9. Competitividad Extrema

605 67 4
                                    

El día que puse Magisterio como primera opción, me imaginé una gran cantidad de cosas. Por ejemplo, me imaginé a mí misma delante de una clase llena de niños escuchando atentos como les explicaba el ciclo del agua. Me imaginé estudiando también, teniendo asignaturas interesantes y divertidas, otras en las que tuviera que pintar y hacer dibujos pero lo que jamás pensé, fue que tuviera que hacer deporte. De hecho, me parecía más posible que un unicornio me apuntara con una pistola y me robara todo el dinero.

No quiero que nadie piense que soy una vaga, pero no me gusta hacer deporte. No le encuentro la diversión a tener que sufrir corriendo mientras sudas y que luego estés agotado. Deseaba perder Educación Física de vista para siempre pero teniendo en cuenta que estudio Magisterio, esa opción no es posible hasta el año que viene. Lo único bueno es que, al ser los primeros días, Ramón Sánchez, nuestro profesor, nos da la opción de escoger el deporte entre todos. Yo cruzo los dedos para que salga el baloncesto porque es el único deporte que disfruto y donde despliego mi competitividad hasta niveles que nadie es capaz de alcanzar. Bueno, nadie no, el demonio se acerca bastante.

Hoy no me he sentado con Lena en clase. Desde el otro día, no he vuelto a hablar con ella. Sí. Es porque mi hermano y ella se han acostado. No me molesta, claro que no. Solo me da miedo que pase lo mismo que otras veces. Es un ciclo: empiezo a llevarme bien con alguna chica, mi hermano se acuesta con ella. Él le dice que solo quiere follar. Ella se piensa que puede cambiarlo y que se enamorará perdidamente de sus huesos. Al final, eso no pasa y a la que dejan de hablar es a mí. Desde la ultima vez que me pasó, le prohibí acercarse a mis amigas, por eso le puse barreras desde el principio con Ruby. Solo espero que esta vez me haga caso, ya que con Lena se lo ha pasado por el Arco del Triunfo.

Ramón escoge los equipo, cree que es mejor de esta manera para que todas interactuemos y no se formen grupitos como siempre. A mí me pone con mi tocayo y otras dos chicas más con las que hasta el momento no había cruzado palabra y debería haber seguido así porque una de ellas me mira con los ojos entrecerrados y lo primero que suelta es... "TÚ ERES LA CHICA DE MOISÉS". Me ha recorrido un escalofrío por todo el cuerpo. La chica de Moisés, ¡yo no soy de nadie y menos de ese! Lena va en el equipo contrario con Sara, que está haciendo un trabajo grupal con nosotras y gente que ni sabía que existía.

Me pongo nerviosa al ver a Lena acercarse a mí para hablar. Como llevo haciendo todo el día, la evito. Esta vez, cojo un balón y me voy a la otra pista fingiendo que no la he visto y lanzo a canasta desde la línea de triple. La sutileza nunca ha sido mi punto fuerte y Lena se da cuenta que hay algo paro.

–Álex... Llevas huyendo de mí todo el día, ¿está todo bien conmigo?

–Sí, sí... Solo que a veces soy un poco rara. –Arrugo la cara y la miro. –No le digas a Ruby que he dicho eso. Jamás. Por favor.

–Entonces... Cuando esta mañana te he visto y justo cuando te estaba saludando, que te hayas escondido detrás de la columna, no quiere decir nada, ¿verdad? –Pregunta levantando una ceja y cruzándose de brazos.

–¿Qué? ¿Yo? No te habré visto.

–Mientes fatal. Pones un tono agudo de lo más irritante.

–Dios me hizo guapa e inteligente; no podía hacerme buena mentirosa además. –Dejo de lanzar a canasta y la miro con ojos de culpabilidad. –La verdad es... No me pasa nada contigo solo que... No quiero que me dejes de hablar cuando mi hermano te haga daño porque es un poco gilipollas.

Ella se me queda mirando mientras pestañea muy rápido, supongo que por la tontería que acabo de soltar por la boca. Lena me quita el balón y hace una entrada a canasta de 10 que mete sin ningún problema.

SI TE ATREVES  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora