26. Una Tregua Parcial

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El piso está vacío: Derek y Riley cogieron ayer un vuelo para volver a casa por Navidad y esta mañana, acompañé a Ruby a la Universidad donde sus padres la recogieron. Y ahora que no me escucha nadie, ¿alguna vez os habéis imaginado a los padres de vuestros amigos y cuando los habéis visto, os habéis preguntado de dónde han podido salir esos genes? Pues eso me ha pasado a mí, aunque, mirándolo en perspectiva... Puede que el padre tuviera los ojos azules y quizás los labios de la madre coincidieran con los de Ruby y... Bueno, que si me dice que es adoptada, jamás lo pondría en duda. Aunque ese toque de locura de la familia Rubio, estaba bastante presente ya que han llegado a la facultad pegando gritos por la ventana del coche llamando a su hija "Virgi". Además, en cuánto han llegado a mí, me han recibido con la misma cercanía con la que me recibió Ruby e incluso la madre me ha dado un gran abrazo agradeciéndome todo lo que he hecho por su hija. No lo he entendido demasiado bien pero supongo que tiene que ver solo con el hecho de cuidarla, hablar con ella y ser su amiga, remontándome a aquella conversación que tuvimos sobre que era su primera amiga de verdad. Y ahora me pregunto, ¿cómo es posible que alguien tan bueno y agradable como Ruby, no haya tenido amigos anteriormente? Es una conversación que tenemos pendiente.

Pero, quitando ese pensamiento, decido disfrutar de la soledad y al llegar a casa, he hecho todo lo que una persona de bien hace cuando tiene la casa sola: ducharse con la puerta abierta, cantar a gritos las canciones de mi playlist y creerme Beyoncé en pleno concierto, moviendo las caderas al ritmo de cada canción.

Cuando estoy subida en el sofá, con un pepino en la mano que uso de micrófono y gritando a pleno pulmón Con La Miel en los Labios de Aitana, justo cuando estoy en los agudos finales, la música se corta y empieza a sonar mi tono de llamada.

–Odio a la humanidad... Cada día entiendo más a Thanos. –Gruño bajando del sofá de un salto. Miro la pantalla, quitándome el flequillo de los ojos que no deja de meterse porque ya necesito un buen corte de pelo y veo que el responsable de semejante cortada de rollo, ha sido Noah. –¿Qué quieres?

Ya estamos aquí, baja.

–¿Cómo que ya estáis aquí? ¿Quiénes estáis aquí?

Álex... Dime que no te has olvidado... –Suelta desesperado al otro lado de la línea. –Hoy volvíamos a casa.

–¡No! ¡Era mañana! ¡A mí no me engañas!

Alexia... Mira tu móvil.

Recibo una foto por WhatsApp de mi hermano y Moisés en el coche donde se puede apreciar mi calle de fondo y sé que no es en eso en lo que me tengo que fijar pero... ¿Es posible que Moisés tenga los ojos más azules todavía? ¿Y se ha dejado el pelo un poco más largo que de costumbre? Y esa sudadera roja... Le sienta muy bien a la cara. Álex, céntrate, no es en eso en lo que tienes que pensar. Acto seguido, recibo una captura de pantalla con la parte de la conversación donde aparece claramente que era hoy el día que volvíamos. Toda la paz interna de la que disfrutaba solo de pensar que me quedaba sola en casa, se ha esfumado y ha llegado la ansiedad de: tener el pelo empapado, el frío que hace en la calle y no tener la maleta preparada.

–Pues... Vais a tener que esperarme un segundín.

Cuelgo sin esperar a que Noah responda y como una loca, voy a mi habitación. Miro mi ordenador, que finalmente no me voy a poder llevar y voy a tener que dejar en este apartamento, solo y a su suerte. Cojo la maleta de debajo de la cama y empiezo a sacar ropa en el armario de manera aleatoria que meto en mi maleta sin pensarlo demasiado: puede que esté metiendo cosas que no me he puesto en mi vida junto con otras que ni siquiera le combinan, pero da igual.

Vuelve a sonar mi teléfono. Otra vez mi hermano.

Tienes dos minutos más; sino estás lista, subiré a por ti y llevarás puesto lo que sea que lleves puesto. Y me juego un dedo a que es el albornoz de Capitán América que te regaló papá con 16 años.

SI TE ATREVES  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora