Lo siento 🙏🙏🙏🙏
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¿Cuántas veces había soñado con esas palabras?, se preguntó bajando los párpados, queriendo ser inmune a su embrujo creado por su encanto irresistible. ¿Irresistible?, su corazón frenético no podía ser frío con él. ¿Con cuánto anheló que su amigo la mirase, no solo que la mirara, sino de verdad?
- No lo dices de verdad – en vez de mirarlo, intentó apartarlo -, lo dices para burlarte de mí y de mis...
Se calló, helada a punto de confesarle su secreto más guardado. Se calló sintiendo que estaba a punto de caer por un precipicio que nadie la sostendría salvo que quisiera agarrarse a él, a la ilusión que le estaba ofreciendo sin darse cuenta de ello.
- Pensando mal de mí, otra vez – chasqueó la lengua, oyéndolo disgustado, aunque no se apartó.
No era justo, pensó Catherine al estar entre la espalda y la pared, y no evitó que él se ganara una mirada de reproche y de frustración.
- Sé que hice mal en no retomar el contacto contigo durante años. No fui un buen amigo, olvidándote. Lo he reconocido, y creo que no está siendo suficiente para que vuelvas a confiar en mí – notó un deje pesaroso en su voz. No estaba del todo recuperado y estaba ahí, hablándole y su cuerpo encima del suyo, que no ayudaba en nada ni a su raciocinio -, aunque ahora mismo no es lo que pienso, no como un amigo.
Sus miradas se quedaron prendadas y él, aunque de repente cansado, no dejó de mirarla ni que sus dedos acariciaran su sien, intentando dominar sus deseos. Ella no era consciente de que tenerla y no hacer nada que a su juicio pudiera comprometerla en una situación peliaguda le estaba llevando al límite. Y más cuando veía en sus ojos, recelo y algo más: vulnerabilidad, despertándole sensaciones contradictorias. No quería verlo en su mirada, no quería que sintiera así con él. Se le estaba escapando la razón, aunque posiblemente, fuera la causa. Aún se le quedó grabado la decepción que vio cuando lo pilló con esa mujer.
Era verdad, Catherine no estaba tampoco bien. Eran como si esos años, que estaban lejos uno del otro, se deshacían entre sus dedos. Aun así, el sufrimiento que había pagado por enterrarlo había sido muy elevado para ahora olvidarlo de un solo plumazo.
- Déjalo, Harry – cogió su mano, parándole, y esbozó una sonrisa que no sintió-. Estás queriendo suplir el vacío de Caroline, queriendo regresar al pasado y volver a como antes. Te estás convenciendo de ello como si fuera la única solución. Pero si regresara Caroline, ¿qué harías?
La mención de una posibilidad con su esposa fue una jarra de agua fría para ambos. La joven lo notó, cuya sonrisa tembló en sus labios. Su silencio le dio la respuesta inequívoca que había esperado porque los cinco años de su matrimonio no se iban a tirar a la basura. O eso creyó para que el corazón no se le rompiera más. Salvo que, Harry, cabeceó contrito consigo mismo. El problema no era Caroline. Ahora ella no era la dueña que ocupaba sus pensamientos. Ella no era la que lo estaba haciendo sufrir, ni dudando de sí mismo, sobre qué paso debería seguir para no hacerla más daño. No fue consciente de lo frágil que era hasta tenerla enfrente. Hasta tenerla en sus brazos y querer hundirse en ella. Solo que... quizás ella no lo deseaba como quería.
Y él era la causa de su desazón.
- Es mejor que descanse, ya mañana será otro día – cómo le pesó el alma al separarse de él, gritándose del por qué lo estaba haciendo, poniendo más distancia que hacía que se le dificultara más el respirar.
- Catherine – la volvió a llamar, pero no se giró para mirarle, aunque no se fue tan rápida en su marcha porque le escuchó decir: -. Te dejaré ir esta vez, pero te demostraré que estás equivocada.
¿Era en serio? ¿La quería torturar de esa forma?, gimoteó para sus adentros.
- Mañana pensarás distinto – le dijo, apoyándose en la puerta que la había abierto.
Mas sus palabras no sonaron con la convicción de que lo haría. No le respondió, pero el camino a su habitación, no la dejó tranquila. La fiebre había hecho estragos en él. No lo culpó por ello, se había sentido solo y ella, en ese momento, había sido algo pasajero. Se abrazó, triste y agotada. Cuando llegó a la cama, no quiso más pensar en ello, salvo que apenas durmió, rememorando lo que había sentido al ser acariciada por él, al ser abrazado...
¿Cómo podía enterrarlo si ahora más que nunca lo deseaba?
Quiero besarte.
Gimió, ¿cómo podía olvidarlo?
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No soy como ella (Volumen 2)
Historical FictionA veces el azar caprichoso o el destino marcado desde que uno nace, no le da opción a elegir, siendo una marioneta de unas manos que desconoce. Sin embargo, el amor, nadie elegía de quien se enamoraba porque en el corazón nadie mandaba sobre él. L...