Le tocó a Catherine en buscar a su esposo.
Este no se había escondido, ni lo había hecho como moneda de pago, por devolverle cada huida que ella había cometido en el pasado. No, era más, no se había ido lejos. Estaba esperándola en el balcón cuando se despertó. Se reunió con él, con una sábana a su alrededor. Lo abrazó por detrás mientras el amanecer los iba saludando con un nuevo día. Fueron testigos del amanecer, como el sol iba iluminando el cielo.
Besó su espalda desnuda y apoyó su mejilla en ella. Se balancearon sobre esa paz que los envolvía, mirando sobre el horizonte y los días venideros que faltaban por llegar.
— No me equivoqué el venir aquí.
Catherine no le interrumpió, curiosa a que continuara.
— De alguna manera, sabía que mi intuición no me iba a fallar. No pienses mal; no me jacto de mis decisiones — lo sabía, así que le depositó otro beso en su piel conteniéndose en sonreír —. No era para regresar al pasado y curar las heridas porque no podemos retroceder atrás y deshacer de nuestras acciones, pero sí podemos aprender a avanzar. Ahí, estabas tú.
Se giró en sus brazos y cobijó su rostro con sus manos.
Estaba arrebatador con ese genuino brillo en los ojos, aún adormilados, y el pelo revuelto.
— No fui muy amable contigo — recordando su reencuentro.
—Shhhh. Me lo merecía — posó un dedo sobre sus labios —. Fue gracias a ti que lo comprendí.
La aupó hacia arriba, con la sábana que estaba a punto de caer a sus pies. No le importó cuando la miraba como si fuera algo valioso y bonito. Le acarició sus mechones de oro, enamorada.
— El amor me estaba esperando a tu lado.
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No soy como ella (Volumen 2)
Historical FictionA veces el azar caprichoso o el destino marcado desde que uno nace, no le da opción a elegir, siendo una marioneta de unas manos que desconoce. Sin embargo, el amor, nadie elegía de quien se enamoraba porque en el corazón nadie mandaba sobre él. L...