14. El amor te rodea

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Abandono la cocina sin mirarlo, en cambio, bajo mis ojos hasta mi mano. Había sacado una botella de cerveza justo antes de salir.

Bebo.

Alguien me ofrece vodka. Era Jean Philippe quien estaba junto a Ginny. Y de pronto la odié más. ¿Primero con Archer y ahora con Jean Philippe? ¿En serio? Ni siquiera había pasado una semana desde que terminó lo que sea que tuvimos.

Trago el vodka y me voy a buscar a Leah. La encuentro en una esquina con Alan. Besuqueándose.

Y entonces... Entonces fui consciente de lo sola que estaba.

Pero no tenía por qué estar sola.

Me meto entre el gentío y me uno a los bailes. Un chico se me acerca. No, no era un chico cualquiera. Era Mike.

Espera.

¿Mike?

¿Mike el de la escuela?

Abro los ojos.

—¿Mike? ¿De verdad eres tú?

—Yo también me alegro de verte, Lisa —me sonríe.

Pego un grito eufórica. La gente apenas se da cuenta, pues todo estaba muy bullicioso con conversaciones y la música resonaba por todas partes. Lo rodeo con los brazos y comienzo a saltar.

—Guau. ¿Tienes más músculos? —le aprieto el bíceps. Éste se ríe.

—No cambias. Sigues igual, mírate —me señala con una gran sonrisa.

—¿Igual? ¿Ni siquiera un «estas más bonita, Lisa»?

—Tú siempre has sido bonita.

Gesticulo con la mano para quitarle importancia, aunque mi sonrisa no se desvanece.

—¿Qué haces aquí? Lo último que supe de ti es que estabas trabajando en la empresa de tu padre.

—Sí. Aquí. En esta misma ciudad y, aun así —me mira con desaprobación—, no nos hemos visto ni una sola vez.

—He estado ocupada con los estudios.

—Ya. Yo igual. Pero bueno, la fiesta es de mi primo. Es parte de la fraternidad.

Me tenso.

—No me digas que es el mismo que el de tu fiesta de cumpleaños —pregunto, temerosa. Aunque no sé por qué me asusto. Fue hace dos años de aquel suceso.

Mike me había presentado a uno de sus primos con quien pasé la mayor parte de la fiesta bailando. Apenas hubo chispas y electricidad, pero era guapo y quería divertirse como yo. Además, en ese tiempo, estaba empeñada en demostrarle a Archer lo que se perdía. La cosa es que, con el que bailaba, tenía un hermano. Y ese hermano estaba bailando con Paris, hasta que se le insinúo sin que ella quisiera y entonces Archer vino y le da una golpiza por pasarse con su hermana.

Mike, que sabe de lo que hablo, me mira con una mueca.

—Sí...

Demonios, no sabía qué estudiaba aquí.

—Recuérdame no toparme con él —le digo a Mike—. Estoy borracha. Puedo pegarle sin tenerle piedad.

—Sí. Ya vi que estás borracha. Por cierto —me señala la cocina con un movimiento de cabeza—. Te vi con Archer hace unos instantes.

—Ya —rodo los ojos y hago amago de beber de mi vaso, no obstante, ya no le quedaba ni una gota de vodka. Dispuesta a ir por otro, Mike me detiene por el brazo.

Le lanzo una mirada.

—No me digas que también me dirás que no debo tomar. Joder, si es una fiesta —alzo los brazos media molesta—. Y es sábado. Puedo divertirme los sábados.

Nosotros, siempre (SIEMPRE #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora