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Jaden
Cumplir veintiún años no se siente tan especial cuando toda tu vida has hecho las cosas para las cuales recién ahora deberías estar autorizado.
En cada casino de Las Vegas hay un cartel advirtiendo que los menores de veintiún años no son admitidos y yo los habito desde el momento en que nací. Cualquier tipo de alcohol y juegos siempre me fueron permitidos, tuve acceso a cada club y evento que se me diera la gana como también he comprado y consumido drogas de múltiples tipos.
Si fuera por elección del grupo esta noche saldríamos a festejar con excusa de mi cumpleaños como si no pudiéramos hacerlo cada noche libremente pero John les ganó de antemano anunciando que habría un evento privado en el salón del hotel en motivo del mismo. Conociendo a mi padre los invitados serán más de su interés que del mío, al menos no estaré solo y todos deberán asistir lo que alivianará los aires.
Me encargo de preparar el traje que vestiré para no tener que pensar luego y termino de arreglar los detalles del proyecto que presentaré sobre los campos de amapolas en Kenia. Lo segundo me lleva toda la tarde debido a que no he despertado demasiado temprano por los inconvenientes de la cocina ayer en la madrugada.
Al decidir que el archivo está finalizado cierro la computadora dirigiéndome al gimnasio donde realizo la rutina que me toca. Después de una hora y media vuelvo a mi habitación para darme un baño y así comenzar a prepararme.
Desde adentro de la ducha oigo los golpes de la puerta, los ignoro la primera vez, la segunda, la tercera. Cuando frenan cierro el grifo y hago lo necesario para salir de la ducha.
La presencia de Addison, quien espera tranquilamente sentada sobre mi cama, me toma por sorpresa. Luego del numerito de ayer no creí que fuese ella quien vendría precisamente en mi búsqueda.
—¿Se puede saber cómo has abierto?
—No. Solo he venido a dejarte tu regalo, debía asegurarme que no cayera en las manos equivocadas. —expresa dejando una pequeña caja sobre el colchón y va alejándose en dirección a la puerta a medida que me acerco.
La situación es absurda, como viene a enfrentarme cara a cara y a su vez se escapa al intentar acercarme. No fuerzo nada, solo la dejo hacer lo que se le dé la gana porque no estoy como para que su posición de víctima se intensifique.
Me recorre con la mirada durante unos largos segundos en los que aprovecho a hacer lo mismo y detallar la corta falda de deporte que trae, hasta que se larga dando un portazo que me despierta del trance.
Tomo la caja que ha dejado, contiene una antigua llave, de esas de siglos atrás. Mientras me alisto pienso en cuál podría ser su utilidad y solo llego a la conclusión de que me esta haciendo una broma de mal gusto porque no hay puerta alguna que se abra con ese tipo de llaves y menos dentro del hotel donde todas son electrónicas.
Tres tonos le lleva a Cameron contestarme la llamada con un aspecto de cansancio terrible.
—¿Por qué mierda llamas a esta hora?
La diferencia horaria es de diez horas y por más de que en Rusia sea temprano en la mañana comprendo que debe haberse ido a dormir hace poco tiempo. Ignoro el problema que le causa el horario, solo busco una respuesta rápida y si Addison se aseguró de entregarla en mano, debe haber una razón y no creo que haya riesgo en que Cameron sepa algo al respecto.
—Solo necesito saber si tienes idea a donde pertenece esta llave. —le muestro el objeto.
—Luce... antigua.
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Indelebles
Teen FictionLas Vegas es un lugar donde la línea entre los buenos y los malos es completamente invisible, un lugar donde todo vale. Ella es la tentación vuelta mujer. La menor de las Dallas sabrá aprovechar la belleza y elegancia que distingue a su linaje, logr...