Capítulo 11

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Marruecos

Jaden

Drogas y hoteles, a eso se dedican nuestras familias desde el principio de los tiempos, hace generaciones atrás. Con los años todo se fue perfeccionando, hay mucho detrás de este mundo en el que nos manejamos, mucho más de lo que cualquiera pueda llegar a imaginar.

Por eso nos preparan desde niños para ser armas mortales, incluso más donde yo estuve en los últimos años.  Allí se desató una parte de mí que debo hacer un esfuerzo por canalizar, necesito volver cuanto antes y sacarlo todo.

Centro nuevamente mi atención en lo que planean hacer esta semana, básicamente el objetivo del viaje.

—En los barrios bajos de África oriental el tráfico de heroína es un negocio útil para que cada quien lleve comida a la mesa de su familia. Estas personas trabajaban en las calles pudiendo ser atrapados por la policía en cualquier momento y en su lugar fuimos nosotros quienes los encontramos. —explica Addison.

—Hay una zona en Marruecos, lejos del occidente donde le ofrecemos a la gente esta especie de futuro mejor. Vivir cerca de las hermosas playas y sin ser perseguidos por la ley, lo que les hace creer que no es un mal trabajo, tienen jornadas de ocho horas, viviendas y comida para ellos y sus familias cada día, no exigen nada más. —continúa Amelie.

Comprendo la lógica básica de lo que dicen, le ofrecen a personas que nunca tuvieron nada la posibilidad de asegurarse una vida tranquila, debe ser como poseer un hotel y millones para nosotros.

Observo el gráfico que se refleja en la mesa dejando mi peso sobre ella mientras Addison explica de que se encargará cada uno al llegar a la fábrica.

—Una vez allí probablemente nos reciban con algún almuerzo o algo del estilo, hablaremos con los administradores y escucharemos lo que tienen para decirnos. Cuando todo eso termine Cameron supervisará los campos de amapolas, la extracción y el secado, digamos que hasta la obtención del opio,  Amelie irá por el refinado, o sea la morfina y yo por el segundo refinado, la heroína. Jaden tú iras un rato con cada uno, en el mismo orden de producción. Saldremos hacia allí  a las once, no se tarden.

—¿Qué hay del resto de las etapas? —pregunto, no soy quien para andar de asistente de nadie y soy consciente de que hay más fases de las que nombro.

—Las revisaremos el jueves. —me dice Cameron. —Descansen que mañana salimos temprano, hay cosas que hacer.

Amelie y Cameron se retiran de inmediato, hago el ademán de irme pero decido quedarme, sin hacer ruido alguno.

Addison teclea en su computadora unos minutos hasta que fija los ojos turquesas en los míos dándome a entender que siempre supo que estuve ahí. Vuelve a lo suyo, anota unas cosas más y acomoda papeles, es una nerd de las ilegalidades.

Los anteojos que lleva suman mucho a mi imaginación, ella con el escaso recuerdo que tengo de su uniforme de colegio, una falda corta a cuadros y la camisa blanca casi transparente, una jodida fantasía.

—No quisiste competir contra mí en Las Vegas ¿Qué sucedió?

—Tu tienes tus secretos y yo un límite Jaden.

Entiendo su punto a pesar de no saber precisamente a qué se refiere y no estoy como para mantener la conversación que veo que se me viene encima en este momento. Fue un día largo entre las diecisiete horas de viaje sumado a la llegada y la organización de lo que haremos estos días solo tuvimos dos horas para descansar.

No hago ningún esfuerzo por continuar hablando con Addison, lo que realmente necesito es una buena ración de alcohol y mujeres que estén completamente dispuestas para mi, sé que encontraré ambas cosas abajo por lo que voy en busca de ello.

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