Crónicas de un soñador II ©

Entre cobijas

Tocaban a la puerta con firmeza; aquel golpeteo la estaba sacando del sueño. El ruido constante la despertó por completo, abrió los ojos un poco y visualizó la ventana del cuarto pequeño de su antiguo hogar ¿Cómo había llegado ahí? ¿Sí ya no vivían ahí, porqué llamaban a la puerta? ¿Acaso se había metido ilegalmente? La luz del sol entraba a la ventana cómo siempre. Miró las paredes y aún estaban del color verde pistache que recordaba en su infancia, eran paredes viejas, húmedas y sucias por el tiempo de los años. Sobresaltada se giró y vio la cabeza de su amado Aram, alarmada se sentó en la cama. La cobija se deslizó por su cuerpo desnudo y sintió el frío recorrer su piel al instante. La piel se le erizo por completo. Miró a su alrededor confundida; vio el bulto dormido que se escondía dentro de la cobija. Aquella cobija no le era conocida, ni siquiera sabía por qué estaban ahí; lo que si sabía era que la persona que tocaba a la puerta era su hermano menor y le estaba diciendo que se levantará porqué le hablaba su mamá.

Al escuchar la palabra "mamá" se asustó ¿Qué les iba a pasar si su madre sabía que estaban ellos dos ahí en esa cama, (que no tenía idea de dónde salió) desnudos y con una enorme cobija que no tenía idea de su existencia? Ya eran bastante grandes para poder tener intimidad, y hablar sobre esos temas, además, la casa de su madre no era esa y no le faltaría al respeto de esa manera, por lo tanto, quizá no pasaría nada, pues, en esa casa ya no vivía nadie desde hace años.

— ¡Despierta! — le dijo al que yacía dormido a su lado. — ¡Mi mamá está aquí!

— No — aquella persona se dio la vuelta. Estaba somnoliento y con una atajada de su brazo la volvió acostar, la rodeo entre sus brazos con agilidad. — Vuelve a dormir otro rato, hace mucho frío.

— ¡No podemos! ¡Si ven que estamos aquí me irá mal! ¡Cámbiate ya!

— Tengo sueño. — respondió — sal por la ventana y dile que ya vas, — le dedicó una mirada dónde le demostraba su enojo.