Capitulo 12

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-Acoso(?).

Un nuevo y emocionante día había empezado, era martes, ya la mañana siguiente tendría su cheque

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Un nuevo y emocionante día había empezado, era martes, ya la mañana siguiente tendría su cheque.

Komaeda empezó a organizar los estantes de comida enlatada, estos eran los productos que más se vendian a diario junto con la sección de postres.

Pero esta vez, lo que más se vendía eran regalos y obsequios del día de la madre que vendría siendo el viernes; el jefe de su trabajo mando hacer regalos, descuentos y cambiar marcas por aquella festividad.

Nagito no podía estar totalmente feliz en esas fechas, porque su madre estaba lejos, en un campo con más personas, las cuales ya no respiran ni hablan. Él siempre, un día antes, va a visitar a sus padres y con un ramo de flores o a veces algún vino para tomar juntos, pasaba el rato hablando con sus padres, queriendo recrear esos días de su infancia donde nada malo ocurría.

Distraído en sus pensamientos no notó cuando aquella característica campana que daba a entender la llegada de un cliente sonó, mostrando una señora.

—¡Oh! Komaeda, buenos días— sonrió y con un entusiasmo se acerco rápidamente hacia donde estaba el peli blanco agachado organizando las latas.

—...Buenos días, señorita Ouma—.

El cuerpo del albino se tenso y empezó a susurrar cosas que nadie más que el entendía.

—El clima esta muy bonito ¿No lo cree?— señalo a las ventanas grandes que estaban al lado de la puerta mostrando un día soleado y con menos viento que antes dando un toque más fresco.

Komaeda suspiro por primera vez en el día.

—si, esta muy lindo...— fingió una sonrisa para ocultar la incomodidad ante la presencia de la mayor.

Rápidamente termino de ordenar y fue a agarrar una escoba para barrer algunos envoltorios y la suciedad del piso. Aunque también lo hacia para distraerse e intentar ignorar a la mayor de manera indirecta.

—Disculpa, estoy en horario de trabajo no puedo distraerme mucho...— Intento sonar razonable y amigable aunque por dentro sentía desagrado total de solo dar una palabra a la señora.

—Oh... mil disculpas komaeda, si quieres le invito un café luego para poder seguir hablando— sonrio encantadora de solo pensar en su idea.

Sin que la mayor se de cuenta, el ceño del albino se torno en desagrado y aguantando más ganas de gritar y negarle aquella invitación, respiro hondo y mantuvo la compostura.

Desde que la mayor supo que él trabajaba en aquella tienda no paraba de visitarlo e intentar mantener un tipo de charla "amigable"; sin embargo, no se sentía cómodo con su presencia últimamente.

Fue a recoger unas cuantas bolsas en el piso y sin darse cuenta la mayor agarro su celular y con silencio y cuidado le tomo una foto fingiendo estar en llamada.

✿𝕊𝕖𝕣 𝕦𝕟𝕒 𝕗𝕒𝕞𝕚𝕝𝕚𝕒✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora