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Wonwoo



Otro domingo. Otro almuerzo con papá.

Excepto que nada es en absoluto lo mismo. Acabo de pasar las dos semanas más solitarias de mi vida, y no sé dónde encontraré la energía para ser amable con mi padre.

Esta vez, he cambiado el lugar. Tenía que salir de la casa de Alfa Delta. Así que cuando las clases terminaron el viernes, me metí en mi auto y conduje hacia Seul para el fin de semana.

Pero, mierda, incluso conducir me hizo pensar en mi salida con Mingyu.

El último fin de semana que pasé lejos de la escuela fue tan asombroso.

Esta vez, no hay festival de sexo ni besos borrachos. Me quedo en el pequeño apartamento de mi padre en el centro de la ciudad durante el fin de semana. Es donde duerme cuando no quiere volver a Long Island después de largas noches en el trabajo.

El domingo por la mañana, voy desde Midtown a Upper West Side. Nuestro plan es tener el almuerzo del domingo en Good Enough to Eat. Los Jeon saben cómo celebrar. Y este lugar tiene rodajas de tocino tan gruesas como tu mano. Es casi lo bastante bueno para curar mi dolor.

Casi.
Dos largas semanas han pasado desde el arresto de Mingyu y todavía no me habla realmente. O duerme conmigo. O incluso me mira a los ojos.

De hecho, está evitando la casa por completo.

Y yo también, si soy honesto. Atrapo a mis amigos dándome miradas de soslayo a veces. No es que piense que les preocupa atrapar piojos de gay o cualquier cosa. Es más que no pueden pensar en qué decir. Cualquiera con ojos puede ver que Mingyu y yo no estamos en buenos términos. Pero supongo que piensan que no puedes usar las mismas palmaditas y desafíos de tequila para superar una ruptura con un chico.

Aunque Shownu se ofreció a salir conmigo y emborracharme. Y Yoon Soonyoung me ofreció incómodamente su oído si tenía algunas preguntas para él. “Podría enseñarte el apretón de manos secreto”, había bromeado.

Pero los rechacé. No estoy de humor para que nadie me haga sentir mejor, supongo. Así que mi triste rostro continúa disuadiendo preguntas. Y todavía estoy recibiendo miradas en el rango de curiosas a preocupadas.

Y a veces, es Mingyu quien me mira a escondidas. En esas raras ocasiones, cuando ambos estamos alrededor, veo lamento en sus ojos. No es muy bueno ocultándolo.

Sé que todavía me quiere. Sé que nunca dejó de hacerlo. Pero no puedo obligar a alguien a superar sus problemas y amarme. Sé que nunca ha tenido a nadie de confianza en su vida, y realmente quiero ser esa persona. Pero, ¿y si está demasiado roto para dejarme?

Mingyu es algo así como un animal callejero abusado. De acuerdo, ahora estoy comparando al chico que me gusta con un perro. Pero los animales son lo mío, así que en realidad es un halago por mi parte. De todos modos, ves estos desgarradores videos de perros abusados que progresan con el tipo correcto de atención. Ganan peso y sus pelajes se vuelven brillantes. Si crees a YouTube, son los animales más leales en el mundo.

Pero si lees la suficiente literatura sobre comportamiento animal, sabes que no siempre termina de esa manera. Algunos perros nunca superan su terror.

Cuando llegó lugar, ya estoy deprimido. Pero pongo una expresión agradable y cruzo la calle para reunirme con mi padre.

Hoy es el día en que finalmente le diré cómo conducir por la rampa de salida de mi vida. Así que al menos tengo un plan.

Es un cálido día de principios de mayo, así que reviso las mesas exteriores primero. Y… ¡mierda! Mi madre es la primera persona que veo. Está sentada junto a mi padre.

Estoy siendo atacado en equipo. Impresionante.

—Hola, chicos —digo, enderezando mi espalda. Lo que sea que puedo decirle a un padre, supongo que puedo decírselo a los dos.

—¡Wonwoo! —Mi madre se levanta de su silla—. ¡Hola, cariño! La beso en la mejilla y me obligo a sonreír.

Las mesas son estrechas y mi padre está atrapado a su lado, así que me ofrece un apretón de manos. Como hacen los hombres de verdad.

Para ser justos, no ha dicho una palabra sobre mi pequeña revelación. Honestamente no sé qué piensa sobre mí ahora mismo. Pero no cambia mi mensaje.

Tomo asiento y el camarero aparece. Tiene acento australiano y gafas de montura gruesa. Es bastante lindo. Cosas así simplemente saltan a mi cabeza todo el tiempo ahora y no intento eliminarlas como solía hacer. Por lo que, al menos, tengo eso sucediéndome.

—Tomaré el desayuno completo —digo antes de que pueda siquiera ofrecerme un menú—. Y café. Gracias.

Mis padres ordenan y luego todos solo nos miramos por un segundo.

—¿Cómo has estado? —inquiere papá finalmente.

—Bien. El final del semestre es siempre duro.

—Espero que estés durmiendo suficiente —dice mamá.

—Mucho, en realidad. —Carraspeo. Dormir no es realmente un problema ahora que estoy solo en mi cama cada noche—. Además… — Decido soltarlo todo antes de comer—. Recibí esto la semana pasada. — Saco un pedazo de papel de mi bolsillo y lo desdoblo. Se lo entrego a mi padre y observo mientras lo hojea.

Bienvenido a la Expedición Orca, dice. Partiendo desde Valparaíso, Chile, el 19 de mayo.

—Logré entrar y quiero ir —digo—. No cuesta nada…

—Ese nunca fue el problema —señala papá.

—Solo digo. —Suspiro—. Querías que hiciera un grado en biología.

—O química. O fianzas —añade papá.

—En finanzas nunca iba a suceder —le aseguro—. No es ni remotamente interesante para mí. Y sería terrible en ello. Me gusta mucho la biología, sin embargo. Y quiero estudiar comportamiento animal en la escuela de postgrado después de dejar Anyang.

Sus hombros se hunden.

—¿Pero por qué? Un doctorado tomará cinco años si eres rápido y siete si eres lento. Eso retrasará tu empleo en Jeon & Asociados durante años.

—Esa es la cosa, papá. No quiero trabajar para ti. Me encanta la investigación. Voy a ser un académico.

Gime.

—Lo juro por Dios, ¿no puedes ser solo gay? ¿Tienes que ser un académico también? Es como una daga en el corazón.

Mi mandíbula se abre tanto como la de una pitón antes de comer.

El silencio en la mesa dura varios segundos, hasta que mamá finalmente habla.

—Cariño, ¿es serio con ese chico? —cuestiona.

—No —murmuro—. Pero desearía que lo fuera. Mamá parpadea.

Papá traga visiblemente.

Busco las palabras correctas, pero, por suerte, el camarero lindo regresa. Pone una taza de café delante de mí.

—Gracias —digo con genuina gratitud. Porque realmente necesito algo que hacer con mis manos.

—Won —dice mi madre, cubriendo la mano de mi padre—. Háblanos.

—¿Qué quieren que diga? —Envuelvo mis manos incómodamente alrededor de la taza—. ¿Que soy gay? Porque… sí. Creo que lo soy.

Papá salta ante la parte de “creo”.

—Entonces, ¿no estás seguro?

Tomo aliento. Luego lo libero en una rápida ráfaga.

—No, estoy seguro —admito—. Supongo que estaba intentando suavizarlo para ustedes, chicos. Pero estoy seguro de esto. Mi relación con… —Me detengo, parafraseando—. Estar en una relación con un chico me dio todas las respuestas que ni siquiera sabía que estaba buscando.

Mamá asiente lentamente.

—¿Mina…? —Deja la cuestión colgando, pero no estoy totalmente seguro de qué está preguntando.

—Mina no lo sabía —digo con un encogimiento de hombros—. En realidad, ni siquiera se lo he dicho aún. Pero si les preocupa que, no sé, estuviera usándola o engañándola… no lo estaba. —Mi tono es firme, porque es la absoluta verdad—. La quería y nuestra relación era real para mí. Pero siempre había algo que… faltaba, supongo. Algo que no se sentía completamente bien.

Esta vez, papá es el que asiente.

—Siempre se sintió muy platónico para nosotros —dice de mala gana. Lo miro con sorpresa.

—¿En serio? Todo lo que hacías era hablar sobre cuánto querías que nos casáramos.

Se encoge de hombros.

—Porque es una chica maravillosa y será una esposa maravillosa para algún hombre afortunado. Pero si estamos todos siendo honestos ahora mismo, tu madre y yo notamos que su relación parecía falta de pasión.

Mamá suspira.

—Sí lo notamos. Tengo que sonreír.

—¿Y no podrían habérmelo dicho? Ambos rompen en risas nerviosas.

Tomo un trago de café, luego bajo la taza de nuevo.

—No puedo creer cuán geniales están siendo sobre todo esto. Papá arquea una ceja.

—¿Pensaste que te desheredaríamos? —dice irónicamente—. ¿Es que me parezco a tu tío Minseok?

Mamá es rápida en salir en defensa de su hermano.

—¡Minseok no desheredó a Jessie! Solo congeló su fideicomiso hasta que completara su programa de rehabilitación.

Mi prima Jessie se rompió la espalda hace unos años y se volvió adicta a los analgésicos. El tío Minseok no estuvo emocionado. Afortunadamente, está limpia ahora.

Supongo que no señalaré que mi padre acaba de comparar mi sexualidad con una adicción a las drogas. Tienes que escoger tus batallas.

—Así que no están desheredándome —me burlo. Papá pone los ojos en blanco.

—Por tu orientación sexual, no, Wonwoo. ¿Por tu traición? Todavía estoy considerándolo.

—¡Won! —regaña mamá, ligeramente golpeando su hombro.

—¿Y si vienes a trabajar al departamento financiero después de la expedición? —sugiere con esperanza.

De alguna manera sabía que preguntaría eso.

—Vuelvo a mitad de julio —admito—. Pero no quiero las prácticas. Simplemente no las quiero. Y ambos sabemos que no las merezco. Pero conozco a alguien que lo hace.

—¿Quieres que contrate a Kim? —Me devuelve el papel—. Estoy bastante seguro que ya se le hizo una oferta.

—¿En serio? —Este es un detalle que no había oído—. ¿La rechazó?

—Le preguntaré a Bo. —Papá saca su teléfono de su bolsillo y teclea en la pantalla.

—¿Es peligroso este viaje? —pregunta mi madre. Está tomando un turno con mi carta de Chile ahora.

—En realidad no —respondo—. Es en un barco de investigación en el océano. Pero no vamos a bucear con tiburones, mamá. Estaríamos buscando una nueva especie de ballena.

—¿Una nueva especie? —Pone una expresión escéptica.

—Lo sé, ¿verdad? Hay un extraño tipo de ballena asesina que la gente ha reportado de vez en cuando en cincuenta años. Pero nunca ha sido filmada o etiquetada. Esta expedición apunta a probar que existe.

—¿Cómo es eso más importante que curar la diabetes? —inquiere mi padre.

—Nunca dije que lo fuera. Pero mis intereses son mis intereses. Y nadie nunca te dijo qué estudiar.

—El infierno que no —resopla—. ¿Crees que tu abuelo era un hombre fácil? Solía rebuscar en mi mochila los exámenes corregidos y regañarme por cada problema de matemáticas fallado.

—¿Y crees que eso es horrible? —lo desafío—. Porque cuando analizas los cargos de mi tarjeta de crédito para comentar sobre mi vida, es más o menos lo mismo.

Se encoge.

—Eres un adulto, Wonwoo. Lamento si te hice sentir como si estuviera controlándote.

Lo estabas. Contengo la crítica, sin embargo, porque no ayudará a conseguirme lo que quiero.

—Voy a ir a Chile. Y luego a la escuela de postgrado. Lamento si querías que dirigiera la compañía algún día. Es una idea agradable, pero no creo que sea en el mejor interés de nadie.

Suspira. Entonces su teléfono suena y lo recoge.

—Bo parece pensar que Mingyu quería las prácticas pero no creyó que pudiera hacerlo funcionar. Bo le ofreció una posición no remunerada.

—Oh. —Siento un dolor justo entre mis costillas por Mingyu. ¿Un trabajo que quiere pero no puede permitirse? Eso es simplemente cruel—. Mingyu no puede trabajar en unas prácticas no remuneradas. Apenas tiene suficiente dinero ahora mismo para comer. Trabaja por la noche hasta tarde cada fin de semana solo para pagar el alquiler.

—¿No hay ayuda financiera para eso? —pregunta mi madre.

—Tiene una beca académica completa. Pero solo cubre la matrícula. Y su madre llama cada par de semanas pidiendo dinero.

Mi padre se recuesta en su silla, una mirada de disgusto en su rostro.

—¿Qué clase de madre le pide dinero a su hijo?

—Su clase.

Papá levanta el teléfono y empieza a teclear de nuevo.

—Cariño, ¿en la mesa? —se queja mi madre.

—Solo un segundo —dice—. Le estoy diciendo a Bo que le ofrezca a ese chico un verdadero trabajo de verano y uno de nuestros estudios corporativos en Hoboken.

Me pregunto si Mingyu me matará por interferir. Por otro lado, ¿qué diferencia hace? No me habla actualmente. Si consigue este trabajo, estará mejor y todavía sin hablarme.

Síp. Merece la pena.

El camarero pone un plato delante de mí, lleno de huevos revueltos, dos panqueques grandes con mantequilla de fresa y dos gruesas rodajas de tocino.

Las cosas están mejorando. Y enfrentémoslo, todo lo malo en mi vida cae en la categoría de problemas del primer mundo.

Así que tomo mi tenedor y como.

Cuando estamos terminando el desayuno, mi madre me convence de visitar la exhibición Vermeer en el museo Metropolitano de Arte con ella.

—Vamos, cualquier buen hijo gay miraría arte con su madre.

Prácticamente escupo mi café sobre la mesa. Pero ya que mis padres están aceptando mi cambio de carrera —por no mencionar mi sexualidad—, mucho mejor de lo que pensé, accedo a ir con ella de todos modos.

Para el momento en que vuelvo a Anyang, ya es de noche. Subo las escaleras al tercer piso con la habitual cantidad de agitación. Últimamente, siempre estoy tratando de escuchar la llave de Mingyu en la cerradura, así puedo accidentalmente aparecer en el rellano al mismo tiempo.

Sutil por mi parte, lo sé.

Esta noche, sin embargo, llego justo a tiempo. Mingyu está saliendo de nuestro baño e incapaz de alcanzar la seguridad de su dormitorio antes de que llegue.

—Hola —digo en voz baja.

—Hola. —Mete las manos en sus bolsillos—. Si tuviste algo que ver con la oferta de trabajo que acabo de recibir, lo aprecio.

—¿Qué oferta de trabajo? —digo tensamente. Pone sus asombrosos ojos oscuros en blanco.

—Bien. Adelante, grítame un poco más. Podría haber empujado a mi padre a revisar tu aplicación de verano. Pero es solo porque me preocupo por ti.

La mirada de Mingyu cae al suelo.

—Gracias —dice tan bajito que apenas puedo oírlo—. Estoy seguro que en realidad no lo merezco.

Y antes de que pueda discutir, se mete en su habitación y cierra la puerta.

Dos tortuosas semanas más pasan. No soy alguien que se rinda fácilmente, pero está empezando a parecer que esta vez no tengo elección. Mingyu todavía me mantiene a distancia y me voy a Chile mañana.

Podría ser el momento de terminarlo.

—De ninguna manera —exclama Mina con furia por el manos libres. Me está haciendo “compañía” mientras empaco para mi expedición, y claramente no está feliz con las conclusiones a las que he llegado—. No vas a terminarlo, Wonwoo. Te preocupas por ese chico.

—Sí, pero no se preocupa por mí —protesto. Resopla ruidosamente.

—¡Ja! Por supuesto que se preocupa por ti. ¿Por qué si no está evitándote tan duro? Está huyendo de sus sentimientos.

No puedo creer que estemos teniendo esta conversación, pero no puedo negar que se siente bien hablar con alguien al respecto. Changkyun y yo apenas hablamos, y mientras que estoy en buenos términos con Shownu y los otros, no es como si nos sentáramos a hablar de mi recién descubierta homosexualidad.

Había estado nervioso como el infierno el día que le conté a Mina, pero fue un gran apoyo de inmediato y casi me sentí estúpido por pensar que podría no serlo. Es mi mejor amiga y su cálida respuesta a mis noticias solo prueba que siempre lo será.

—Tal vez. Pero no cambia el hecho de que no estamos juntos. —He estado intentando socavar las defensas de Mingyu desde su arresto, sin resultado. Es un hombre terco y es obvio que los eventos del pasado mes no solo lo avergonzaron, sino que lo enviaron directamente a su estado estándar de pura desconfianza—. Me voy mañana por la mañana —digo tristemente—. Y ni siquiera se ha despedido aún.

—Aún —repite—. Estoy segura que lo hará.

No estoy seguro en absoluto. Estos días, Mingyu está o encerrado en la biblioteca o trabajando en Jill’s. Está tan determinado a mantener su distancia de mí que no me sorprendería si no viniese a casa esta noche en absoluto.

—Se ha acabado, Ani. No sé qué más hacer para llegar a él. Nunca va a abrirse completamente a mí. O a cualquiera, de hecho.

Suspira suavemente.

—Oh, cariño. Lo siento. Pero aun así no creo que debas rendirte. Antes de ser arrestado, se estaba abriendo a ti. ¿Cierto? Estaba hablando sobre sí mismo, sus sentimientos, ¿ese tipo de cosas?

—Sí, pero lo de los sentimientos es un poco exagerado. La única vez que creo que estaba siendo realmente transparente conmigo fue cuando estábamos hablando en la… —Me detengo de repente. La aplicación.

Eso es, la respuesta. Mingyu nunca ha sido genial en las interacciones frente a frente, fuera de la variedad sexual. Pero cuando estábamos conociéndonos en Kinky, fue tan sincero, tan hermosamente honesto, que fue una de las razones por las que quise conocerlo.

—Tengo que irme —le digo a mi ex novia—. Acabo de pensar en algo.

—¡Oooh! ¿Cuál es el plan?

—No es un plan, en realidad. Te contaré más tarde.

Después de colgar, arranco una hoja de papel de un cuaderno y empiezo a escribir. Mi último mensaje para él, este hombre del que nunca esperé enamorarme, es breve y dulce.

M—Me voy mañana y solo quería decir adiós. Espero que este no sea un adiós para siempre. Realmente espero eso. Por ahora, voy a darte el espacio que tan obviamente necesitas. Pero tengo una petición. Solo una, y prometo que no es locamente irrazonable.
No me elimines en Kinky. Con amor,
JWIII

Luego la deslizo bajo su puerta y espero lo mejor.

TPS- MEANIE - MINWONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora