Capítulo 9

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El joven azabache entró en el club de caballeros.
El día anterior había conseguido una pequeña reunión con un adinerado hombre de la zona. Por lo que parecía, él estaba bastante interesado en hacer negocios y por supuesto el azabache estaba dispuesto a escuchar su propuesta.

El chico llegó al gran salón y se acercó a un hombre de pelo largo y suelto. Su piel era clara y sus ojos ambarinos. Tenía un aspecto bastante siniestro pero eso era lo de menos, lo importante era conseguir el dinero. El azabache dio un apretón de manos al hombre y pidió una pequeña botella que tenía reservada en el lugar, era su bebida favorita.
Siempre pensó en crear una bebida propia. Tal vez era hora de intentarlo. Con un poco de suerte podría venderla al por mayor.

—Hola Orochimaru —jamás pensó llamar a este hombre por su nombre de pila. Bueno jamás pensó que podría entrar en este club con total naturalidad para realizar cualquier tipo de negocio. A pesar de que los hijos menores podían hacer sus propias inversiones, al no ser los herederos de las fortunas, no solían tenerlos mucho en cuenta— Espero no haber llegado tarde.

—En realidad yo llegué pronto —habló el hombre con su ronca y seseante voz, le recordaba bastante a una serpiente— ¿Vamos al grano?

—Por supuesto —respondió el chico. Lo bueno de Orochimaru es que tenía algo en común con él, jamás se andaba por las ramas, era directo y si interesaba negociar bien y si no pues como siempre, sin problema alguno.

—Quiero vender un arrozal que tengo en el norte de la región —el chico se llevó la mano a la barbilla ¿un arrozal?— No hay aquí ninguna persona lo suficientemente rica como para pagar por ella, es por eso que...

—La señora Hatake tiene una fuente de ingresos casi tan grande como la mía —dijo el joven Uchiha mirando fijamente al hombre de piel clara— ¿Ha esperado a que viniera a la ciudad teniendo a alguien que tal vez le interesara?

—Hacer negocios con esa mujer es muy frustrante —respondió el hombre— Siempre piensa las cosas demasiado, no se arriesga y puedes tirarte meses y meses para convencerla —el hombre suspiró— Pierde muchas ofertas por su inseguridad.

—Ya veo —el chico puso un rostro pensativo y continuó— Un arrozal... creo que no es mala idea pero por supuesto tengo que ver su estado actual y si va a haber algún inconveniente a la hora de que yo lo use —el hombre asintió. Bueno con eso no habría problema, no se pondría pesado con lo del ¿no confía en mi palabra? La mayoría de los hombres que querían vender tierras era porque estaban en mal estado pero él no era ningún idiota. Por algo había conseguido todo lo que tenía— ¿Cuándo le vendría bien que...?

El chico escuchó a unos hombres murmurar su nombre al otro lado de la sala, le miraban con esa asquerosa mirada de siempre ¿qué demonios les pasaba a todos estos? El chico suspiró y miró de nuevo a su posible futuro vendedor que era consciente de lo que molestaba al chico.

—Te envidian —Sasuke miró a Orochimaru ceñudo ¿qué acababa de decir?— Todos quieren tener aunque sea una pequeña aventura con la señora Hatake y usted llega a la ciudad y ya es visto con ella... —hizo un silencio— No lo han tomado demasiado bien.

— ¿Por qué una aventura? —preguntó Sasuke sin comprender. Ella estaba viuda podía perfectamente casarse.

—Piensan que es... inservible —el chico ardió en furia ¿qué acababa de decir?— No me malinterpretes. Mi mujer murió y tuve que adoptar a Kimimaro para poder tener un heredero —continuó— Ella tampoco me dio un hijo y no por ello tuve problemas.

— ¿Qué problema hay con que ella no le diera hijos a Hatake? —preguntó Sasuke.

—Pasa que es estéril —el chico se volteó y vio a un joven. Era poco mayor que su hermano Itachi. Su piel era clara, su cabello anaranjado y vestía un traje gris perla. Era un amigo de su hermano, Yahiko. Ël tenía una hermosa mujer llamada Konan, que le había dado ya cuatro hijos— Nadie la quiere por eso.

El hermano menorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora