Un pobre con gustos de rico | KookV

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Era la graduación de Jungkook.

Finalmente tendría su título, heredaría la empresa de su padre, al fin, sería su orgullo, luchó muchísimos años por su aprobación, estaba emocionado de que pronto lo conseguiría.

Observó las sillas dónde los familiares de los graduados se encontraban, la ceremonia estaba por comenzar y no había ni un rastro de él, solo su madre, como siempre.

Ya había comenzado el evento, todos estaban dando sus discursos, recogiendo sus certificados, finalmente saliendo del escenario.

— Con ustedes, el mejor alumno de la carrera, graduado con honores y buena disciplina, “Jeon Jungkook”.

Su corazón latía fuerte, sus manos sudaron, se sentía nervioso, ¿su padre lo estaría viendo?

Subió al escenario, estrechando la mano de los docentes presentes, hasta que finalmente le entregaron su título y su certificado, observó al lugar donde estaba sentada la señora Jeon, quien estaba grabando con una sonrisa gigante en su rostro, limpiando con su mano libre las delicadas lágrimas que salían sin permiso de sus ojos.

El asiento a su lado, el cual estaba apartado, seguía vacío... Sintió como su corazón comenzaba a doler, además de que un nudo en su garganta se hizo presente.

Después de la fotografía que le tomaron, se fue rápidamente del escenario, se sentía dolido, furioso, decepcionado.

Corrió al baño, quitándose la toga y birrete en el camino, agradeció tanto que se encontrará vacío, al entrar a un cubículo, se recargó en la pared, subiendo su cabeza, salieron sus lágrimas, cerrando sus ojos, tratando de reprimirse.

Suspiró tapando su rostro.

¿Por qué había sido tan iluso?, Su padre nunca había mostrado interés en nada de él, solo quería perfección, se esforzó tanto en dársela, pero no había servido de nada, seguiría siendo distante con él.

El enojo lo obligó a patear con fuerza la pared del cubículo, tratando de desahogarse.

— Preferiría que estuvieras muerto... ¿por qué fue mi tío y no tú? – susurró para si mismo.

Era miserable.

Se limpió el rostro con las mangas de su traje, sintiendo algo atorarse con su cabello.

— Lo que me faltaba...

Con cuidado desenredó el accesorio del mechón, observando esa linda pulcera verde, que no combinaba para nada con su traje.

Los sentimientos negativos, se alejaron de a poco, sintiéndose mejor al recordar la persona que se lo había obsequiado.

“ Jóven JK, ¡mire, nos hice pulceras de la amistad! ”

Sabían sus nombres, pero el adolecente insistía en seguirse llamando por sus iniciales.

Él tenía la pulcera verde que tenía una figura de un conejo.
Mientras que el menor tenía la morada que llevaba un oso.

Su sonrisa se volvió una mueca, llevaba varios meses sin ver a su pequeño amigo, podría localizarlo fácilmente con sus contactos, pero no era ético.

¿Un adulto buscando a un adolescente?, no, podría malinterpretarse.

Se relajó un poco, decidiendo salir, el baño estaba comenzando a llenarse, al parecer ya había terminado el evento.