EpÍlogo

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Dos años después

Archer

—¿Cómo la llamaremos? —Entrelazo mi mano con la de Lisa y le doy un beso en sus nudillos.

—O lo llamaremos.

—Confía en mí, cariño. Será niña.

—¿Cómo estás tan seguro? —suelta una risa.

Suspiro. Nunca me cansaba de ese sonido.

—Es una corazonada.

Tengo que resistirme en dar saltitos de felicidad. Acabábamos de salir de la consulta con la ginecóloga de Lisa en donde nos anunciaron que estábamos embarazados.

¡Vamos a ser padres! Casi lloro ahí mismo, pero me contuve.

Es verdad que casi todos los primeros hijos son accidentes. Nuestra Lisa Jr. (que fue creada con amor) fue debido a que el condón se quedó atrapado. Estuve casi media hora intentando sacarlo dentro de Lisa. Tuvimos que investigar sobre esto y resulta que a muchas parejas les ha pasado. También leímos que hay casos donde la mujer llega a embarazarse. Eso fue hace dos meses. Hoy confirmamos que sí lo está.

Unos minutos más tarde nos encontrábamos frente a la casa de papá.

Apenas abre la puerta no puedo evitar en soltar la bomba.

—¡Estamos embarazados!

Rose que estaba allí en la sala chilla de emoción. Papá tiene la boca abierta por el shock, pero rápidamente se convierte en una sonrisa.

—Voy a ser abuelo —murmura—. ¡Voy a ser abuelo!

—Y será niña —añado.

—¡Y será niña! —exclama levantando los brazos. Entonces los baja y se queda mirando la panza de Lisa que todavía no tiene. Frunce el ceño—. ¿Cómo lo sabes? Apenas tiene el tamaño de una semilla.

—Es una corazonada —le dice Lisa, y me toma de la mano con una sonrisa. Estaba tan emocionada como yo.

—Vamos, entren —Rose empuja suavemente a papá para dejarnos pasar—. ¿Ya se lo contaron a tus padres, querida? —le pregunta a Lisa.

Los padres de Lisa, y mis suegros, se encontraban de viaje en un crucero por el Caribe que la señora Harries se ganó en un concurso por la radio. Mientras ellos estén tres meses fuera, nos dejaron la casa.

Lisa asiente.

—Se lo contamos en el camino. Están muy felices.

—¿Deberíamos esperar para decirle a Paris? —pregunto, al recordar que hoy era el día de su mudanza con Jake. Me alegraba mucho por ellos dos.

Rose dice que sí, que probablemente estén muy ocupados descargando las cajas. Oliver también estaba con ellos, de hecho, también nos habíamos ofrecido, pero luego coincidió con la hora al ginecólogo y tuvimos que declinar.

Un par de horas más tardes, durante la cena y ya sentados en la mesa, llamamos por videollamada a Paris desde mi celular.

—¿Por qué todos tienen esa cara rara? —Paris estrecha los ojos. Jake estaba a su lado y Oliver justo por encima de sus cabezas.

Miro a Lisa a mi lado y ella asiente con una sonrisa nerviosa.

Papá se nos adelanta.

—¡Seré abuelo!

—¡Papá! —le grito.

—¡¿Qué?! —grita Paris.

—¡Rick! —grita Rose

—¡Rose! —grita papá.

—¡Oliver! —grita Lisa con una risita—. ¿Esas son lágrimas?

—Me entró una pestaña al ojo.

Mentira. Siempre fue el más blando de todos. Era como un tierno cachorrito y lo queríamos.

Todos comienzan a gritar. Paris discute con Jake sobre el nombre del bebé. Si es niña será Grecia o Francia para que combine con el de su tía. Pero si es niño exijo que tenga mi segundo nombre, le dice Jake. Rick les dice que será niña. Oliver no para de decir que será el bebé más lindo con los genes de sus padres. Le salen lágrimas, pero lo sigue negando.

Lisa me sonríe dulcemente.

Nuestro camino fue algo loco e incluso dañino al principio, pero supimos perdonarnos y comenzar de cero con nuevas ideas y buenos propósitos. Y lo que empezó con nuevos comienzos y sentimientos... terminó con una pequeña en su vientre. La amaba más que a nada, y sé que haré lo mismo con nuestro bebé.

Algunas personas no creen en las segundas oportunidades, pero si de verdad lo quieres, si de verdad lo deseas, tienes que apegarte a esa emoción con buenas intenciones.

Nosotros, siempre (SIEMPRE #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora