Capítulo 4

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Muy pronto

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Llegada la noche, no mejoró la sensación de que algo andaba mal y precisamente no se consideraba una persona dramática, pero en ese momento, acostada en la cama y sin conciliar el sueño temía que hubiera perdido la cordura y se le hubiera pegado la amargura. ¿Por qué no aceptaba de una vez que su vida no estaba acorde con las demás? Se recostó hacia un lado y notó un bulto a los pies de su cama. Un maullido la saludó y se recostó como si quisiera la cosa. Su compañía le hizo sonreír. Al menos tenía a su compañera gatuna.

- ¿Catherine estás despierta? – su hermana también estaba desvelada.

- Sí, ¿no puedes dormir tampoco?

Alice negó graciosamente con su cabeza de rizos dorados, parecían muelles saltarines. Sus otras hermanas eran bellas también, pero la más pequeña iba a superarlas con creces. En cambio, ella no se consideraba especialmente "hermosa", había aceptado que era una más del montón y que pudiera ser agradable si no sacaba a relucir su carácter "rancio" como la había tildado muchas veces su adoradísima madre. Al menos Alice no le iba a dar quebraderos de cabeza en ese sentido, era dulce y tierna.

- Ven – le señaló a lado de su cama vacía -. Me puedes hablar y decirme lo que te inquieta.

La benjamina de la casa era como un libro abierto y no tardó en meterse en la cama de su hermana como otras veces había hecho cuando tenía alguna pesadilla o se asustaba cuando había tormenta.

- No he venido para solamente hablar; sino para hacerte compañía.

- Gracias por tu generosidad – Alice le sonrió sabiendo que no había colado.

- ¿Qué te inquieta? – insistió.

- ¿Se puede casar por amor?

"Vaya con la pregunta de su hermanita", la miró con inquisición e intriga.

- ¿Estás enamorada?

Su hermana ya tan pronto, si todavía era una cría... o no lo era tanto. Ella a su edad se había... Cerró sus pensamientos con cerrojo.

- No – se rio al escucharla, dándose cuenta de que se podían despertar sus padres, dejó de reírse -. No estoy enamorada. Solo pregunto si nuestras hermanas se casaron por amor, si tu amiga también lo hará.

- Alice eres muy curiosa –fingió regañarle-. ¿No crees que es demasiado pronto para pensar en ello?

- No sé, supongo que si se casan es por algo.

Claro, estaba de acuerdo. Había muchos motivos: por dinero, por consolidar las propiedades, y lo más bonito en vida, por... amor. Un recuerdo amargo le vino a la memoria y se tumbó boca arriba, queriendo que su hermana no se percatara de su cambio de humor.

- Sí, porque son felices y se sienten respetadas y queridas.

- No sé si me casaría algún día, Cat.

Asegurándose que su rostro no reflejara tristeza, le dijo llanamente.

- No te preocupes – le pasó una mano por sus cabellos -. Cuando llegue tu momento, lo sabrás.

- ¿A ti nunca te llegó esa "chispa"? Perdón, no...

Catherine sintió una opresión en el pecho. 

¿Por qué después de tanto tiempo le seguía afectando?

No, no es por eso, se intentó convencer. Es por los últimos acontecimientos que le habían hecho estar sensible.

Era una mentira grande como la copa de un pino.

- No llegué a sentir esa chispa que dices.

- Ohhh.

- Demasiadas preguntas, pequeñaja. Hora de dormirse – se apresuró a decir antes de que la avasallara con mil preguntas más. Quería demasiado a su hermana, pero no estaba con el ánimo de responder.

Aunque se quejó Alice porque estaba despierta y era muy curiosa, obedeció, dándole cierto respiro a Catherine que miró con adoración a su hermana, deseando que nadie le hiciera daño. Era inevitable sentir algún momento dolor, qué se lo dijera a ella.

Por más que se empeñara, no pudo dormir. Los recuerdos del pasado habían vuelto a golpear la puerta de su corazón silenciado.

No soy como ella (Volumen 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora