☄CAPÍTULO 4☄

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Vueltas y vueltas en vano.

No podía dormir.

Se movió de un lado a otro en la cama. Su cabeza repasaba cada momento, cada mirada y por supuesto, la forma en la que Fedora se fue luego de probar el pastel: Sin explicaciones sólo con un 'Tengo que irme' y él quiso hacer tantas preguntas, quiso entrometerse pero afortunadamente Lorena lo detuvo porque él sabía que ese no era su lugar. Gonzalo nunca había sido una persona que interfiera en los problemas de los demás sin permiso. Valoraba la privacidad. Sin embargo, le preocupaba mucho la reacción de Fedora.

Rindiéndose ante sus pensamientos salió de su habitación, el largo pasillo lo recibió hasta que emergió en la sala y le sorprendió al observar la lámpara encendida. Sé acercó hasta que vio una figura en el final del largo sofá.

—Mamá...—murmura al reconocerla allí sentada en pijamas, sosteniendo sus rodillas contra su pecho. Ella mantiene la mirada enfrente, su cabello estaba suelto a los lados de su cara.—¿estás bien?

Ella baja su cabeza usando su cabello como cortina para esconderse y se limpia la cara disimuladamente.

Era obvio que estaba llorando y Gonzalo no era tonto como para no darse cuenta así que dio un paso hacia ella.

—Estoy bien.—asegura y levanta la cara para verlo, lo hinchado de sus ojos le decía lo contrario.—¿No puedes dormir?, ya somos dos.—dice con una sonrisa fingida, lo menos que quería Alicia era que su hijo se sintiera mal por ella.

Gonzalo se sentó a su lado en el sofá.

—Mamá...¿cuándo me contarás la verdad?— fue al grano, ya no podía más. En su mente él tenía una teoría pero necesitaba saber la verdad de la boca de su madre.

—Gonzalo, hijo mío.—acercó su mano al rostro del joven para acariciar cariñosamente su mejilla.—No puedes estar toda la vida pendiente de mi, la situación por la que estoy pasando no tiene nada que ver contigo mi amor.

—Todo lo que te pase tiene que ver conmigo madre.

Era así, siempre lo fue. Gonzalo toda su vida había tenido una conexión especial con Alicia, era una relación de madre e hijo envidiable, hermosa. Ambos se apoyaban incondicionalmente y jamás se guardaban secretos, justamente ese punto era el que le preocupaba al muchacho.

—Sabes que puedes confiar en mi, siempre ha sido así mamá y sea lo que sea yo siempre te voy a apoyar.—aseguró con firmeza y dulzura, su madre era su joya más preciada.—¿lo sabes verdad?

Ella asintió y una sonrisa adornó su rostro—Lo sé mi niño pero entiéndeme, necesito tiempo.

Él comprimió sus labios en un gesto de entendimiento y rendición. Debía entenderla y apoyarla incluso si aún no le revelaba la verdad.

—¿Sabes?, ayer te hize un pastel.— anuncia el muchacho con cierta emoción en su voz, necesitaba distraerla.—sólo que cuando te iba a subir un pedazo ya estabas dormida.

Los ojos de Alicia brillaron con dulzura, sin duda ambos tenían esa mirada transparente y tan llena de bondad y afecto.

—Si, me quedé dormida muy temprano, Fedora y Rebe estuvieron acompañándome.—habló ella. En el momento que salió el nombre de 'Fedora' de sus labios, el muchacho se tensó. La razón por la que no había podido dormir ahora mismo había sido mencionada, su mente comenzó a dar vueltas y esos ojos verdes intensos de la diosa invadieron sus pensamientos.— Pero ahora que lo mencionas ya me dio hambre así que vamos a por ese pastel.— anunció con un semblante más alegre la castaña mientras se ponía de pie y comenzaba a caminar en pasos lentos hacia la cocina pero la voz de su hijo la detuvo por un instante.

A través del Tiempo, porque hay amores que no caben en una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora