SI TE ATREVES [EDITANDO]

12. Menos Mal Que No Es Mi Casa

A pesar de que hacerse famosa no entrase en mis planes universitarios... Las fiestas desde luego cumplen todas y cada una de mis expectativas. Me siento en la típica película estadounidense de adolescentes donde las fiestas son épicas y está desde el más "rarito" de la escuela hasta la persona más popular (que en el caso de mi Universidad, es Noah). De hecho, para demostrar que viene TODO EL MUNDO, Riley también se ha sumado quitándose el moño rígido que tanto le caracteriza para ponerse dos trenzas y disfrazarse de Miércoles Adams. Ni siquiera me ha tocado insistir poniéndome de rodillas (y no en el plano sexual); Halloween es su festividad favorita y no quería perdérselo por nada en el mundo. Es una pena que sea una vez al año, porque sé que va a ser imposible volver a convencer a Riley tan fácilmente para que salga con nosotras.

–La decoración es simplemente... Sublime. –Comenta Riley mirando a todos los lados y con una sonrisa de oreja a oreja. Creo que nunca la había visto sonreír y eso me hace replantearme muchas cosas. A pesar de ello, tiene razón: la decoración es increíble. Hay telarañas que espero que sean falsas por todos los lados, cuadros siniestros que me daría miedo tener en la buhardilla y por no hablar del ambiente que da tener a toda la gente disfrazada con copas de lo que será vodka rojo con hielos con arañas dentro y pajitas en forma de dedos sangrientos. Me alegro de que estemos en Halloween y no en una despedida de soltera porque sino las pajitas tendrían la forma de otra estructura anatómica... (Ahora sí, pensad mal).

–¡Aquí sí que se lo montan bien! El año que viene pido el traslado. No aguanto un día más sin estar en esta universidad. –Chillas Angy con energía cogiendo mis manos y dando pequeños saltos de alegría.

–¿Lo dices por la Universidad o por lo que no tiene nada que ver con la Universidad? Porque Chucky tiene por lo menos 30 años y un máster pero en la vida. –Respondo señalando al susodicho que está tirado en uno de los sillones hablando con un grupo de chicas.

–Ya... Quizás sea más lo otro, pero, ¿por qué no escoger las dos?

–Touché.

Para no perdernos entre tanta multitud, hacemos una cadena cogiéndonos las cuatro de la mano. Lidera Ruby y yo soy la última que intento esquivar todos y cada unos de los vasos que hay tirados en el suelo. La frase tan famosa de Cruz Cafuné, viene a mi cabeza: "Menos mal que no es mi casa". Nos vamos hacia el jardín que es donde mejor se está a pesar del incipiente frío que llega con la entrada de noviembre pero tiene una gran ventaja y esa es escuchar a tus amigas sin necesidad de que te griten en el oído. Nos sentamos en el sofá que tienen de decoración externa y saco el móvil para avisar a mi hermano de que estamos aquí para que venga a saludarnos. No he hablado con él en varios días, ni siquiera sé cuáles eran sus planes pero me juego un dedo a que está en esta fiesta. Habría que ser idiota para irse a cualquier otro lado cuando esta es la mejor fiesta que hay en kilómetros.

–Podríamos llevarnos este sofá a casa. Creo que es más cómodo que mi cama. –Dice Ruby haciendo movimientos para estar más a gusto y poniendo sus botas de gran tacón encima de la mesita de jardín.

–No... Más delitos no... –Susurra Riley agachando la cabeza. No puedo evitar reírme al ver a mi compañera de piso aterrorizada por nosotras. Desde luego, no somos el ejemplo de buena moral que seguramente viniese buscando.

–A mí me apetece un cubata bien cargado, ¿alguien se adentra conmigo en ese zoológico? –Pregunta Angy levantándose. El disfraz le queda de miedo y nunca mejor dicho. Si nuestro objetivo era ir sexys, las tres lo hemos conseguido.

–No quiero incomodarte, pero si no te molesta, te acompaño. No quiero ver como se guardan un gnomo de jardín para ponerlo en la cocina... –Gruñe Riley yéndose detrás de mi amiga. Angy se echa hacia atrás su lacio y negro pelo que ya le llega hasta la cintura y se encoge de hombros. Después, coge de la mano a mi amiga y se adentran juntas en la casa del terror.