3. La Fama Te Hace Gilipollas

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Mis predicciones se han llevado a cabo, ¡no encuentro mi maldita clase! Por suerte, ya contaba con ello y he ido al campus media hora antes; esa es la ventaja de conocerse a una misma. He intentado mandar mensajes a mi hermano para que me ayude, pero él ha decidido ignorar todos y cada uno de ellos. Sé que los ha leído, le he visto en línea pero, seguramente, le parezca más divertido dejarme a la intemperie y que le cuente como me las he arreglado sola. Gruño. Maldito imbécil. Desesperada y con ganas de llorar por mi pésima orientación, miro el mapa del campus al que no dejo de darle vueltas, intentando al menos localizar el sitio en el que estoy y la dirección que tengo que tomar.

–Si eso es la biblioteca, entonces esto tendría que estar... –Vuelvo a girar el mapa y termino por arrugarlo y tirarlo a la primera basura que encuentro maldiciendo entre dientes. Dios me bendijo con muchas cosas buenas pero con la buena orientación, no está entre ellas.

Busco a alguien que me pueda ayudar, al borde de un ataque de pánico y con la primera lágrima cayendo por el rabillo de mi ojo. Quedan 5 minutos para que empiece la clase y sigo perdida por el campus. Entonces, le veo. El demonio hecho persona y esta vez no hablo de Moisés (que también está), sino de mi hermano. Está tan tranquilo, hablando con unas chicas que posiblemente se hayan perdido. Como yo. La diferencia es que conmigo no puede follar. Ugh. Solo d pensarlo me han dado escalofríos.

Estoy que echo humo por las orejas y si se pensaba que no iba a vengarme al más puro estilo Leslie Fernández (nuestra madre), es que no me conoce nada bien. Por eso, como un toro de miura, voy hacia mi único objetivo: Noah. Escucho como las tres chicas con las que está se ríen de algo que ha dicho y me relamo los labios saboreando la miel de la venganza. Me ve llegar y abre los ojos de par en par, sobre todo cuando le cojo del brazo para menearle.

–¡No me puedo creer que me pegaras la clamidia y desaparecieras! ¡Ahora por tu culpa soy estéril! ¡Al menos me podrías haber avisado que tenías una ITS! ¡Insensible!

Las tres chicas se miran entre ellas y se despiden con una sonrisa. Noah me mira con cara de pocos amigos y Moisés mordiéndose el labio de abajo para no echarse a reír. Lo que me dijo Ruby pasa por mi cabeza... ¿Será verdad que siente algo hacia mí?

–¿Por qué me miras, mocosa? ¿Te has dado cuenta ya de lo guapo que soy?

Le guste o no, jamás me fijaría en él así que no importa. Sacudo la cabeza, obviando el comentario del padre de los demonios (alias Moisés ) y sonrío a mi hermano.

–Llévame a clase.

–Que te acompañe tu clamidia. –Dice dándome dos golpecitos en el hombro. Hace un gesto con la cabeza a Moisés para que le acompañe, pero este me mira fijamente.

–Aulario II, planta 1. La clase del fondo. –Dice colocándose la mochila. Me guiña un ojo y se va detrás de mi hermano como un perrito faldero. Muevo la boca de un lado a otro, pensando en si hacerle caso o no, ¿fiarse del mismísimo diablo? No puede ser una buena idea.

Resoplo un momento y voy hacia donde me ha dicho. Es mi última oportunidad. Quedan dos minutos para que empiece la primera clase. Salgo corriendo como no he hecho en mi vida y casi derrapando hasta ver la clase 107. Cruzo los dedos para que Moisés no haya hecho de las suyas y me meto sin parar a pensarlo dos veces.

Hay un bullicio en la clase por toda la gente que se encuentra allí. No quedan demasiados sitios libres, excepto en la primera fila. Yo, como siempre, opto por sentarme en  una que esté en el medio y pongo mis cosas al lado de una chica que lleva una coleta alta engominada. Está absorta en la conversación que tiene con el chico de su lado, así que le doy dos toques en el hombro para llamar su atención. Se gira con una sonrisa enorme en el rostro y un pequeño suspiro se me escapa. Podría haber sido la persona más borde del planeta y yo hubiera sentenciado mi muerte.

SI TE ATREVES  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora