7. MOISALEX... ¡¿QUÉ?!

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¿Por qué todo lo divertido tiene consecuencias negativas? Si comes mucho chocolate, te aparece celulitis (por no hablar de los análisis de sangre tan terroríficos que pueden salir), si decides vivir la vida, terminas pobre y sin trabajo y si decides beber... Tienes una resaca monumental igual que la que tengo yo esta mañana.

El día después de haber bebido hasta el agua de los floreros, debería ser considerado festivo. Me duele el cuerpo. Me duele la cabeza. Si no bebo agua en menos de dos segundos, mi boca se secará tanto que moriré deshidratada.



Un pequeño rayo de luz entra por uno de los huecos de la persiana que bajé anoche hasta el final. Como un vampiro, me envuelvo en la manta y gruño. Entonces, todo el alcohol que bebí ayer, decide darme toquecitos en mi vejiga. Mierda. Me tengo que levantar de la cama. Me tiro al suelo de forma dramática y empiezo a arrastrarme por él sin ganas de hacer un movimiento de más; incluso intento abrir la puerta desde esta posición pero al darme cuenta de que no es viable, me termino por levantar.

Siento que la vida me pesa y que, como he dicho antes, o bebo agua o moriré así que después del baño, voy directa a la cocina a vaciar la botella en mi boca, ¿por qué el alcohol es tan cruel?

Como Myke Tyson, la luz de la cocina me golpea en la cara pero el gancho final es ver a Ruby con ropa de deporte y sudada bebiéndose un batido de proteínas.

–¿T-t-te has levantado a hacer deporte?

El tono de mi pregunta es tan alto que me genero a mí  misma n pinchazo en la parte frontal de la cabeza.

–Sí, ¿por qué?

–¿Estás loca?

–¿Loca? ¿Por qué?

–¿Quieres dejar de preguntarme por qué? ¡Está claro! Nadie en su sano juicio se levantaría a hacer deporte después de un sábado noche.

Ella me mira como si me hubiera salido otra cabeza con esos ojos azules que están perfectamente desmaquillados. Ahora en serio, ¿qué clase de pacto con el diablo ha hecho?

–Álex, ¿te han dicho alguna vez que eres un poco dramática?

–Muchas. De hecho.

–Ahora que me fijo... Tienes la cara fatal.

–Y tú la cabeza, ¡loca!

Ruby se cruza de brazos y me mira levantando una de sus cejas que están perfiladas a la perfección.

–Déjame adivinar... ¿Eres tauro?  No sabes aceptar para nada las críticas. –Pregunta entrecerrando los ojos. Parece que se le ilumina una bombilla en la cabeza porque da un aplauso y me señala. –¡No! Eres demasiado rara. Eres acuario.

Voy a defenderme pero tiene razón; soy acuario.

–¿Puedes dejar de decir que soy rara?

–¡Já! He acertado.

–Pura suerte.

–Eso dicen todas...

Después de una semana y pico viviendo con Ruby he aprendido que a veces es mejor ignorarla, por eso, abro la nevera y cojo mi botella a la que pego tal trago que noto como mi hígado me está dando las gracias mientras llora. Sin venir a cuento, Ruby suelta tal chillido que tengo que hacer malabares con la botella para no tirarla al suelo.

–Definitivamente: te falta una patata para el kilo. Y me reitero, ¡loca! –Le digo haciendo el gesto con la mano. Ruby niega con la cabeza, aterrorizada y gira su móvil para que pueda ver su pantalla.  Está en el "descubre" de Instagram donde solo sale en bucle un Boomerang. Al verlo, me quedo blanca. Saco el dedo acusador y en la cara de me nota que estoy a punto de cometer algo ilegal.–¿Otra vez?

SI TE ATREVES  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora