SI TE ATREVES [EDITANDO]

28. Maldito Infierno

Empiezo a ponerme nerviosa. Sé que parece que tengo las cosas bajo control y demás... (Vale, eso es mentira. Nunca tengo las cosas bajo control) pero la idea de TENER QUE VER A MOISÉS concretamente, me saca de quicio. Estar con mis amigas de toda la vida y hablar, me ha ayudado a bajar un poco la intensidad de los nervios pero... Pero solo de pensar que la cena de Nochebuena la vamos a pasar con ellos... Solo esa idea me pone los pelos de punta.

Me encantaría ser de esas familias normales que la pasan con sus abuelos, pero teniendo en cuenta que mis abuelos por parte de madre están de viaje con los de por parte de padre... Quizás no fue tan buena idea que se conocieran. Sé que como mucho nos harán una videollamada desde el crucero para felicitarnos la navidad pero tampoco es que se arrepientan demasiado de estar viviendo la vida. Y no me quejo eh... Aunque me encantaría tenerles a mi lado.

Por eso, nos reunimos en casa de Moisés toda la tropa: Saúl y Elena, mi madre y mi padre, mi tío Héctor, mi tío Félix y Martina, mi prima.

–No, esto no me lo voy a poner... –Tiro el vestido ajustado a la cama donde ya hay un montón de ropa que he ido desechando. Ruby que está en videollamada, comiendo unas palomitas, niega con la cabeza.

–¡El primer conjunto era ideal! –Grita por el teléfono.

–Estoy de acuerdo con ella. –AfirmaAngy que empieza a estar desesperada, doblando cada pieza de ropa que voy sacando del armario porque si hay algo que le molesta a mi amiga, es el caos y el desorden.

–Pero no tengo que estar solo ideal... –Susurro para que no me escuchen mis padres, que están en la habitación donde mi madre, desesperada como yo, pega gritos diciendo que no tiene nada. Suspiro. –Tengo que estar espectacular pero sin pasarme para que el Demonio no piense que me he puesto así por él.

–Pero te estás poniendo así por él. –Vuelve a afirmar Angy.

–Eso es algo que él no tiene que saber.

–¡Álex! ¿Qué color crees que me quedará mejor?

Mi hermano entra en la habitación, abriendo la puerta de par en par y al ver el montón de ropa, niega con la cabeza. Después, mira hacia mi móvil, puesto en la cómoda y sonríe.

–¡Virginia! ¡Cuánto tiempo sin verte! Sigues igual de guapa que siempre.

–¡Ponte el verde! ¡Te resalta los ojos! –Grita desde el otro lado de la línea. Noah le guiña un ojo y se pone la camiseta verde, retirándose la azul que llevaba puesta.

–¡Pero tápate! ¡Que me alteras al personal! –Le chillo empujándole hacia fuera de mi habitación.

–Esa es la idea, ¿lo he conseguido, Virginia?

–¡Que dejes de llamarme así!

Cierro la puerta, echando a mi hermano y sonrío... ¿Cómo no podía haberme dado cuenta antes de lo mucho que le gusta Ruby?

–Menuda casa de locos.. –Dice Angy negando con la cabeza.

–Qué bueno está tu hermano... Y como me jode decirlo en voz alta. –Suelta Ruby. Escuchamos que su madre le grita que vaya a ayudar a hacer la comida y se despide de nosotras. –¡Y ponte el body tipo corsé negro! ¡Con ese seguro que no se entera ni de cómo se llama!

Corta la llamada y lo rescato del montón de ropa. Con toda la confianza de todos estos años, me desnudo delante de Angy y me pongo ese body mirándome al espejo. Arrugo la frente y niego, quitándomelo de nuevo.

–¿Por qué habré querido ser buena amiga y venir en tu auxilio?...

–Te toca hacer esa función... ¡Mamá! ¿Tienes algo con lo que me pueda poner el corsé negro?