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Wonwoo


Hay un hombre desnudo extendido en mi cama.

Situación: pequeño ataque de pánico.

Solo pequeño, sin embargo, porque bloqueé la puerta anoche. Así que a menos que uno de nuestros hermanos decida patear la puerta, las posibilidades de alguien descubriendo a Kim Mingyu en mi cama son escasas.

Ruedo sobre mi costado y pongo un brazo bajo mi cabeza. Mingyu está bocabajo sobre el colchón, desnudo, un brazo musculoso curvado sobre la almohada que me robó en algún momento de la noche.

Mi mirada recorre las líneas fuertes de su ridículo cuerpo. Ahora entiendo por qué es tan musculoso, pasa sus fines de semana bailando, tonificando su cuerpo duro y trabajando esos músculos con fuerza. Siento una palpitación al sur, y es más que solo una erección mañanera.

Calor hormiguea en mi pecho mientras recuerdo lo que hicimos anoche. El poderoso cuerpo de Mingyu aplastando el mío, sus caderas moviéndose en el mismo ritmo sensual que cuando bailó para esas mujeres gritando. Solo que no estaba bailando. Me estaba follando sin sentido.

De acuerdo.

Así que soy bisexual. Pruebo eso en mi cabeza. A los científicos les gusta etiquetar cosas. Soy un científico. Pero la idea de etiquetarme no es cómoda aún. Además, el conjunto de datos es pequeño todavía. Fue solo una noche. Y esa otra vez. Y el beso.

Además de todos esos mensajes en la aplicación…

Un gemido soñoliento interrumpe mis pensamientos, y de repente sus ojos se abren.

—¿Me estás mirando dormir, Jeon? —murmura—. Porque eso es espeluznante.

—Estaría durmiendo si algún imbécil no hubiera reclamado todas las almohadas. —Le doy una mirada intencionada.

Su expresión se pone más alerta y mira la almohada con la que ha estado acurrucándose, como si acabara de darse cuenta que está allí.

—Ah. Lo siento. Sí, soy un ladrón de almohadas. Un acaparador de mantas también. Además… —Se detiene incómodamente, luego se sienta y pasa sus dedos por su cabello despeinado—. Normalmente no duermo con gente. No estoy seguro de la etiqueta.

No me sorprende oírlo. Compartir una cama con alguien requiere de un nivel de confianza que Kim Mingyu no parece sentir hacia mucha gente. Estoy bastante seguro que la única razón por la que se quedó en mi habitación fue porque estaba muy cansado.

—En fin. —Antes de que pueda parpadear, se levanta—. Necesito ducharme y trabajar en mi entrevista de finanzas.

Mis ojos devoran su cuerpo con hambre mientras rebusca por la toalla que llevaba anoche. Oh, jódeme. Quiero masturbarme con él de nuevo.

—¿Trabajas esta noche otra vez? —pregunto con voz ronca.

—Sí. —Envuelve la toalla en su cintura, ofreciéndome una mirada severa—. Y ni siquiera pienses en aparecer en el club.

—¿Por qué no? ¿No puedes actuar si alguien que conoces está en el público?

—Algo así. —Se dirige a la puerta—. Hasta luego, Jeon.

—Espera.

Se detiene, pero no se da la vuelta. Frunzo el ceño. Obviamente está deseando irse, y no me gusta. ¿Está asustado por anoche? Joder, ¿soy un mal polvo? Mi lista de compañeros sexuales es breve: Mina. Y ahora Kim Mingyu.

La inseguridad me invade.

—¿Estamos bien? —pregunto a la parte trasera de su cabeza. Mira sobre su hombro, asintiendo con brusquedad.

TPS- MEANIE - MINWONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora