【 un solo niño, el cual tiene la peor manera de vivir con los seres que los considera "padres", pero un día nuevos vecinos llegan a su vecindario lleno de casos y mucho drama.】
-¿sere feliz algún dia?- hablo tímidamente con voz baja.
❏ historia hina...
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Bien.
¿Qué hace la mayoría de gente cuanto ven un caso de violencia doméstica o abuso de poder?.
Muchos ignoran, otros llegan a estar del lado tanto de la víctima como del abusador brindándole apoyo y luego esa parte de la sociedad que solo son espectadores, ven y piensan mil maneras de aportar a la situación pero por miedo al fracaso o simplemente no tener energías y dejarlo allí no hacen nada.
A veces, hasta que te enteras de la situación con tus propios ojos, cambias tu manera de pensar en como ayudar. Porque la situación que pensaste nunca sera igual a la que tus ojos ven.
Entonces, para una persona que de verdad quiere ayudar y parar la situación ¿Como podría sin tener que afrontar las consecuencias de cada acto? Es más, el posiblemente no sufra las consecuencias sino la víctima en este caso.
Viendo esto, ¿Que hacer después?
¿Afrontar las consecuencias y buscar ese final feliz como cualquier historia o cuento de hadas?
Parece feliz e lo que más quiere para los seres que aman, pero es por más seguro que al querer un final feliz, no seria el final, solo continuara y seguirá una nueva vida para recorrer.
Y eso cuenta, cuesta tiempo.
...Pero es lo que el sacrificaría por el amor que tiene ante sus seres queridos.
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—¡ERES UN IDIOTA!— La mujer, su madre, estaba furiosa y demasiado con su padre.
El se escondía bajo una mesa por miedo ante cualquier reacción agresiva de su madre hacia él.
Miro rápidamente el como estaba reaccionando su padre y aunque ya sabia la respuesta igual tenía curiosidad si algo cambio.
El hombre de la casa, o como el se diga a si mismo, miraba tranquilamente y de manera algo fría a su esposa. Los gritos hacia su persona eran como musica para sus oídos y musica que estaba destinado a escuchar por el resto de su vida aunque se separen.
—Cielo, puedes dejar de exagerar— hablo tranquilamente, estaba acostumbrado y claro, como no estarlo si ya llevaban como 9 años de casados.
—¡No me digas que esta vez estoy exagerando!...— agarro lo que seria una prenda femenina —¡ESTO, NO ES MÍO!—.
