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Wonwoo

Echo un vistazo a la fiesta y veo todos los rituales de apareamiento habituales. Changkyun está rellenando su vaso de plástico rojo mientras le cuenta chistes a una mujer de la hermandad en un camisón transparente. Ella se ríe y él extiende la mano para tocar su codo.

En serio, el ritual de apareamiento del escarabajo pelotero —donde el macho hace rodar una mierda para impresionar a sus amigas femeninas—, es menos predecible que esta fiesta.

Ni siquiera puedo mantener una conversación porque sigo pensando en Mingyu jodido Kim, y preguntándome si su reto era solo una bravata, o si realmente fue a casa como dijo.

Si aparezco en la casa ahora mismo, ¿me estará esperando? O guardó su teléfono y ordenó otra cerveza, diciéndose: Eso enseñará al imbécil.

Se desconectó de la aplicación también. No hay punto verde en su nombre. Me retó y luego desapareció antes de que pudiera decir algo. Tuvo la última palabra. Odio a ese jodido chico.

Lo odio, y también quiero que me haga una mamada.

Con ese pensamiento, dejo mi propio vaso rojo y me dirijo a la puerta. Ni siquiera miro a Changkyun, porque seguro como el infierno no quiero que me pregunte a dónde voy.

Es una caminata de tres minutos a la casa de Alfa Delta, y me obligo a caminar lentamente. No tengo prisa por parecer un imbécil si realmente no se encuentra allí.

¿Tras qué estoy siquiera? Exhalo un cálido aliento y aparece ante mí como humo en el frío aire de enero. Me siento a la deriva esta noche. Sigo alcanzando mi teléfono para mandarle un mensaje a Mina y entonces me doy cuenta que ya no estamos juntos. Y el mensaje que recibí de mi padre no es un consuelo. Me felicitó por mi presidencia. Ni siquiera preguntó si había ganado. Simplemente lo asumió.

La casa está oscura mientras me aproximo. Desbloqueo la puerta principal y entro al silencio. Cuando cierro la puerta, el sonido hace eco.

Mierda.

Me dirijo a las escaleras, porque tengo que saber. No hay un alma a la vista en el primer o el segundo piso.

Pero entonces oigo la música.

Mi pulso salta mientras subo el último tramo. Y, por supuesto, Kim está en casa. Tiene algún tipo de música saliendo de sus altavoces baratos, un ritmo que está en alguna parte entre R&B y electrónica.

Lo que sea que es, está lo bastante alto para que no me oiga acercarme. Así que tengo una vista privada de él mientras se posa en el borde su la cama, alzando y bajando sus piernas mientras balancea una mancuerna a través de sus tobillos para subir la apuesta en el entrenamiento.

No lleva camiseta y sus mejillas están sonrojadas por el esfuerzo de usar cada músculo que tiene para levantar ese peso. Sus abdominales desnudos tiemblan mientras hace otra repetición con la música sonando sensualmente en el fondo.

Por un largo minuto, simplemente acecho ahí como un rarito y observo. Y me gusta lo que veo, maldita sea. Tal vez es un efecto secundario de la completa destrucción de mi vida, pero me siento atraído por Kim jodido Mingyu.

Esos abdominales, sin embargo. Y ese sinuoso torso. Ni un gramo de grasa sobre él en ninguna parte.

—Hola —digo finalmente, porque no puedo quedarme aquí para siempre sin ser atrapado.

Lo he sobresaltado. Su barbilla gira hacia mí, esos ojos oscuros clavándose en mí mientras frunce el ceño. El movimiento desestabiliza el ejercicio que está haciendo. A cámara lenta, la mancuerna se inclina y cae de sus pies. Y la pérdida del peso lo desequilibra.

TPS- MEANIE - MINWONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora