24. Real

162 9 0
                                    

Era el día antes de que Paris y Jake se marcharan. Apenas había dormido estos días y mucho menos comido. Bueno, comí helado. No sé si eso cuenta. De todas formas, mis días consistían en pasar algún tiempo con Paris fingiendo que todo iba a la mar de bien y luego cuando estaba sola me desmoronaba en mi cama a ver Dirty Dancing o Vaselina.

Ninguno de esos días Archer dio señal. Después de negar lo nuestro, él se fue. No lo podía culpar por eso. Y por lo que veía tampoco le hablaba a mi amiga. Con el único que parecía llevarse bien este último tiempo era con Jake. Pero Jake jamás contaba sus secretos. Además, se irían pronto...

—¿Me vas a decir lo qué pasa? —Paris me mira.

—No sé a qué te refieres —le respondo sin devolverle la mirada—. Estoy bien.

—Pareces uno de los zombis de The Walking Dead.

No se lo niego porque era verdad. Con suerte me arreglaba el cabello o me preocupaba por mi vestimenta. En cambio, Paris como toda fanática de la moda, se ve fabulosa. Parezco una pordiosera a su lado.

Me encojo de hombros sin ánimo. Ya, como que tampoco ponía de mi parte.

—¿Esto es por Archer?

No la miro a los ojos. No puedo.

Paris toma un respiro hondo y suelta:

—Ya sé que lo negaste el otro día, pero no te creí y no lo hago ahora —me toma del brazo—. Lisa, necesito que me mires.

Y lo hago. Y en sus ojos solo veo compasión, no resentimiento ni enojo. Paris, mi mejor amiga desde siempre, intentaba darme su apoyo.

—Sé que te dije que solo se hacían daños entre ustedes y que, que bueno que terminó. Pero estaba enojada y dolida por habérmelo ocultado. Con los dos. Y las personas suelen decir cosas crueles para desquitarse. Y no lo decía en serio. Después de aquello me daba tanta vergüenza que si intentaba escribirte lo borraba enseguida. Hasta el día de tu cumpleaños — sacude su cabeza—. No pude negarme ese día. Eres mi mejor amiga y siempre estaré a tu lado. Pase lo que pase. Y pese a la decisión que tomes.

Irónico, ¿no? Archer no se atreve a hablarle por la vergüenza y por todo lo que vivió en Nueva York. Y eso, por alguna extraña razón, me hace sonreír. Solo un poco.

Suspiro.

—¿Por dónde quieres que te cuente?

—¿Por qué no empiezas por cuando llegó? Después de todo ya me contaste el comienzo.

Y entonces le cuento todo. Que cuando Archer llegó, mi vida se volvió patas arribas, y estaba tan furiosa con él que apenas sí lo quería ver. Hasta que me dice lo que le sucedió y que por eso se fue. Sus sueños se habían derrumbado, ya no podría jugar al básquetbol como él quería, empezó una nueva vida en Nueva York a la que no estaba ni una pizca de orgulloso, pero luego tuvo que volverse cuando se dio cuenta del peligro que era aquella vida. Empezamos a ser amigos nuevamente. Le conté que, cuando ella y yo nos dejamos de hablar, él fue quien me subió el ánimo sacándome a aquella disco de patinaje con ambiente de los 80s, donde ahí fue cuando comprendí que aún me gustaba y que nunca dejé de hacerlo a pesar de que una parte de mí no quería.

—Archer estaba tan confundido y receloso como yo, así que decidió que fuéramos lentos porque quería que esto fuese tan real como al principio no lo fue.

—¿Y cuánto es que llevan juntos?

—Solo unos días. Primero empezamos siendo amigos y luego poco a poco nos acercamos.

—¿Me lo ibas a contar alguna vez?

—Sí, pero tu llegada fue tan repentina y lo nuestro tan reciente que tenía miedo. Ya te enojaste conmigo una vez por andar juntos.

Paris me toma de la mano con una mirada comprensiva.

—Lo siento por hacerte sentir mal esa vez. Y... —duda—. Ya hablé con él. Anoche. Solo quería ver lo qué me decías tú. Hablamos de muchas cosas, pero... —sacude su cabeza y parte de su melena le cubre un ojo—. Creo que lo mejor es que hablen.

—Se que lo mejor sería hablar. Pero ignora mis llamadas, mis mensajes y me da miedo acercarme.

—¿Recuerdas lo que me dijiste aquella vez cuando me di cuenta de que me daba miedo enamorarme?

Niego con la cabeza.

—Digo muchas cosas.

Paris suelta una pequeña risa.

—Sí, lo haces, pero ésta se me quedó grabada porque gracias a ti supe que debía hacerlo.

—¿Y qué fue lo que te dije? —murmuro, sin despegar mi vista de su rostro.

—Que todos tenemos miedo, pero no por eso no hay que hacerlo ni atrevernos. Creo que deberías hablar con Archer aunque él no quiera. Te escuchará. Y lo sé porque lo conozco. Y porque puede que en ciertas cosas se parezca a mí.

—Soy sabia, ¿no crees?

—Lo eres y tenías razón. Así que es hora de que escuches tus propios consejos.

Sospeso sus palabras. Y entonces...

Entonces me levanto.

Asiento.

—Bien.

—Sí.

—Debo hacerlo

—Sí que debes.

—Ya nos perdimos una vez.

—Y esta vez será diferente.

—Lo será.

Sonríe y me da un abrazo apretado antes de mirarme con decisión.

—Vamos.

Nosotros, siempre (SIEMPRE #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora