Capítulo 16

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Él dijo que le daría tiempo. Que le dejaría espacio para pensar. Aún así ella no se cansaba de estar con él.
Una noche más, cegados por el deseo, habían pasado una tórrida velada juntos a escondidas de los demás. Y tal vez eso era lo que más le molestaba.
Por alguna extraña razón sentía ganas de gritar a voces que se había enamorado de ese hermoso hombre.

No quería que las mujeres le miraran coquetas, ella era muy recelosa con esas cosas. Aunque en eso ambos se parecían. Aun recordaba como Sasuke el otro día fulminó con la mirada a un hombre que la miraba de forma lasciva.
Esa mirada dominante había conseguido que mojara su prenda más intima. Se sentía como una mujer desvergonzada, pero no podía evitarlo. Ese hombre era el sexo y la pasión personificados y a ella le encantaba.

Se encontraba tumbada sobre su pecho.
Él respiraba de forma tranquila después de una noche de intenso "ejercicio". Incluso habían realizado ya el matutino.
Puso una leve sonrisa, creía haberse vuelto adicta a esto. A él. Sí, también era adicta a Sasuke Uchiha.

El sonido de unos nudillos llamar a la puerta la sacó de su ensimismamiento. Sasuke gruñó rascándose el cabello. Él tenía tan pocas ganas de levantarse como ella.

Ella soltó al azabache y caminó, como Dios la trajo al mundo, hasta la silla donde tenía colocada la bata.
Puso rumbo hacia la puerta y la abrió levemente con una pequeña sonrisa para observar a una joven con la cabeza gacha esperar en el linde de la puerta.

—¿Ocurre algo? —Preguntó Sakura— Es pronto ¿Por qué nos molestan? Ordené expresamente que no lo hicieran.

—Lo sé, señora y yo no quería pero verá —ella se revolvió incómoda— La visita dice que si no salen a la sala el señor Uchiha y usted entrará a la habitación a verlos por sus propios pies.

—¿Qué? —Sakura frunció el ceño'con notoria molestia— ¿Cómo se puede ser tan maleducado?

—Una jovencita que se deja tocar sin haber contraído matrimonio no tiene derecho a cuestionar mi educación —Una voz conocida hizo que brincara asustada. No solo ella. Sasuke saltó de la cama ágilmente y pudo sentir como corría a través de la habitación— Diga a mi hijo ahora mismo que salga de esa habitación, señora Hatake.

—Mikoto...

Quince minutos después, dos orbes negros, fríos y furiosos observaban a la pareja de amantes desde un sillón orejero en el salón.
Mikoto solía ser una mujer amable y sonriente, pero por alguna extraña razón, Sakura sabía que en estos momentos la hermosa cabeza de familia de los Uchiha venía a por explicaciones y también era consciente de que esa mujer no le pondría fácil esto.
Desde que la había visto había entendido que ella no quería que su hijo menor se acercara de ese modo a ella.

—No sé qué diablos estás haciendo aquí, mamá, pero creo que soy mayorcito como para tener que darte explicaciones —comenzó a hablar Sasuke. Si la hablaba así, desde luego no iba a ganar su apoyo.

—Yo no te he enseñado a hablar así, Sasuke Uchiha —le regañó. Sakura los observaba silenciosa. No sabía si debía intervenir o no— Últimamente salías de casa por la noche y no volvías hasta el amanecer. Es obvio que iba a preocuparme, soy tu madre. El día que tengas hijos...

—No voy a tener hijos. Así que olvídalo. —Sakura miró expectante a Sasuke ¿qué había dicho? Ese chico era un tonto— No lo puedo creer ¿Me has puesto un maldito detective? ¿Has hecho que me espíen?

—¡No maldigas, Sasuke!

—¡Basta ya, madre! —gritó Sasuke.

—No. Basta los dos —Sakura se levantó del asiento ceñuda— Si no se dan cuenta esta es mi casa y no tolero las voces —Mikoto la observó inquisidoramente. Por primera vez en la vida Sakura sintió miedo de alguien de su mismo sexo— ¿A qué vino señora Uchiha?

El hermano menorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora