32. Hogar nuevo hogar

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- No puedo creer que te vayas. Primero me abandonas en el trabajo, ¿Ahora te vas del país? - exageró Amanda.

Aquella tarde, Ruby la había invitado a casa aprovechando que Alex salía para contarle la noticia: se mudaban a Londres en dos semanas.

- ¡No me lo digas así! Sabes que me parte el corazón dejarte a ti, a mis otras amigas... A mis padres. - suspiró Ruby apenada, mientras sostenía la mano de Amanda. - Fue una decisión difícil.

- Ya lo creo... ¿Que te hizo cambiar de opinión?

- Bueno, necesito renovar los aires. He pasado muchas cosas aquí, y creo que ya es momento de dar el gran paso. No sé si sea para siempre, pero no pierdo nada con intentarlo... Se que Alex me apoyará en cada decisión que tome.

- Me alegra oír eso, y se nota. Cada vez que me hablas de él, se nota que prioriza siempre tus elecciones. Te escucha.

- Jamás me habla sentido así con nadie. - Amanda hizo una mueca fingiendo vomitar y Ruby rió golpeándola suavemente en el brazo. - Pero siempre puedo volver, y estás invitada a ir las veces que quieras, el tiempo que quieras.

- Me niego a una vida sin ti. - exageró apenada, y abrazo a la pelirroja. - ¡Estarás del otro lado del océano! Pero bueno, es tu decisión y quiero que sepas que no importa cuánto tiempo pase, ni la distancia que nos separe... Siempre estaré aquí para ti. ¿Entiendes? - la miró sería.

- Amy vas a hacerme llorar. - la miró con lágrimas en los ojos. - Por supuesto que sí. Y yo estaré aquí para ti, siento que siempre estuviste mucho más tu para mi que al revés.

- ¡Por supuesto que no! Tu estuviste muchas veces para mí, Ruby. Y estoy agradecida por eso... Fuiste una gran amiga, tu corazón es de oro niña.

Ruby presionó el abrazo con lágrimas en sus ojos.

Era cierto que le dolía despedirse de Amanda. Conocerla había Sido un milagro, sentía que había tenido muchas buenas amigas en su vida... Pero ninguna tenía el corazón que Amanda tenía. Ella era única, y sería única por siempre.

• • •

Ruby bajó del taxi en silencio, alzó la vista y se encontró con la casa más bella que había visto. Era todo lo que había soñado.

Por supuesto que Alex se la había enseñado por fotos, ya que el fue quien se había encargado de todo. Y ahora finalmente aquella bonita casa era suya.

No era una mansión, porque Ruby lo había pedido así. Pero si era una casa bastante grande, era blanca de dos pisos con numerosas ventanas en color negro. Un amplio jardín en la parte delantera con arbustos indicando un camino hacia la entrada.

Alex se encontraba bajando sus maletas del taxi. Hacia una semana todas su pertenencias ya estaban en la casa, por lo que solo faltaban llegar ellos.

Ruby corrió hacia la entrada, y abrió la puerta principal con la llave indicada. Al ingresar, sonrió amplio.

Era un lugar nuevo, pero todos sus muebles estaban allí dándoles la comodidad de su hogar de siempre.

Alex ingreso seguido de ella llevando las maletas.

- ¿Y? ¿Qué opinas?

Ruby no podía quitar la mirada de cada aspecto, una amplia sala con ventanas que daban al patio trasero de la casa (el cual se veía enorme).

Una gran cocina, una gran escalera... Alex la guío por toda la casa para explicarle todo, e indicarle dónde estaba cada habitación. Ruby no podía creerlo, era un sueño hecho realidad.

Ésta estaba algo alejada de el centro de Londres, debido a que era bastante grande. El barrio era privado, porque al encontrarse en Londres ya todos sabían del paradero de Alex.
Habían sido furor en las redes cuando habían llegado al aeropuerto, así que debía asegurarse de que ningún fan loco (o loco en general) encuentre su hogar con facilidad.

- ¡No puedo creerlo! - exclamó Ruby al llegar a la última habitación. Estaban en el gran balcón que daba al patio trasero.

- ¿Es lo que esperabas? ¿Cumplí tus expectativas? - preguntó Alex bromeando mientras la abrazaba por detrás.

- ¿Estás bromeando? Esta casa superó todas mis expectativas, y cumpliste con mi pedido de "nada de mansiones extravagantes"

- Intenté remarcarle eso a mí representante, él me ayudó bastante. La primer propiedad que había visto se quedaba corta. - rió.

- Cielos Al... ¿Cómo puedo agradecerte por todo esto? Nada alcanzaría.

- No tienes nada que agradecer, cariño. Lo mío es tuyo. Ésta es nuestra casa, nuestro hogar.

- Siento que es como un sueño... Me costará caer en cuenta de que realmente ya estamos aquí en Londres.

- Lo sé, extrañaba mi país...- Alex suspiró mirando hacia el horizonte, mientras acariciaba el vientre de Ruby con ternura. - Todo es tan distinto aquí. Además, ya estoy más cerca de mis padres qué están ansiosos por venir a vernos.

- Diles que pueden venir cuando quieran, ¡Hay que estrenar esa gran cocina que tenemos amor! - dijo la pelirroja emocionada.

- ¡Lo sé! Podremos preparar las más ricas comidas... Te voy a sorprender.

- ¿Más de lo que ya me has sorprendido? - preguntó volteando juguetona.

- Oh sí, siempre te puedo volver a sorprender... Siempre voy a intentar hacerlo, hasta que seamos dos abuelitos. - bromeó tomándola ahora por la cintura, y dándole besos en el cuello.

Ruby rió al sentir cosquillas, y lo abrazo por el cuello. Luego juntó sus narices y lo besó con ternura.

- Gracias... - Murmuró en sus labios. - ¡Gracias, gracias gracias! Por todo esto.

- Gracias a ti, por hacerme tan feliz siempre. - dió un rápido beso en sus labios. - Por apoyarme todos los días, por estar para mí. Por inspirarme a ser una mejor persona, por sacar lo mejor de mi y motivarme a mejorar siempre... Eso supera todo lo material, Ruby. Te amo, y jamás había sentido ésto por nadie. Se que lo digo a menudo, pero es cierto y quiero que lo sepas.- confesó con sus ojos cerrados y sus frentes unidas.

Ruby volvió a besarlo ésta vez con más intensidad, y luego se separó para abrazarlo con fuerza, escondiendo su rostro en su pecho. Inhaló su aroma, aquel característico de Alex, especiado y a tabaco. Una sonrisa se volvió a formar en su rostro.

• • •

Alex despertó por un sonido nuevo. El sonido de la naturaleza.

Allí no era como en Los Ángeles, y se notaba desde la primer mañana en que despertaba en su nueva casa. Abrió sus ojos con una sonrisa en su rostro, y se incorporó un poco.

A su lado, Ruby dormía boca abajo con su espalda desnuda descubierta. El día anterior lo habían dedicado a ordenar algunas últimas pertenencias, ir de compras generales y limpiar la casa.

Por la noche, habían hecho el amor estrenando su nueva cama que era mucho más cómoda que la anterior.

Pero vaya que los años no venían solos, aquella mañana sentía que le dolía todo el cuerpo. Y mientras se incorporan en busca de ropa limpia, pensaba en que debería contratar alguna chica que lo ayude con la limpieza de la casa.

Y cuando el reloj marco las once de la mañana, el timbre de su nueva residencia sonó indicando que las primeras visitas acababan de llegar...

Baby, I'm yours | Alex Turner ( Stuck on the puzzle parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora