La estación del metro al mediodía yacía atiborrada de personas, por eso andaba esquivando gentes que bajaban de los vagones. Alexander y Keiser se hospedaban en un pequeño departamento que estaba oculto entre uno de los túneles, había acceso a él sin dificultad por unas escaleras de hierro en forma de caracol. Subió las escaleras alertándola dos policías que bajaban, luego se dio cuenta que había una cinta amarilla con las letras keep out, dónde debía estar la puerta negra de hierro, que daba acceso al departamento.
Los sujetos de azul le prohibieron el paso; sin embargo, exaltada, los golpeó en el estómago dejándolos inconscientes, luego tomo a cada uno con uno de sus manos y los recostó entre los escalones para seguir ascendiendo. Desde su posición vio sangre en la pared blanca sintiendo nauseas, no era por la sangre, era por pensar de quién era la sangre, pues de ser de Keiser y Alexander, se pondría a tambalearse de miedo. Levantó la cinta y al entrar a la habitación, la sangre estaba por todos lados: en el suelo y las paredes; todo yacía desordenado y destruido, por lo tanto, quién haya hecho tal atrocidad, buscaba algo importante. Olía la sangre coagulada y no evitó vomitar en el cesto de basura a su izquierda sobre el suelo. Un texto escrito con sangre que decía: "Tu eres la próxima", le provocó escalofríos.
¿Quién había matado a Alexander y a Keiser? Comenzó a temblar y no distinguió si era miedo, enojo, tristeza o asco. Se percató que las ropas de ellos estaban en el suelo, sabía que eran suyas porqué las llevaban puestas ese día, mas no encontró una explicación más porqué faltaban sus cuerpos. Tenía conocimiento qué cuando había una escena del crimen, los cuerpos se quedaban hasta que llegaban detectives, pero sabía que esas personas aún no iban, ya que, encontró otro mensaje bajo la ropa de Alexander: "Voy a matarlos uno por uno."
No pudo contener el llanto, dejó caer la ropa al suelo y salió disparada del departamento, se cayó de las escaleras de sentonazo. En su huida chocó con muchas personas, a las cuales aventó del andén a las vías del tren por la crisis de pánico que provocó los asesinatos. Fue tanta su ansiedad, que los policías comenzaron a perseguirla por ser una posible amenaza. Intentaban detenerla, pero ella percibía que aparte del cuerpo policíaco, alguien más iba tras su cabeza, pues vio sombras que flotaban entre las personas que la miraban curiosas o asustadas.
━⊰❖⊱━
Estaba a salvo en el bosque. Llegó a la cabaña donde vivían unos familiares así que entró y se sentó en el sofá de inmediato; le ofrecieron té para calmar su ansiedad porqué Lyla lloraba y tiritaba sin detenerse a tomar un respiro. Le preguntaron que le pasaba, aunque todos ya estaban enterados de la muerte de Alexander y Keiser; pero nunca se percataron de los mensajes escritos en sangre.
— Soy la próxima. —, dijo.
— ¿Cómo lo sabes? —, preguntó su amiga de la infancia que había ido a buscarla.
— Lo escribió en sangre ¿no te dijeron?
— No había mensajes.
— ¡Yo los vi!
— Pudo haber regresado... —, exclamó su amiga.
— Ellos no le hicieron nada... ¿Por qué los mató?
— Para llegar a ti —, Gea la abrazó, fue un cálido y afectuoso gesto que la hizo sentir protegida. Extrañaba a Gea, llevaba años sin verla y no entendía por qué había llegado de la nada a buscarla. Gea, separóse de su amiga porqué fuera de los territorios de la cabaña, había un hombre encaminándose hasta ellas.
— Te buscan—, comentó la joven sonriendo.
Se giró de inmediato, se sintió abrumada al ver a Hidan ¿Cómo la había encontrado? El mayor sonrió. Se quedó mirándola desde el árbol dónde se había detenido a tomar un descanso; era un alivio observarla sana y salva. Lyla se encaminó hasta él y al tenerlo cerca, lo abrazó. Lo apretó con fuerza y recostó la cabeza en su hombro.
— Hola —, saludó Hidan.
— Hola —, respondió — ¿Cómo me encontraste?
— Siempre te encontraré —, él la rodeó. La extrañaba; le besó la frente y se separó. — Alexander y Keiser están vivos.
La sangre se le fue hasta los pies, las náuseas la invadieron solo de recordar el departamento ¿Escuchó bien? Ella había visto sus ropas ensangrentadas y el departamento hecho un desastre.
— ¡Vi su sangre regada por todos lados! —, gritó. El mayor negó y volvió a abrazarla; procuró tener sus labios cerca de su oído. Debía ser precavido.
— Fue una trampa —, contestó. — Regresó y supo que la engañamos; con su sangre escribió el mensaje que iba para ti. Llegué un poco tarde, vi cuando escapabas y cerraban el metro con toda esa gente. Fue por eso por lo que te busqué aquí...En el metro murieron muchas personas.
— Yo no los maté...Es una bruja.
— ¿Cómo escapaste?
— No lo recuerdo.
Una pregunta le cruzaba en la cabeza, era un poco extremista, mas debía saberlo. Él significaba mucho en su vida; lo amaba, pero no sabía sí era correspondida con ese tipo de amor, no era pasional, de eso estaba segura. Por su mente se formuló la pregunta: "¿Hidan me amas?"
—Hidan ¿Me quieres?
— Te quiero mucho —, respondió. — Si te pasará algo...no sabría qué hacer. Es hora de irnos, no debes estar aquí.
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Crónicas de un soñador II ©
Short StoryLos sueños de Lyla siguen y con ellos las aventuras que provocan confusión en la realidad, porqué a veces después de despertar se mezclan sus mundos. Crónicas de un soñador II ©2015. Todos los derechos reservados. Esta obra está registrada en safe...