CAPÍTULO 11

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- ¡Pero como te atreves! - dijo Míriam dándole una bofetada a Art - Es muy bajo que estés diciendo algo asi

- ¡¿Como te atreves?! - dijo Art apuntó de devolverle el golpe pero su brazo fue detenido.

- Ni se te ocurra ponerle un dedo encima - dijo Gulf mirandolo con odio y rencor - Porque hay si veras de lo que soy capaz

- Eres un... - Arte le iba a dar un puñetazo pero un estruendo lo interrumpió.

- ¡Basta!- grito el emperador furioso - No permitiré este espectáculo frente a mi y mucho menos frente a mi esposa. Explíquenme que paso.

- Sencillo padre, Gulf y mi hermano se retaron para ir a cabalgar juntos, pero yo estaba observando desde lejos todo - dijo Mew quién se volteo a mirar a Art molesto - Pero al parecer una víbora estuvo mirando de cerca y nisiquiera se tomó la molestia de ver a su alrededor.

- Es la verdad padre, no pasó nada más - dijo Kao reafirmando lo que dijo Mew - Yo jamás le faltaría el respeto ni a mi hermano ni a su prometido.

- Me disculpo su alteza, quizás malinterprete la situación - dijo Art fingiendo arrepentimiento

- Espero que te haya quedado claro - dijo Mew mirandolo - Nunca vuelvas a cuestionar la pureza y reputación de mi prometido porque a diferencia de otros el es un ser muy puro.

- Muy bien, entonces es un tema cerrado - dijo el emperador para volverse a sentar en su silla.

- Sirvan, por favor - ordenó la emperatriz

Los sirvientes empezaron a servir la mesa con abundante comida y llenando las copas de todo con el mejor vino que resguardaban en el palacio.

Pero entre tanto y tanto había una persona que estaba hirviendo de rabia porque no logró su cometido y no conforme con ello encima fue hummilafo por quien fue su primer amor y por quien era que había hecho todo, pero eso no se iba a quedar así

- Lo siento mucho hermano - dijo Art haciendo que todos guarden silencio - Dejame recompensarte por lo mal que te trate.

- No hace falta - dijo Gulf de manera seria.

- Insisto - volvió a replicar.

- Gulf, me parece que deberías aceptarlo - intervino su padre - Después de todo tu y Art son mis hijos y deben llevarse bien.

- Gulf quedo mirando a su padre y luego a Art - Como usted lo ordene, padre - aceptando por obligación - Hazlo si así lo quieres.

Art se dirigió a la mesa donde estaba el vino y las copas. Empezó a servir todo, sólo que nadie se podía imaginar que en la copa que le iba a dar a Gulf estaba el final de su tormento y donde todo volvería a su lugar.

Desde el fondo de su corazón mientras repartía las copas estaba preocupado porque sus enemigos lo asechaban y querían ver su caída pero que lo que se vendría lo ayudaría a librarse de los obstáculos que se le iban a presentar para poder finalmente tener el camino libre para que sus deseos se realicen. Luego, se encargaría de terminar con otros obstáculos que están empezando a tornarse un problema.

- Finalmente, para ti amada tía -y mi querido hermano - dijo Art dispuesto a entregar las copas pero fue interrumpido

- Deja la charola en la mesa - dijo Míriam molesta - No quiero beber nada que haya sido tocado por ti.

- Esta es una bandeja muy peculiar ¿No tía? - dijo Gulf tratando de hacer una broma para que sonría

- Eso es muy cierto - dijo Míriam siguiéndole el juego - Disculpen esa apreciación pero en el lado norte no tenemos cosas así.

- Es una bandeja muy ingeniosa - dijo la emperatriz sonriendo por lo divertido que le parecía - Incluso gira.

- ¿Encerio? - dijo Míriam mientras agarraba la bandeja y le daba vuelta

La cara de Art estaba hecha un poema porque ahora no sabía que iba a suceder y el miedo en su corazón se empezó a expandir con una velocidad increíble. Dos copas pero una contiene un solo final.

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