Middle of Night

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No sabe en qué momento se ha quedado dormido, ni que hora es, pero siente como le duele mucho su cabeza. Por el dolor en el cuerpo, sabe que no está en la cama ni tampoco en el sillón, si no en el suelo.

Lo último que recuerda es que estuvieron bebiendo él y Giyuu, escuchando música e incluso lamentándose de muchas cosas. No puede ni abrir los ojos por lo mal que se siente, pero tiene la necesidad de ir al baño porque su estómago está totalmente revuelto.

Sin agitarse o marearse, se levanta con cuidado, recargándose sobre la pared en momentos que siente que el piso se mueve. Es difícil mantenerse de pie, pero la urgencia de llegar al cuarto de baño es grande.

Siente como la acidez va subiendo por la boca del esófago, tocando la garganta y sintiendo un dolor terrible en el estómago. Llega al cuarto de baño, sintiéndose totalmente arrepentido de haberse dejado llevar por el alcohol mientras vacía su estómago.

Una vez haber vomitado todo lo que le estaba haciendo daño, jala la palanca y se recarga sobre la fría pared, esperando que se sienta mejor o que se quede ahí para siempre.

Siempre dice que no lo volverá a hacer cuando abusa de la bebida, pero es el mismo cuento. Dolor de cabeza, resaca, culpa de haber bebido de esa forma. Sintiéndose ligeramente mejor, vuelve a la sala para ir por agua y tomar un par de aspirinas.

Encuentra al alfa azabache acostado sobre el sillón en posición fetal aún durmiendo. Ojalá tuviera la receta de su mamá para poder hacer este delicioso caldo que le prepara a su padre cuando tiene sus terribles resacas. Incluso cree que debería pedirle consejos a su progenitor cada vez que tiene una terrible resaca como ahora.

Pide un par de ramen para desayunar, coloca la cafetera y las aspirinas junto con antiácidos para que cuando coma algo, no afecten su estómago. Ve que Giyuu se levanta de golpe con dirección al baño, justo como a él le acaba de pasar. Sirve comida y agua a Mango, quien solo está esperando que "su amo" le de algo delicioso además de croquetas, pero se decepciona de ver que Kyojuro se limita en ello y se dirige a la cafetera.

Coloca las tazas de café, sirviendo de ese líquido que necesitan muchísimo en esos momentos sobre la mesa y se queda sentado, recargando su cabeza sobre la mesa mientras toma su celular que yace dentro de su sudadera.

Creía que era más tarde, pero apenas son las 10 de la mañana, con razón los del local del ramen le decían que tardarían un poco más en llevarles la comida y Kyojuro se aferró a que no importaba solo que le trajeran la comida cuanto antes.

Entra en la conversación que tiene con Tengen, sin encontrar absolutamente nada, ni un buenas noches ni nada por el estilo. Eso deprime mucho más a Kyojuro. Creía que le diría aunque sea unas pocas palabras antes de que descansara o le contara cómo le fue, y quizá amanecer con esos textos largos diciendo lo maravilloso que fue esa exhibición, pero no hay nada y la hora de conexión de Tengen fue reciente.

Deja el celular y toma su cabello con ambas manos, lamentándose por esa terrible resaca provocada por la tristeza de no haber celebrado su aniversario como debió ser.

Giyuu llega a la mesa, notándose demasiado pálido y con los labios muy resecos. Puede notar que su amigo se está arrepintiendo de haber seguido su paso con la bebida. En silencio le acerca el café para que le ayude un poco, junto con unas galletas y la pastilla.

—¿Cómo te sientes? —inquiere Giyuu, teniendo la voz muy ronca.

—Como si un camión me hubiera atropellado —contesta Kyojuro.

—Justo así, luego Mango no dejaba de querer acostarse encima de mi rostro —confiesa el alfa—. A veces siento que tu gato intenta asfixiarme con su cuerpo.

I Hate My Self For Loving YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora