Capítulo 2

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Pasaron seis años desde el día de su boda. El día más feliz de su vida ya que su matrimonio había sido el más hermoso y envidiado por todas las mujeres del lugar. Pero como bien se ha relatado, había sido, ya que hace tres años, en un ataque pirata, el señor Kakashi había sido asesinado. Sakura apenas salió viva del lugar y desde entonces vivió simplemente bajo el recuerdo de su marido. Todas las personas la llamaban la dama de hielo.

La anterior sonrisa de Sakura, sus ganas de vivir la vida, su alegría, todo se había disipado desde el mismo instante en el que Kakashi Hatake marchó de ese mundo.

Pero la frustración de la joven no terminaba en eso. A pesar de todos los intentos, Sakura fue incapaz de concebir un hijo para su esposo, algo que jamás importó al marido. La quería tanto que era capaz de adoptar a un bebé para que fuera su futuro heredero y la pelirrosa estaba más que dispuesta a hacerlo hasta ese horrible día en el que él la abandonó.

Aun recordaba ese día, el hermoso día en el que ella se encontraba triste y él la consoló.


Sakura caminaba por las playas cristalinas de la isla que su marido había comprado para ambos. Era su lugar privado, solo allí tenían intimidad y podían pasar de todas aquellas miradas incómodas ¿qué problema había con que Kakashi sacara tantos años a Sakura? A ellos no les importaba, ambos eran felices con ello.
El hombre se acercó hacia su lugar y la abrazó por la espalda provocando una hermosa sonrisa en el rostro de la pelirrosa.

—No quiero volver al mundo real —dijo la chica apoyando la cabeza en el torso de su esposo— esa gente mezquina no me gusta.

—Yo tampoco lo deseo pero señora Hatake usted tiene una responsabilidad para con esas personas que tanto la adoran —Sakura sonrió— Se que todas son felices trabajando para ti.

—Y yo estoy realmente orgullosa de tenerlas bajo mi mando —Miró fijamente el atardecer y agachó la cabeza— Lo lamento, lamento ser una inútil, llevamos tres años casados y no he sido capaz de...

—Sakura —el hombre la volteó y vio lágrimas en los ojos de esta— No quiero que llores. No importa que no puedas concebir porque he llegado a una conclusión.

— ¿Qué conclusión? —preguntó la chica.

—Quiero adoptar a un bebé —Sakura abrió la boca impresionada— Quiero que seamos él, tú y yo.

—Pero... —la chica tragó saliva— No será sangre de tu sangre, tu puedes tener un hijo con otra yo te dejaré y luego...

—No quiero tener un hijo con otra. Prometí serte fiel delante de más de cien personas ¿qué valdría si no esa promesa? No valdría nada —ella comenzó a llorar— Ese bebé será nuestro, aunque otra persona lo tuviera en su vientre, será nuestro hijo.


Tayuya abrió las cortinas de la habitación de su hermana que ahora se encontraba a oscuras encerrada con una botella de brandy en sus manos. Odiaba este día, detestaba la idea de saber que su marido se había ido hace tres años y también detestaba que justo hoy fuera el cumpleaños de su sobrino menor. No quería verse obligada a ir a casa de su hermana con sus suegros y sus cuñados. Todos esos niños revoloteando alrededor le volvían loca también.

La chica suspiró y entrecerró los ojos debido a la luz que de repente iluminaba la sala.

—Arriba —Sakura se volteó y siguió acurrucada en la cama— Sakura, basta ya, levanta es el cumpleaños de tu sobrino.

—Es el primero, no recordará que su amargada tía no está —contestó entre dientes— Déjame sola, Tayuya. Quiero dormir.

La chica suspiró y abrió las mantas de la cama de su hermana, se metió en ella y se acurrucó a su lado abrazándola por la cintura. La chica colocó la barbilla en el hombro de su hermana menor y suspiró. Ella sabía que para su hermana era el peor de los días del año pero tan solo intentaba entretenerla. Quería que el comportamiento frío de su hermana fuera cálido y su hermosa su sonrisa brillante de nuevo.

El hermano menorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora