Winter Song

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Tener a Senjuro con él lo hace muy feliz, extrañaba pasar tiempo con él y disfrutar esos momentos como hermanos. En la mañana del domingo, Tengen les prepara muchísimos hotcakes, al grado de acabarse la bolsa entera de harina y al final no quedó nada gracias a los rubios que devoraron todo. El alfa se queda con la satisfacción de contemplar esas sonrisas manchadas de mermelada y chocolate que tienen.

Después del mediodía regresan a casa de Giyuu, quien los espera con un nuevo juego de mesa que le ha comprado a Senjuro, quien de inmediato pide que se sienten a jugar. Sabito también está y Tengen decide quedarse más tiempo para jugar con el menor.

Todos adoran a Senjuro.

Mientras espera que los demás tiren los dados, mira con detenimiento a Sabito, llamándole la atención esa enorme cicatriz que tiene en su mejilla. El omega de ojos lila se da cuenta de la mirada llena de curiosidad y voltea a ver al menor, haciendo que el otro brinque sorprendido y aparte la mirada.

—¿Te da curiosidad esto? —señala Sabito su cicatriz.

Apenado, asiente levemente, le da mucha curiosidad, jamás había visto una así de grande. Los restantes voltean a escuchar la conversación.

—Pasó cuando vivía en el orfanato después de perder a mi familia, creo que tendría tu edad cuando caí en ese lugar —Sabito acaricia su mejilla con las puntas de sus dedos—. En un orfanato debes mostrar quien es el fuerte y quien es el débil, porque ellos te van a destruir si muestras tu vulnerabilidad. Los niños más grandes no me toleraban porque yo no soy de los que me dejo golpear por otros, así que decidieron darme una lección.

Kyojuro tampoco quiso preguntar la causa de esa cicatriz, pero siente que para no espantar a Senjuro, hay algo más ahí y no se siente cómodo para preguntar.

—Debió dolerte mucho —susurra Senjuro.

—Si, fue doloroso, pero el niño nuevo fue capaz de salvarme —Sabito mira a Giyuu con una sonrisa, quien se la devuelve con una pequeña—. No me molesta mucho esta cicatriz, puedo decir que es el inicio de una relación con alguien que aprecio mucho.

—Puedo decir que esa cicatriz se ve muy vistosa —agrega Tengen.

—¿Lo dices por lo grande que es? —el mencionado frunce el ceño.

—No, no, es decir, es extravagante y llamativa... —quiere corregir lo que el otro haya malentendido, pero siente que podría decir algo que no es correcto y que tanto Kyojuro como Giyuu, se molesten—. Olvida lo que dije, lo siento.

—Si no prestamos atención, Giyuu nos va a ganar —Sabito cambia la conversación—. Está por llevarse el premio mayor: las frituras.

—¡No, si no lo permito! —salta Kyojuro, intentando que su turno pueda avanzar lo suficiente a la meta sin tener un castigo.

Al final es Senjuro quien les gana, ya que entre la rivalidad de Giyuu y Kyojuro, perdieron de vista que el menor comenzó a ganar ventaja. Sabito se levanta para ir por más refresco y Kyojuro lo sigue para servirse más helado.

—Senjuro es muy agradable, me hubiera encantado tener un hermano menor —agrega el omega con una sonrisa.

—Lo sé, es lo más hermoso que tengo en la vida —contesta Kyojuro con una pequeña sonrisa—. Pero siento que tu historia sobre esa cicatriz no es la verdadera.

—En parte. No podía decirle a Senjuro que me la hicieron por otros motivos —en su rostro se dibuja una sonrisa triste—. Ser omega a veces es muy difícil, más si no cumples con los estereotipos. Los que me hicieron esto fueron en realidad adolescentes que pasaban de los 13 años —suspira con profundidad—. Decían que los omegas deben sonreír más, por lo que... bueno, intentaron dibujarme una sonrisa más larga con un objeto punzo cortante. Giyuu fue quien me salvó de tener dos cicatrices.

I Hate My Self For Loving YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora