Capitulo 73: Ese es mi banco...

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Esteban se ha pasado un mundo. No tiene ni puta idea de lo que sucede con mi vida y viene a acusarme de mierdas que nada tienen que ver conmigo. Si lo que quería era sacarme de mis casillas, fastidiarme y hacerme explotar porque supuestamente fui culpable de que se llevaran a Laura y por ello ya no pudo tener nada con ella, dejáme aclararle que lo consiguió. Le odio, a él y a todo el mundo.

J- Deme una cerveza por favor...- le pido a la bartender.

La chica vestida con fachas, piercing y más bien pintas de chula y de carne de presidio, asiente con la cabeza y se va al grifo a servir lo que le he pedido. Me giro encima de la banqueta de madera y cargando mi brazo encima de la barra, observo a las personas del sitio. Llevo horas y horas caminando y buscando donde meterme para al final caer en un sitio de moteros, música hiper alta y delincuentes, un bar en el que le venderían alcohol a un bebé recién nacido sin importarle una mierda que sea ilegal, acá la palabra legal es tan absurda como creer que existe la justicia cósmica.
La costumbre es más fuerte que todo, esto lo descubrí cuando comencé a beber día tras día y hubo un momento en que sentía que esa era mi normalidad. Estar todo el día mareada, yéndome para los lados al caminar y hablar enredado. Me acostumbré a que mi vida solo pasase desapercibida si estaba borracha.

_- Acá tenés tu cerveza...- deja la jarra encima de la barra.
J- Dale...- respondo dándole un sorbo.
_- Vos no sos de por acá ¿cierto?- alza la voz para que se le escuche por encima de la música.
J- No...
_- No tenés pinta de abundar estos sitios... ¿querés un consejo?
J- Decime...
_- Ten cuidado...

La chica se marcha y yo me quedo observando nuevamente el sitio de mala muerte en el que me he metido. Hay unos tipos jugando billar en la esquina. La imagen de Laura viene a mi cabeza, yo le estaba enseñando a jugar, le encantaba el juego aunque no tenía ni idea de cómo se jugaba. Nunca le voy a terminar de entrenar para el juego.

_- Che...- una mujer se mete enmedio.
J- ¿Qué?
_- Ese es mi banco...
J- ¿Tiene tu nombre?
_- Levantáte que estaba sentada ahí yo...
J- Vos lo habés dicho... estabas, ahora estoy sentada yo...
_- No te lo voy a volver a repetir niña... levantáte o...
J- ¿O qué?- le enfrento.

La mina me lanza un golpe con su puño pero lo esquivo moviéndome hacia la derecha. Cómo segunda vez en el día, la atención de todos está puesta en mi, bueno, y en esta mina de muy mal aspecto, mucho más chunga que la de la barra. Karla me enseñó algunas habilidades para pelear, se lo debo.

J- ¿Eso es todo lo que podés hacer?- alzo mis puños y le miro divertida.
_- No sabés con quién te estás metiendo niña...
J- Tampoco me interesa saberlo... aunque con ese golpe de mierda que habés metido, capaz y reconozca tu nombre... pero del circo, payasa...

La mujer lanza otro puñetazo y este si que no me da tiempo a esquivarlo, me da justo en la boca. Llevo mi mano a mi labio, la retiro y veo sangre.

_- ¿A qué ahora no te reís tanto?
J- Si que lo hago...

Extiendo mi puño y le pego con todas mis fuerzas a la mina en la cara. Me mira muy cabreada y yo le miro triunfante. De un momento a otro agarra la banqueta de madera en la que estaba sentada y me pega con ella en la cara. Caigo al suelo muy mareada y comienzo a sentir sus patadas en mi estómago mientras todos las personas del bar le animan a seguir y me abuchean. Luego de cinco fuertes patadas ya no siento lo que me hace, me pesan los párpados y me comienza a faltar el aire. Elys y Chesko corriendo hacia mi es lo último que veo antes de cerrar los ojos.

Lost my voice (Joana Bianchi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora