【 un solo niño, el cual tiene la peor manera de vivir con los seres que los considera "padres", pero un día nuevos vecinos llegan a su vecindario lleno de casos y mucho drama.】
-¿sere feliz algún dia?- hablo tímidamente con voz baja.
❏ historia hina...
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Su camino era lento y seguro; el frío esa mañana había azotado fuertemente la cuidad llenando la de aquel característica escarcha blanca.
Acomodo mejor el estado de su bufanda gris en su cuello para calentarse un poco.
Soltó un suspiro algo evidente en camino y con la nariz roja junto con sus mejillas emprendió rumbo a la fuente, toda congelada, esperando aquel chico de ojos verdes.
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—¡Komaeda!— un chico de cabello castaño se acerco a paso rápido ante el recien nombrado.
El albino se levanto de la banca con una sonrisa, y a paso lento se acerco un poco al punto de encuentro con el castaño.
—Hinata-kun...—.
—¿vamos?— ante la pregunta el albino asintió levemente la cabeza y emprendiendo de manera pareja caminaron a paso tranquilo.
Esa noche se acercaba la navidad, eran las diez con cuarenta y ambos quedaron en salir juntos para admirar el árbol navideño que habitaba, de gran tamaño, en medio del parque.
Ambos traían en manos una bolsa llevando adentro un regalo; Komaeda en la mano izquierda traía el regalo con el cual intercambiará junto con el castaño, mientras que este también aportaba lo mismo.
Una vez ambos estuvieron frente aquel característico árbol lleno de decoraciones, se miraron y soltaron una leve risa cada uno.
—Dios, esto es vergonzoso— hablo el albino, en sí el hubiera preferido hacer este intercambio en su departamento pero por pedido de hajime quedaron en realizar esta actividad dentro del parque para darle un toque más "romántico" al momento.
—Que no te de vergüenza, ya llegamos hasta aqui— el tampoco puedo evitar sacar una delicada risa, pensaba que al salir ambos podrían tener una especie de cita pero por problemas con sus padres dejaron este intercambio de regalos para unas horas antes de que diese el anuncio de la navidad.
El castaño para dejar esta incomodidad y relajar la tensión sobre las miradas de algunos que se podían sentir como amenazas le dio aquella bolsa de plástico donde aguardaba el regalo para Komaeda.
