Portal en la cafetería

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La joven comía en la cafetería del campus universitario, deleitándose el paladar con la comida carísima que no le llenaba el estómago, porqué los estudiantes de la facultad de nutrición, eran quienes hacían el plan alimenticio y cocinaban. Se encontraba a la mesa y su única compañía eran los audífonos puestos con música a todo volumen, sin embargo; a unas cuantas mesas de distancia, había una persona que era su amiga. Midori llevaba meses sin hablarle, y en la paranoia que su pesadilla le pegó, imaginaba que su examiga hablaba de ella en ese momento, porqué la veía murmurando y podía escuchar sus susurros en su mente. Tembló de enojo al no dar crédito a las palabras que le cruzaban por la mente.

Perdió el control de sí misma y su instinto, aquel que le hace convertirse en una bestia de ojos azules, despertó. Saltó hasta la mesa donde yacía Midori, quién sin inmutarse le miró a los ojos. Ella le gruñó enseñándole los colmillos porqué estaba muy enojada, no por los cuchicheos, sino, porqué le dejó de hablar; en ese momento no le importó que las demás personas que comían en la cafetería le miraran y criticaran porqué parecía una dramática sobre la mesa.

— ¿Cuál es tu problema? — Preguntó la joven a su examiga con voz ronca.

Midori llevó los brazos a la defensiva, un poco confundida porqué pudo ver el cambio físico repentino de la chica. La ojiazul esperando respuesta, se dio cuenta que algo inusual pasaba frente a sus ojos, detrás de quién atacarìa. Un portal de color azul apareció distorsionando la imagen de su panorama, de él, salieron tres individuos. Corín, Rhys y Jafet. Rhys tenía el cabello ondulado color negro y le llegaba debajo de los hombros. El del medio, Corín, traía un sombrero negro, el cabello corto y teñido de rubio; y el tercero, Jafet, era alto de cabellos cortos lacios y negros; sin embargo, este último ni siquiera le miraba. A ella le gustaba ese hombre alto porqué en ese tiempo, aún no adoptaba a Corín como hermano; el rubio, por su parte, le sonrió levantando la ceja izquierda.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó molesta.

No era normal que tres individuos a los cuales sólo conocía de vista aparecieran de repente, gracias a la magia de un portal tridimensional. Las personas que se encontraban en la cafetería veían asombradas el portal azul, parecía un buen efecto de película cinematográfica.

— Ja, tranquilízate...hemos venido por ti — volvió a levantar la ceja Corín.

— ¿Por mí? ¿Estás seguro? — Ella intuía que ese sujeto le coqueteaba. Era la primera vez que lo veía en persona, aunque nunca se le cruzó por la cabeza qué pudieran viajar de esa forma tan mágica.

— Así es, será mejor que vengas por voluntad propia, si no quieres que te lleve a la fuerza — le sonrió de lado a lado.

La joven ladeó los ojos como gesto de fastidio, desde que conoció a Gabriel, quién era un vampiro chupasangre y se proclamaba su padre de algunas vidas atrás, toda persona que se cruzaba por su camino se relacionaba con él por cosas desconocidas; se dejó caer al suelo olvidando a su amiga por completo.

Caminó hasta quedar en frente del rubio.

— Infeliz —, reclamó mientras se adentraba al portal con los tres sujetos.

Crónicas de un soñador II ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora