Una visita

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Tocaron la puerta del departamento, estaba entretenida doblando algunas playeras, así que al escuchar el sonoro golpe fue y abrió la puerta de inmediato. Grata sorpresa que se llevó al ver de quien se trataba, puesto que, esa sonrisa no la iba a olvidar nunca, ruborizada por la impresión que le causó la sonrisa de Aram, sonrió de lado a lado.

— Hola —, dijo travieso. No contestó porque alguien más la saludó y no pudo sacar palabras de sus labios.

— ¡Hola! —, exclamó Ryu, quién reía a la par con su amigo Aram.

— ¿Por qué se ríen? —, cuestionó muy confundida ya que no estaba en la misma sintonía.

—Del camino. —Respondió su amado entre risas; le enseñó bolsas color gris de plástico que colgaban de sus manos, parecía que habían comprado provisiones para degustar en ese mismo momento. Se hizo a un lado para dejarlos pasar al departamento. Las bolsas que llevaban ambos hombres, las dejaron en el suelo a lado del sofá de piel sintética color negro, dónde se sentaron con regocijo, pues parecía que no habían descansado en unas horas porque se dejaron caer en los cojines con un suspiro de cansancio.

Cerró la puerta antes de interrogarlos. Los dos estaban abrigados y de negro, Aram traía lentes de sol a pesar qué el día estaba nublado y aún no se quitaba la gorra gris de su cabeza. Ryu, por otro lado, llevaba un saco negro y acomodó su cabello hacia atrás mientras los inspeccionaba.

—¿Y eso? —, señaló las bolsas.

— Las trajimos para ti —, contestó Ryu.

Levantó la ceja. Era la visita más extraña que ha tenido desde qué se cambió de ciudad. Estaba estudiando la universidad y tuvo que irse de su hogar; el cual visitaba los fines de semana. Pensó que tal vez esos dos irían con Abed porqué él se mudó al piso de abajo hace unos pocos días.

— ¿Para mí? — Estaba incrédula. — ¿Acaso se van a quedar aquí?

—No. Venimos a visitarte nada más...No encontrábamos la dirección —, se burló Aram.

Ella le sonrió, su risa le taladraba los oídos; podría acompañarlo; sin embargo, decidió contemplarlo, porqué creía que tal vez estaba bajo los efectos del alcohol.

— ¿Estás sola? —, Ryu se cruzó de brazos.

— Sí —, torció la boca. — Ya casi me voy.

— ¿Has visto Abed? — preguntó muy serio Aram. Le miraba, podía sentirlo a pesar de que no observaba sus ojos oscuros por culpa de los lentes de sol, algo que daba más méritos a sus sospechas que estaba alcoholizado.

— No —, respondió con firmeza.

— Aléjate de él.

— ¿Por qué? — Frunció el ceño, Abed le agradaba mucho. Era como su tío.

Aram torció los labios y se cruzó de brazos. Las gafas de sol le impedían ver su mirada.

— Es peligroso —, rezongó.

— ¿Celoso? — Lyla conocía a Abed, muy poco, pero tenía buenos instintos cuando se trataba de las personas, Abed era buena persona, eso lo sabía.

— No —, bufó.

— Entiendo —, sonrió.

Ryu estaba tranquilo observándolos, él apoyaba a la joven, Abed era una persona muy pacífica.

━⊰❖⊱━

Como le habían dicho, solo iban de visita y antes de que se fuera a la universidad, los había acompañado a tomar un taxi. Apenas y pudo intercambiar una caricia afectuosa con Aram, al qué abrazó al despedirse. De regreso a casa, se percató que la puerta del departamento de Abed estaba abierta; ella vivía en el segundo piso y tenía que pasar a fuerza en frente de la puerta para poder tomar las escaleras; estaba cerca de la entrada y al mirarla le dedicó una sonrisa. Saludó efusivamente con un movimiento de su mano derecha y luego corrió a su casa porqué se le hacía tarde para irse a clases.

Crónicas de un soñador II ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora