Capítulo 4

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Ino y Sakura paseaban por la ciudad.

La pelirrosa ya no hacía demasiada vida social, solo sabía lo que su amiga Ino le contaba y la verdad eso era demasiado, esa chica se enteraba de cada chisme de la ciudad ¿cómo lo haría? A Sakura en verano le encantaba salir con su amiga a pasear y ya de paso aprovechar y comprar ropa de la última colección para su armario.

Las dos jóvenes entraron en una de ellas, una boutique de gran prestigio donde los vestidos costaban un ojo de la cara pero ¿no venía bien un caprichito de vez en cuando?
Las dos mujeres comenzaron a mirar prendas la última colección era realmente hermosa y rebosaba de colores claros. Colores claros... hacía años que no usaba ese tipo de prendas, desde la muerte de su esposo sus ropajes eran negros, tan negros y oscuros como sus días.

La rubia cogió al menos unos cinco carísimos, elegantes y a la vez sexis vestidos de diferentes tonalidades.

Ino tampoco tuvo suerte en lo que a su marido se refería. El hombre murió de una horrible bronquitis a los dos años de casados, no obstante, cuando el año de luto terminó decidió cambiar su negro vestuario a uno colorido que le sentaba realmente genial. Solo ella podía lucir un vestido simple de un modo tan elegante.
Ino siempre tuvo suerte, era fuerte y bastante despreocupada. Amó a su marido más que a nada en este mundo, eso se demostró al ver como no se separó de él hasta su último aliento. Ella siempre le fue fiel, incluso sabiendo que este la engañaba. En ocasiones hubiera arrancado la cabeza a ese hombre por no saber lo que tenía.

Ahora la rubia volvía a vivir su vida y se casaría en un par de meses.

Sakura tomó un hermoso vestido de color negro con pedrería del mismo color. A diferencia de Ino ella después de tres años seguía guardando sus respetos a su esposo.

— ¿Qué te parece éste? —preguntó Sakura a su amiga mostrándole el vestido.

—Feo —Sakura frunció el ceño y cogió otro del mismo color para enseñárselo— Feo al cuadrado —Sakura bufó ¿por qué no le gustaba ninguno?— Un rosa pastel, un verde claro, incluso un rojo sería perfecto.

—Me niego —respondió rotunda la viuda Hatake.

—Entonces no preguntes —Ino sonrió picajosa y ella se cruzó de brazos con enfado para más tarde dejar el vestido de nuevo— Venga Sakura pruébate el vestido no digo que lo compres —Sakura negó con la cabeza, ¿acaso no sabía que un no era un no?— Por favor...

—De acuerdo —cedió la pelirrosa al ver como su amiga ponía ojitos, siempre cedía cuando veía ese rostro.

La chica fue hacia los probadores y se colocó uno de los hermosos vestidos que su amiga le entregó, mataría a Ino Yamanaka, moriría en sus manos algún día de eso estaba segura.
El rosa pastel era hermoso y hacía mucho que no se vestía con él. Suspiró y salió del probador avergonzada para encontrarse con su amiga y dos pelinegros a varios metros de distancia. Uno era un niño y el otro... ¿por qué de todos los Uchiha era con él con quien tenía que encontrarse? ¿Por qué era él el que la tenía que ver vestida de nuevo con color?

—Tía Sakura —gritó el primogénito de su hermana yendo hacia ella— ¡Qué bien que ya te encuentras mejor! ¿Quieres venir a jugar con nosotros?

—Ahora estoy ocupada tesoro —dijo agachándose para besar a su sobrino.

—Eres muy aburrida nunca juegas con nosotros —Sakura rió y acarició el rostro del pequeño al ver el gracioso mohín que en él se reflejaba.

Ino se acercó a ella de nuevo dejando a Sasuke mirando vestidos de niñas con una sonrisa bobalicona en su rostro ¿Qué hacía, comprar un vestido a una de sus hijas perdidas? Ese chico siempre la sacó de sus casillas. Por alguna razón jamás le gustó pero bueno él ahora ya lo sabía.

El hermano menorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora