corrió hacia la puerta, el chico la tomó del cabello de nuevo y la inclinó hacia atrás. Ella sentía como las hebras se desprendían de su cabeza y le dolía demasiado como para creer que en cualquier momento todo su cabello se soltaría y dejaría un charco de sangre por los interiores de la cabaña. La chica puso sus manos sobre las del chico e intentó zafarse, pero no fue lo suficientemente fuerte.

— Mira lo que me hiciste ¡MALDITA ZORRA! ¡¡MIRA!! — El chico sentía como la sangre lo recorría desde el ojo hasta la barbilla, parecía llorar lágrimas de sangre, literalmente — He hecho mucho por ti, te he mantenido todo este tiempo, he soportado lo estúpida e inútil que eres y tú, ¿Qué has hecho por mí? ¡¿Eh?! ¿Sacarme un ojo? Eres una maldita perra y me las vas a pagar todas, ¿No quieres tener un hijo mío? ¡BIEN! — El chico la empujó, haciéndola caer al suelo nuevamente — Te mataré, ya que ni siquiera sirves para ser mujer. Le haré un favor al mundo al librarlo de una inútil como tú, pero primero — El chico tomó el tenedor tirado en el suelo — Te sacaré un ojo como pago por el mío

La chica se arrastraba hacia atrás intentando alejarse de él, pero le era difícil. Su cuerpo empezaba a fallar de nuevo, el miedo era un adversario al que nunca le podría hacer frente, siempre fue así, la parálisis venía cuando el miedo se presentaba, no era algo útil en situaciones como esta en la que necesitas huir, quizá por eso fue secuestrada, era la víctima perfecta.

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