» ᴅᴇᴍᴇɴᴛɪᴀ « | goldric ; hundric

» 𝚝𝚠𝚎𝚗𝚝𝚢 𝚘𝚗𝚎 ; 𝚕𝚘𝚗𝚐 𝚗𝚒𝚐𝚑𝚝 «

» 𝚝𝚠𝚎𝚗𝚝𝚢 𝚘𝚗𝚎 «

𝚕𝚘𝚗𝚐 𝚗𝚒𝚐𝚑𝚝

» • 𝙷𝚞𝚗𝚝𝚎𝚛 ;

Nunca había sentido tantas ganas de echarme a llorar. Había sido capaz de aguantar el dolor durante toda la noche. Cuando me golpearon, cuando vi como los paramédicos metían a un Edric inconsciente en la ambulancia, incluso cuando mi tío me encaró y pude ver la marca que aquella noche había dejado en mi muñeca. Aguante las lágrimas y me tragué el nudo que se me formaba en la garganta. Pero en cuanto se fue de la habitación del hospital, sin mediar más palabra y me encontré solo con mis pensamientos fue cuando no pude aguantarlo más.

Ni siquiera sabía por que lloraba exactamente. Por Edric, por la indiferencia de mi tío, por la sobrecarga de emociones negativas que me había supuesto las últimas horas... Todo eso se juntaba, creando una maraña de sentimientos confuso que acabó materializándose en lágrimas. Lágrimas de tristeza, de dolor, de desesperación.

Odio llorar. Me hace sentir vulnerable y estúpido, pero en aquel momento me sentí tan pequeño en comparación a todos mis problemas que ni siquiera me importó. Me había metido en una pelea, en la que había puesto en peligro a mi novio. Y ahora por mi culpa bien podría estar muerto o en coma, que yo no lo iba a saber. Traté de preguntar mil veces como estaba Edric, pero nadie parecía querer decírmelo. Nadie quería decirme donde estaba. Lo único que veo al salir del hospital junto a la inhóspita compañía de mi tío es al matrimonio de los Blight discutiendo en la sala de espera. No logro distinguir que es lo que dicen, pero tampoco quiero hacerlo. En mi cabeza todos sus gritos me culpan del estado de su hijo.

El viaje de vuelta a casa se me hace todavía más desolada. Durante todo el trayecto nadie intercambia una palabra. Ni siquiera cuando llegamos y me deslizo entre la oscuridad del hogar para llegar hasta el baño mi tío trata de detenerme

Así que aquí estoy ahora. Mirándome al espejo en medio de la penumbra, apreciando el reflejo de alguien que no parezco yo. Alguien con el rostro lleno de moratones, las mejillas empapadas y los ojos rojos. Alguien que me mira con desaprobación.

" Deberías ser tú el que esta en ese hospital ahora mismo" dice el reflejo " Tú deberías estar sufriendo esto, no él. Tu eres el culpable"

" Tú eres el culpable "

" Tú eres el culpable"

Mi mente repite la misma frase una y otra vez, como si se tratara de un disco rayado. Abro el grifo y el contacto del agua helada con mis manos me hace volver a la realidad. Hecho un poco en mi cara, limpiando mis lágrimas, secando mis ojos. Quizás así pueda borrar la culpa de mi. Pero en cuanto levanto la cabeza me encuentro otra vez con la mirada de rechazo del reflejo.

Con el rostro aún goteando ligeramente, arrastro los pies saliendo fuera del baño. Esperaba que mi tío ya se hubiese ido a dormir, pero en lugar de eso me sorprende ver la luz de la cocina encendida. Mi mente me dice que simplemente me vaya a mi habitación, me meta en la cama y siga torturándome internamente hasta quedar inconsciente. Pero por alguna razón mis instintos no obedecen, y mis piernas acaban dirigiéndose hacia la cocina. Una vez allí me quedo estático en el umbral de la puerta, sin atreverme a cruzar esa franja. Observo a mi tío, quien deja dos tazas de café encima de la mesa, para después reparar en mi presencia. Nos quedamos mirando durante unos segundos y luego hace un pequeño gesto, indicando que me siente. Yo obedezco por inercia. En otras ocasiones me lo habría pensado dos veces, pero en estos momentos me siento tan vacío que mi cuerpo solo se limita a responder a los estímulos sin tan siquiera meditarlo antes.