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Mingyu


Estoy en la parte trasera de un auto de policía, y no puedo respirar.

Wonwoo acaba de ver a los policías ponerme las esposas.

Toda mi fraternidad acaba de verlos meterme en el auto. Hay una jodida jaula entre el chico en el asiento delantero y yo. Ni siquiera sé a dónde me llevan.

Todo lo que sé es que nunca he estado tan asustado como ahora.

Mi respiración sale demasiado rápido, en ráfagas rápidas. Pero, aun así, no puedo inhalar suficiente aire. Como si me estuviera ahogando aquí atrás.

—¿Puede… abrir la ventana? —Jadeo—. No puedo respirar.

—Estás respirando perfectamente —dice el policía en el asiento del pasajero.

—No, yo… —La alarma me recorre—. Me siento mareado.

—Solo estás hiperventilando —dice el conductor—. Respira por la nariz.

¿Hiperventilando? Pensé que eso era una broma para las series de televisión. Junto mis labios y respiro por la nariz. Pero se siente horrible. Como si me estuviera asfixiando. Y mis brazos están atrapados detrás de mí, torpes e inútiles.

¿Qué diablos está sucediendo?

Cuarenta minutos después, mi respiración ha vuelto a la normalidad. Pero todo lo demás es todavía un caos. La policía saca mi billetera de mi bolsillo y usa mi identificación para meterme en su sistema.

—¿Cuál es el cargo? —inquiero.

—Robo.

—¿Qué? ¿De qué?

—¿Dónde está tu identificación de la universidad? —pregunta uno de los policías.

—En un cordón… ¿en mi habitación? —supongo—. No es una norma que tenga que llevarla. —Mi bravata es débil—. No robé nada. ¿Por qué estoy aquí?

No responden. Y luego soy guiado por el humillante procedimiento de tomarme las huellas. Al menos ya no llevo las esposas.

Toman una foto policial. Me paro frente a esa cosa que muestra tu altura. Y me vuelvo hacia el lado cuando me lo piden.

Quiero morir todo el tiempo.

—¿Por qué incluso estoy aquí? —sigo preguntando. Pero nadie me explica. Mi mente se arremolina con las posibilidades. No son muchas.

Esto tiene que ver con Youngmin. Estoy seguro, incluso si no puedo adivinar cómo.

Finalmente, alguien me lleva a una sala de interrogatorio. Es apenas más grande que un armario.

—¿Ahora me dirán por qué estoy aquí? —cuestiono.

—Vas a ser el que hable, y voy a hacer las preguntas —dice el policía.

Tiene cabello gris con corte militar, y no tiene cuello.

—De acuerdo, hágame preguntas —gruño. Tal vez aprenderé algo.

—¿Qué edificios del campus abre tu identificación de estudiante? Su primera pregunta me sobresalta y no me dice nada.

—Bueno, un montón. El gimnasio. La biblioteca. Los edificios de clases. Al igual que la identificación de cualquiera. —Mi mente se acelera. ¿Qué podría estar buscando?

—¿Y dónde está tu identificación ahora mismo?

—Está… No tengo ni idea. ¿Probablemente en mi escritorio? No la he necesitado desde el viernes.

TPS- MEANIE - MINWONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora