Regreso

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—Cielos Mike, durante todos estos años fui conciente de que las cosas cambiarían, pero nunca me imaginé que cambiarían tanto... —Estaba parado frente al edificio dónde Michael y Jack vivían. Había llegado allí con la ayuda de Kris, pues le dió un aventón en su auto. —¿Cómo es qué pudiste independizarte tú sólo mientras cuidabas de un niño?... Debí estar allí, habría sido más fácil para ambos. —Soltó un pesado y largo suspiro, y se recargó contra una de las paredes del edificio para ponerse a pensar sobre cómo chuchas entrar a ese edificio sin tener llaves; podría escalar por el techo hasta llegar a la cima y entrar a la fuerza por una de las ventanas, pero no quería verse cómo un ladrón, si de por si, todos se estaban alejando de él por la pinta de vagabundo qué tenía.—

—Voy a abrir un negocio cabrones, será de palomitas que hagan pio pio cada que las lsnslmalaksls. —En la esquina de la cuadra había un hombre ebrio que apenas volvía a su casa tambaleándose de aquí y allá dando lentos pasos.—

—¿Qué verga?... —Se preguntó así mismo Jeremy, quién veía al hombre con una mueca de desagrado. Se quedó ahí pegado contra la pared y espero a que pasará, no intentó llamar su atención por si se ponía agresivo.—

—¡Soy el mejor jugador de Free Fire!. —Se detuvo frente a la puerta del edificio, y todo pendejo empezó a buscar sus llaves dentro del bolsillo de su pantalón.—

—Hombre, si que estás ebrio...

El sujeto tuvo suerte de encontrar sus llaves, más sin embargo no hallaba la forma de meter una de ellas por el picaporte de la puerta, estaba tan perdido que perdió fuerza en su mano y las dejo caer al suelo. Jeremy tan sólo rió por ello, era divertido ver a un ebrio sin poder entrar a su propia casa. Iba a quedarse ahí, viéndolo buscar sus llaves en el suelo mientras se arrastraba cómo gusano, pero recordó que tenía que entrar al lugar y fue ahí dónde se le prendió el foco.

—¡Hey amigo!. —El rubio se le acercó y se agachó a su altura, pues seguía tirado en el suelo. —¿Qué buscas?.

—Mis llaves, me las acaban de robar. —Le respondió a punto de llorar.—

—Oh, ¿pero que cosas dices?. —Estiró su mano hacía el suelo y recogió el llavero para ponerlo frente a su cara. —Aquí están.

—Nos has salvado, estamos agradecidos.

—¿Viste?. —Le guiñó el ojo cómo si fuera alguna clase de genio que lo supiera todo, sólo quería alardear. —¿Que te parece si te ayudo a entrar a tu casa?.

—¡Por favor Luis Miguel, ayúdame!. —Le imploró al rubio mientras intentaba levantarse.—

—...Lo qué digas- —No quiso seguir alardeando con el pobre borracho, pues, ya se sentía mal por qué se iba a aprovechar de su estado de ebriedad para poder entrar al edificio. Habían tres llaves en el llavero, pero para su suerte descifró cuál era la correcta, y la puso dentro de la cerradura para darle la vuelta y terminó por abrir la puerta. —Esto fue más fácil de lo qué pensé, bendito alcohol. —Dijo para sí mismo y empujó la puerta hacía adelante para permitirle el paso a ambos. Jeremy no lo dudo ni dos veces y entró tratando de no llamar la atención, después le hizo señas al hombre ebrio para que entrará. —Rápido, ¿o te quieres quedar ahí afuera?.

—Vooooooy. —Se pasó del otro lado de la puerta, tropezandose en el proceso. —Gracias joven, no habría llegado a la iglesia sin usted.

—De nada, vaya con Dios mi hermano. —Le entregó las llaves al hombre, y mientras esté se iba, cerró el portón del edificio. —Ten cuidado con Satanás. —Vió cómo el hombre se iba por un pasillo y a duras penas subía unas escaleras para ir al segundo piso; cuándo se fue por completo, Jeremy se puso serio y empezó a recordar lo qué Kris le dijo. —Vamos... dijo que Michael vivía en los apartamentos de la primera planta... Si no mal recuerdo, dijo que era el número ocho. —Susurró. Miró a su alrededor y caminó por dónde quiera; su plan era ir de aquí y allá hasta dar con el departamento de Michael, sin embargo, no tenía idea de cómo iba a entrar.—

❐ ❛ Our son ❜  ( Jeremike/Fitzafton )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora