Despertó sobre el hielo sintiendo la humedad de una lengua tibia en su rostro y manos. Pudo oler el aliento animal que desprendía la baba que se secaba en su piel. Cuando abrió por completo sus ojos color avellana, se vio rodeada de una manada de lobos. Los cánidos la observaban con sus ojos amarillos, no se movió; pensó que quizá sería presa de aquellos cuadrúpedos, que le observaban fijamente como presa. El hielo le quemaba la mejilla que se hundía en los copos de nieve abultados, la piel le ardía y a la vez, comenzó a temblar de frío. Hizo un movimiento de reflejo que alertó a los lobos a quienes se les erizó el pelaje del lomo. Dobló sus dedos rozando el hielo con las yemas de los dedos, respiró hondo y dejó salir el bióxido de carbono lentamente.
Observó el vaho que salió de su fría nariz. Los lobos retrocedieron cuándo el hielo comenzó a crujir por unos pasos que se acercaban hasta ella; intentó mirar por arriba de su cabeza la silueta frente a su cuerpo que la contemplaba, escuchó que dijo algunas palabras, pero, no entendió ninguna pues estaba aturdida. La persona desconocida vestía adecuadamente para el clima que hacía, su abrigo largo de color café oscuro le rozó la mano provocando que sus músculos respondieran al contacto del pelaje, ya que le causaba cosquillas.
— ¿Estás bien? —, preguntó.
— S-s-sí —, titubeó.
Trató de girar su cuerpo, pero, todo musculo estaba contraído y no respondían al mandato de su cerebro. El individuo se puso en cuclillas al ver que la joven no podía moverse, en aquel instante pudo observarlo bien; pelo negro largo y alborotado hasta los hombros, piel apiñonada y nariz afilada. Aquel hombre se quitó el abrigo y lo dejó caer en su cuerpo que aún estaba sobre el hielo, a su vez, los lobos se acercaron y comenzaron a olisquear la prenda sin hacer daño a la chica, que no entendía porqué aquel sujeto de las nieves, no le ayudaba a ponerse de pie.
— Te ayudaré a irte... ¿Sabes que te buscan desde hace días?
— ¿Q-qui-quien? —, otra vez más trató de moverse.
— Todos —, respondió el sujeto.
━⊰❖⊱━
Abrió los ojos mirando a su alrededor. Ya no había hielo, ni lobos. Todo estaba cálido, agradable, acolchonado; se percató que yacía acostada en una cama suave y sus sábanas olían a detergente para ropa.
— ¿Cómo llegaste allá? —, era la voz de Corín.
Trató de sentarse de un salto cómo si se le hiciera tarde para ir algún lugar. La presencia de Corín le había tomado por sorpresa, él se acercó sentándose sobre el colchón y le tomó de la espalda mientras ella se sentaba sobre la cama. Al incorporarse, observó el lugar otra vez y fijó sus ojos en el cuerpo semidesnudo de aquel hombre, qué miró con admiración. Sus ojos recorrieron cuello, brazos, el pecho que subía y bajaba, su abdomen y por último sus ojos grandes y oscuros que le estudiaban fijamente. Corín la descubrió, estaba segura que podía ver el brillo de lujuria que deleitaban sus ojos solo de ver su torso.
— ¿Qué? —, preguntó juguetón.
— ¿No tienes frío?
— No —, respondió con una sonrisa.
— ¿Qué me pasó? —, preguntó con un hilo de voz posando su mano arriba de la mano de Corín.
El calor que emanaba su piel le calentó las mejillas y él, por su parte, observaba aquella pequeña mano sin parpadear, después de años de convivencia, a pesar que Lyla lo viera como un hermano mayor, sus sentimientos hacia ella, seguían siendo los mismos, por eso gruñó bajito, se lamió la comisura de los labios y después se mordió el labio inferior reprimiendo sus deseos carnales.

ESTÁS LEYENDO
Crónicas de un soñador II ©
Short StoryLos sueños de Lyla siguen y con ellos las aventuras que provocan confusión en la realidad, porqué a veces después de despertar se mezclan sus mundos. Crónicas de un soñador II ©2015. Todos los derechos reservados. Esta obra está registrada en safe...