10. Ley del hielo

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Ruby condujo en la carretera bastante poblada de Los Ángeles sin un destino predeterminado, pero inconscientemente su andar la llevo hacia su antiguo apartamento.

Aparcó frente al edificio y miró por la ventana hacia arriba, en el piso donde solía vivir. la luz estaba encendida en señal de que un nuevo inquilino vivía allí.

Suspiró y cerro sus ojos. En aquellos momentos le gustaría volver el tiempo atrás, cuando aún vivía en ese apartamento, cuando todo estaba en orden y su vida no era un constante torbellino todo el maldito tiempo.

Aún estaba procesando todo lo que acababa de ocurrir. ¿Por qué Alex habría hecho eso? ¿Por qué se habrían besado y no le había contado? La confianza era la base de su relación, aguantó un largo año confiando plenamente en el... Pero luego de enterarse de aquel incidente, todo se comenzaba a derrumbar y miles de preguntas invadían su mente.

¿Y si no era la primera vez que besaba a otra muchacha? ¿Y si había besado a alguien más? ¿Y si la había engañado con otra durante la gira? ¿Sería capaz de algo así? Una parte de ella quería creer que no, que Alex jamás haría una cosa así... Él le había demostrado que era diferente, que realmente la amaba. Pero si realmente la amaba, ¿Por qué besó a Taylor?

Salió del auto para pasarse al asiento trasero y recostarse en este, aún mirando hacia su antiguo piso. Quizá en este momento se encontraría bebiendo algo con Taylor en algún bar, o sola en su apartamento disfrutando de una noche de películas. O con alguien más...

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El sonido de alguien golpeando la ventanilla la despertó bruscamente. Abrió los ojos asustada, y vio un oficial de policía urbana mirándola confundido.

- Señorita, no se puede aparcar aquí, y por lo que veo no ha pagado. Debemos remolcar su vehículo.

- ¿Qué? - preguntó Ruby confundida. Se incorporó rápidamente y comenzó a mirar hacia todos lados.

Luego bajo del auto estirándose, le dolía todo el cuerpo. Se había quedado dormida allí. ¿Que hora era? Santo cielo.

- La grúa ya está aquí, deberá retirar su vehículo luego de presentarse en el juzgado mañana por la mañana. Le dirán el monto de la infracción. - acotó sin importancia mientras escribía en una planilla.

- ¿QUÉ? Oiga, no por favor. Yo estaba Aquí fue un accidente... Me quedé dormida. Por favor... - comenzó a suplicarle desesperada.

- ¿Señorita a caso usted ha conducido ebria? - preguntó el hombre preocupado.

- ¡No! Es una larga historia... No he bebido, jamás lo hago. Por favor, solo deme una oportunidad fue un error. - siguió suplicando, aunque el oficial parecía no hacerle caso.

- Escuché, las reglas son las reglas. Tenga más cuidado la próxima vez, yo solo hago mi trabajo. ¿Okey? Necesito que retire sus pertenencias de dentro del auto, nosotros no nos hacemos responsables por ellas.

- ¡Por favor, se lo suplico! Oiga, puedo pagarle... ¿Cuánto quiere? - preguntó buscando rápidamente su bolso de dentro del auto.

El oficial la miraba extrañado al ver que venía vestida de fiesta a las once de la mañana de un domingo.

- Por favor, deje de insistir ¿O quiere venir conmigo a la comisaría? - preguntó ya de mala gana.

Ruby bufó rendida, y con una expresión realmente apenada sacó sus últimas pertenencias de dentro del auto.

Miró mientras la grúa se lo llevaba luego de que el oficial pegara una pegatina que decía "secuestrado" y le tendiera el informe con la infracción.

Baby, I'm yours | Alex Turner ( Stuck on the puzzle parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora