¿Estoy haciéndolo mal?

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—¿Me quieres decir porque desde el sábado tu aroma es diferente?

Shinjuro está parado en la entrada del cuarto de su hijo, con los brazos cruzados. Siendo un alfa, detecta el cambio de arma de Kyojuro. Por supuesto que el omega sabe a que se refiere, no se le puede ir nada a su padre. Sería muy estúpido de su parte si decide decir que salió con un Tengen.

—Sabes que Giyuu es un alfa, me prestó una sudadera porque olvidé la mía y es posible que se hayan combinado los aromas —contesta Kyojuro levantándose de la cama para alejarse de su padre, fingiendo que escombra su escritorio.

—Mentira —gruñe, frunciendo el ceño y notándose una vena saltar en su frente—. Tu amigo huele a perfume de mujer, el aroma que traes es más fuerte.

Suelta un suspiro fastidiado, ¿será así cada vez que se vea con Tengen? ¿Deberá robarle ropa a Giyuu para despistar el aroma para el olfato de su padre?

—Posiblemente algún otro alfa de la escuela —masculla.

A Shinjuro no le gusta esa respuesta, entra a la habitación para tomar a Kyojuro de la ropa, alzando ligeramente del suelo.

—¡Dejamos qué fueras a esa escuela para que tengas un buen futuro, no a que te mezcles con tanto alfa! —exclama furioso su padre.

—¡Y eso estoy haciéndolo! ¿No son suficientes mis calificaciones? ¡Voy de maravilla! ¿Qué tengo que hacer para que dejes de atacarme para que estés feliz?

El tono qué Kyojuro emplea no le parece para nada a su progenitor, se puede notar la furía en sus ojos, por lo que levanta la mano para abofetearlo. El omega cierra los ojos esperando el golpe, pero jamás llega.

—¡Shinjuro! —exclama Ruka—. ¡Suelta a mi hijo!

Ambos voltean hacia la entrada, viendo la azabache muy molesta. No necesita ser alfa para imponer con su presencia, por lo que Shinjuro suelta a su hijo suavemente.

—¡Tú lo has visto! ¡Me alzó la voz! —exclama Shinjuro sin dejar de mirarla.

—También lo haría por la forma en que lo estás ofendiendo —contesta la mujer con el ceño fruncido—. Ve a la cocina y haz té, para que medites qué es lo que acabas de hacer.

Shinjuro será muy irracional, pero su adorada esposa es capaz de controlarlo. Sale de la habitación, dejando a un Kyojuro temblar de rabia y lágrimas de coraje. Ruka se acerca para abrazarlo, temiendo el rechazo de su hijo, pero no es así. El menor busca los brazos de su progenitora, desahogandose en un llanto silencioso por lo que acaba de pasar.

—Sabes que tu padre te quiere mucho, pero no sabe expresar sus preocupaciones o sentimientos. Se desespera cuando no lo logra hacer —le dice suavemente.

—No es justo, siempre tiene que atacarme de esa forma, es como si quisiera mantenerme en una burbuja de cristal —solloza el menor—. Entiendo su preocupación, pero desearía qué confiara más en mí.

—Hablaré con él. No dejaré que continúe hablándote así —Ruka besa la frente de su hijo.

Se separa Ruka y antes de que ella salga, Kyojuro dice:

—Eso hace que me aferre en irme con Tomioka como compañeros de cuarto.

La azabache suspira profundamente, ya ha escuchado mucho sobre el tema y se mantiene firme a esa decisión. Va a la cocina para encontrarse con su marido colocando la tetera para calentar agua.

Por las cosas que alcanza a oír de los murmullos de su esposo, es que se siente arrepentido de cómo reaccionó. Se acerca a abrazarlo por la espalda, para que relaje esos músculos tensos y pueda permitir qué el otro se calme.

I Hate My Self For Loving YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora